«Si no te gusta algo, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia de actitud. No te quejes» —Maya Angelou Las cosas más importantes y satisfactorias de la vida (hijos, relación, carrera profesional, etc.) requieren una gran tolerancia a la incomodidad, el riesgo y la frustración. Porque son difíciles. Cuando nos quejamos por todo, estamos demostrando que tenemos una baja tolerancia a las incomodidades y el dolor. Así que es muy probable que no estemos luchando por obtener las cosas más satisfactorias de la vida. Evitar la queja nos ayuda a forjar el carácter triunfador que todos necesitamos. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
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«Tres bienes básicos deben regir la educación: el control, el disfrute y el entendimiento de la vida»
Versión Vídeo, AQUÍ Versión Audio, AQUÍ Todos sabemos que la educación es importante. Sabemos que es necesaria para poder ganarnos la vida. Cuantas más competencias aprendamos, mayores posibilidades tendremos de que nuestra economía prospere. En un mundo en el que la tecnología tiene un papel tan dominante, parece obvio que la ciencia (la base de la tecnología) ocupe un lugar prioritario en la educación. Aquellos que cuenten con sólidos conocimientos en matemáticas, física, química, biología, serán los privilegiados que gozarán de las mejores oportunidades laborales. Sin embargo, el papel de la educación es mucho más importante. Va más allá de dotarnos de los conocimientos necesarios para conseguir empleo. Will Durant (1885 - 1981) fue uno de los más importantes intelectuales del siglo pasado. Conocido ante todo por su obra monumental, The Story of Civilization. En un extraordinario libro publicado poco antes de su fallecimiento, Fallen Leaves, Durant nos obsequia con importantes reflexiones acerca de la educación. Para este historiador y filósofo, la educación debe jugar un papel más importante que darnos los medios para obtener trabajo. Por ello, la ciencia no puede ser la única protagonista. Veamos que nos dice el sabio Durant: El énfasis en la ciencia no ha traído paz al alma.
Así que la educación nos debe ayudar a entender, disfrutar y controlar la vida. No solo a conseguir empleo.
Pero ¿qué es la educación? Pues bien, la educación es el resultado de dos procesos; en el primero la especie transmite al individuo el conocimiento acumulado, y en el otro, el individuo aplica ese conocimiento para mejorar su vida. Dejemos que sea Durant quien se explique: Dos procesos constituyen la educación y se unen en ella; en el primero, la raza transmite al individuo en formación la abundante herencia de conocimiento que ha acumulado: técnicas, moral y arte; en el otro, el individuo aplica esta herencia al desarrollo de sus capacidades y al embellecimiento de su vida. La persona a medida que absorbe este legado, se transforma; deja de ser un animal y se convierte en hombre, pasa de salvaje a ciudadano. Quizás, si su digestión es buena, abandonará su condición de bobalicón y llegará a sabio.
La supremacía del ser humano sobre la tierra se debe en gran parte a su capacidad de transmitir el conocimiento a las siguientes generaciones. Cosa que no puede hacer ninguna otra especie.
Si un león aprende algo nuevo, no puede transmitirlo a sus descendientes, por lo tanto, ese conocimiento muere con él y las siguientes generaciones tendrán que aprenderlo de nuevo. Con el ser humano no ocurre así, este transmite a sus descendientes las cosas que descubre, de esta manera el conocimiento se hace acumulativo. Avanzamos sobre los hombros de nuestros antepasados. Pero si la transmisión de conocimiento se interrumpiera, volveríamos a nuestro estado más primitivo: La educación es el perfeccionamiento de la vida, el enriquecimiento del individuo mediante el patrimonio de la raza. Si este proceso vital de transmisión y absorción se interrumpiera durante medio siglo, la civilización terminaría; nuestros nietos serían más primitivos que los salvajes.
Como se dijo antes, Durant considera que la educación debe ayudarnos a entender, disfrutar y, hasta cierto punto, controlar la vida.
Veamos que dice acerca del control: ¿Qué tipo de educación personal desearía que nuestros hijos recibieran? En primer lugar, y dentro de los límites de la naturaleza y las circunstancias, quiero que adquieran cierto control sobre las condiciones de sus vidas. Dado que la condición primaria de la vida y la raíz más fuerte de la felicidad es la salud, me gustaría verlos abundantemente instruidos en el conocimiento y cuidado de sus cuerpos. El cuerpo es la forma visible y el órgano del alma; y tal vez, de alguna manera maravillosa... a través de miles de millones de años de deseo y esfuerzo, el cuerpo es la creación del alma (la forma proviene de la función, la función proviene del deseo, y el deseo es la esencia de la vida). Por lo tanto, no hay nada escandalosamente epicúreo en el deseo de estar físicamente sano y limpio; la limpieza se ha puesto al mismo nivel que la piedad, es difícil ser cruel cuando uno está en perfecto estado de salud. Se debería hacer de la educación en salud un curso obligatorio en todos los años de escolarización desde el jardín infantil hasta el doctorado.
Sin una buena salud es difícil vivir una gran vida. Pero vivir una vida plena también requiere una sólida formación moral.
No se puede vivir bien en medio del vicio y la corrupción. Los más sabios de todas las épocas han estado de acuerdo en que que la felicidad pasa por la virtud: La excelencia moral, como dijo Aristóteles, es un hábito, no una idea... Buscaría inculcar, día tras día, desprecio por la violencia y respeto de la ley, y defendería la libertad como la esencia de la personalidad en un alma o un pueblo; En resumen, nunca pensaría que el principal propósito de la educación es formar académicos, sino formar seres humanos.
La habilidad más importante de todas, de la que depende todo lo demás, es la disciplina. En el arte de la autodisciplina se halla la base del control de la vida:
Quizás la habilidad básica que debemos pedirle a un maestro que imparta a su alumno es la capacidad de disciplinarse a sí mismo; porque en esta época tormentosa, cada individuo, al igual que todos los pueblos, a la larga tienen solo dos opciones: un efectivo autogobierno o una dominación de hecho…
Quien no se sepa gobernar a sí mismo, sea una nación o un individuo terminará siendo gobernado por alguien más.
Sin embargo, la disciplina no basta, también debemos adquirir la habilidad de tomar buenas decisiones. De nada sirve aplicarse disciplinadamente a una idea errada. Sócrates pensaba que la sabiduría era la única virtud real; y si uno se asegura de distinguir la sabiduría de la inteligencia, podemos hallar mucha virtud y sabiduría en su opinión. La inteligencia es la capacidad de adquirir y acumular ideas; sabiduría es la capacidad de usar la experiencia, incluso la experiencia de otros, para el establecimiento y el logro de nuestros objetivos. Un hombre puede tener un millón de ideas y, sin embargo, ser un criminal o un tonto; es difícil para una persona sabia ser cualquiera de las dos.
Disciplina, sabiduría, moralidad y una buena salud nos ayudan a establecer cierto control sobre nuestras vidas. Pero la vida no se puede controlar por completo. Aprender a aceptar esta verdad hace parte de aprender el arte de vivir.
La salud, el carácter y la inteligencia nos ayudan a controlarnos a nosotros mismos y a nuestras vidas y, por lo tanto, constituyen las bases de una personalidad libre y uno de los objetivos principales de la educación. Pero el mismo Goethe, que sostenía que la personalidad lo era todo, al final nos advirtió que los límites están en todas partes. El círculo dentro del cual podemos guiar nuestras propias vidas es estrecho; A su alrededor se encuentran las compulsiones biológicas, económicas y políticas de nuestro estado; y más allá de estos está el espacioso reino del accidente y el destino incalculable. La educación debe enseñarnos no solo la técnica, sino también los límites del control y el arte de aceptar esos límites con gracia. Todo lo natural es perdonable.
Las recomendaciones de Durant nos ayudarán a buscar para nosotros y para nuestros hijos la educación más necesaria y útil.
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Versión Vídeo, AQUÍ Versión Audio, AQUÍ Cada que llega el fin del año, se hace más fuerte en nosotros el deseo de enmendarnos. Miramos con esperanza el nuevo ciclo que comienza; decididos a por fin realizar esos cambios que tanto deseamos hacer. Volvernos más madrugadores o puntuales, dejar de ver tanta televisión o dedicar menos tiempo a las redes sociales. Recuperar nuestra salud y vitalidad abrazando un estilo de vida sano. Ser más pacientes con nuestros hijos. Más atentos con nuestra pareja. No faltan cosas en las que mejorar. Nuestro jardín se puede embellecer todavía más. La información acerca de como llevar a cabo con éxito la transformación, abunda . Todo Pedro y todo Juan publica su receta particular de transformación exitosa. Y, dada la enorme tasa de fracaso y abandono que existe en los propósitos de nuevo año, recibir una buena asesoría parece indispensable. Así que aquí voy yo también, dispuesto a contribuir con mi granito de arena a la avalancha de publicaciones con consejos sobre como convertirnos este año en nuestra mejor versión. Aunque más que una receta paso a paso de como transformarnos, mi contribución es acerca de la mentalidad con la que debemos afrontar el reto de mejorar. Dos atributos resultan indispensables: confianza y humildad. Empecemos por el segundo. El ser humano es una especie acostumbrada a imponer su voluntad, hemos dominado los campos, los mares y el aire. Incluso nos atrevemos más allá de los límites de nuestro planeta. Considerando los diversos campos en donde hemos podido establecer nuestro dominio, parecería entonces que gobernar sobre nosotros mismos es asunto menor. Pero no es así. Cualquiera que haya intentado cambiarse así mismo sabe que esa no es empresa fácil. No podemos tiranizarnos a nosotros mismos. Conozco muy pocos casos en los que alguien haya decidido alterar algo de su comportamiento y lo consiguió a la primera. La mayoría de nosotros vamos progresando de tropiezo en tropiezo. Avanzamos dos pasos, retrocedemos uno. Nos levantamos, caemos de nuevo, y volvemos a levantarnos. Y así hasta que el cambio por fin se asienta, se hace parte de nuestra naturaleza y es entonces cuando podemos declararnos victoriosos. Así es que el cambiarnos lo debemos enfrentar con humildad, no con arrogancia. Debemos prepararnos para una lucha feroz en la cual vamos a perder numerosas batallas, pero si persistimos terminaremos ganando la guerra. Yo se que quizá este no es el consejo que desearías oír. Preferirías encontrar una receta a prueba de balas. Pero la experiencia me ha enseñado que conocer la verdad sobre lo que vamos a afrontar, nos da mayores oportunidade de éxito. Si pensamos que vamos a enfrentar una tarea fácil, cuando se produzcan los contratiempos nos vamos a frustrar, nos sentiremos impotentes, y es muy probable que abandonemos. Pero si sabemos que es algo difícil, estaremos preparados, será más probable que nos levantemos después de alguna caída, y que continuemos persistiendo hasta que encontremos la victoria. Cambiar no es fácil, pero es posible. Por ello también debemos confiar en nuestra capacidad para hacerlo. Aunque son muchos los que fracasan, hay otros que triunfan. Que algunos puedan lograrlo, es prueba de que nosotros también podemos hacerlo. No hay ninguna razón para pensar menos de nosotros. Así que con confianza y humildad es como podremos hacer que el próximo año sea un tiempo de progreso y victoria. Esos son mis más sinceros deseos para ti, que el nuevo año que comienza esté lleno de amor, logros y satisfacciones. Felices fiestas. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ Un pequeño mensaje para darte las gracias por permitirme entrar en tu vida, me siento un afortunado por poder compartir contigo este viaje maravilloso que se llama vivir. Quiero también desearte una felices fiestas y un nuevo año lleno de amor, logros y satisfacciones. Aprovecho esta oportunidad para celebrar contigo (¡y agradecerte!) el crecimiento del proyecto Las Notas del Aprendiz. Hoy seguramente seremos 2.000 los miembros de esta comunidad. Esta cifra lo que hace es profundizar mi compromiso contigo, mi dedicación a traerte las mejores ideas y herramientas para que sea posible tu evolución como persona, para que te conviertas en la más extraordinaria versión de ti mismo. Con mucho amor, Pablo Versión en Vídeo, AQUÍ Versión Audio, AQUÍ El propósito de la vida, afirma M. Scott Peck, autor del muy buen libro El camino menos transitado, es «el crecimiento espiritual del ser humano». No puedo estar más de acuerdo. El secreto para vivir una gran vida se halla en nuestra constante evolución. Cuando ponemos como propósito principal nuestro crecimiento, toda nuestra vida mejorará. Seremos mejores profesionales, padres, parejas, amigos. Si tu todavía estás preguntándote, «¿cual es mi propósito?», empieza trabajando en ti mismo. No vas a fallar, porque como vamos a ver más adelante, tu evolución como persona te va a traer, principalmente, claridad. Y con esa claridad podrás luego conducir tu vida por los senderos más verdaderos. Pero antes de eso, definamos que es crecimiento. Crecimiento es ir dejando atrás las inclinaciones y comportamientos más primitivos que aún habitan en nuestro corazón. Los seres humanos somos animales. Muy sofisticados, si, pero al final de cuentas, animales. Esa naturaleza nos hace comportarnos en algunas (o mejor, en muchas) ocasiones, más como salvajes que como seres evolucionados dotados de inteligencia. El egoísmo, la agresividad, los celos, el tribalismo, son cosas que hacen parte de la naturaleza humana. Fueron útiles cuando vivíamos en un medio más salvaje y peligroso. Pero hoy no son solo obstáculos que impiden la evolución de nuestra especie, también amenazan nuestra supervivencia. Los seres humanos tendemos a poner nuestras necesidades y deseos por encima de cualquier cosa, y eso a veces nos hace actuar de forma nociva y miope. Veamos un ejemplo, el gusto por la carne es algo natural y casi universal. Las estadísticas señalan que una de las primeras cosas que hacen las personas cuando aumenta su nivel de ingresos, es aumentar su consumo de carne. Sin embargo, resulta que el consumo de carne presenta varios problemas. El primero es que la ganadería es una de las mayores amenazas medio ambientales. Los desechos de la actividad y la gran cantidad de tierra necesaria para producir el alimento del ganado, hacen insostenible para el planeta el actual nivel de consumo. El otro problema es el sufrimiento animal. La producción industrial de carne significa que millones de seres vivos, que sienten dolor, son tratados sin consideración como piezas de una cadena de montaje. Esas son razones poderosas que debieran incitarnos a moderar nuestro apetito por las proteínas animales. Pero no es así, preferimos saciar nuestra voracidad sin que nos importe el sufrimiento de otros seres y poniendo en peligro la supervivencia del planeta y, por lo tanto, de la especie. Para el filósofo y poeta Henry David Thoreau, prescindir de los alimentos animales es manifestación de elevación espiritual. De esta manera, con prosa delicada y elocuente, se expresó: Creo que cualquier hombre que se proponga seriamente conservar sus facultades superiores o poéticas en las mejores condiciones, se inclinará por abstenerse de tomar alimento animal o demasiado alimento de cualquier clase.
Crecer espiritualmente significa entonces, moderar esos impulsos primitivos e inconscientes, para ir dando paso a un comportamiento que esté mayormente guiado por la razón, la empatía y el amor.
Continuemos con el sabio Thoreau: Somos conscientes del animal que hay en nosotros y que se despierta a medida que nuestra naturaleza superior se adormece. Es reptil y sensual y tal vez no pueda ser extirpado, así como no podemos expulsar a los gusanos que, incluso en vida y con salud, se encuentran en nuestro cuerpo.
Ok, perfecto; ya sabemos que nuestro avance espiritual consiste en ir dejando atrás al animal que hay en nosotros.
Ahora necesitamos saber, ¿por donde empezar? Fácil, debemos empezar por prestar atención, por despertarnos del letargo en el cual vive la inmensa mayoría de la humanidad. Otra de las características del hombre es que, aunque tiene conciencia, no la usa con frecuencia. La mayor parte del tiempo vamos distraídos por el parloteo perpetuo de nuestra mente. No prestamos atención, y cuando no vamos atentos, en lugar de conducirnos de acuerdo a nuestras más altas facultades, lo hacemos guiados por nuestra naturaleza primitiva. Así que para que se instale lo sabio y lo divino en nosotros, lo primero es hacernos más conscientes, estar más presentes. Vivir en el aquí y en el ahora. No existe facultad más importante que esta. Escuchemos de nuevo al sabio H. D. Thoreau: Ningún método ni disciplina pueden suplir la necesidad de estar siempre alerta. ¿Qué es un curso de historia, filosofía o poesía, por bien elegido que esté, o la mejor compañía, o la más admirable rutina de vida, comparados con la disciplina de mirar siempre lo que hay que ver? ¿Serás sólo un lector, un estudiante, o un visionario? Lee tu destino, mira lo que hay frente a ti y camina hacia el futuro.
Cuando salimos del estado hipnótico en el que vamos la mayor parte del tiempo y prestamos atención, toda nuestra vida, desde lo más simple y cotidiano, hasta lo más extraordinario, se convierte en suelo propicio para nuestra evolución espiritual.
Si hablamos con nuestros hijos, con amor, reverencia y respeto, escuchando atentos lo que nos dicen, estamos avanzando en nuestra espiritualidad. Si nuestro trabajo lo hacemos, no de manera distraída y por salir del paso, sino con afecto y buscando infundir en él nuestras más excelentes virtudes, estamos avanzando en nuestra espiritualidad. Si cuando caminamos, en lugar de ir mirando la pantalla del bicho que nos distrae en todo momento, miramos atentos a la vida a nuestro alrededor, estamos avanzando en nuestra espiritualidad. Cultivar la atención, vivir en el aquí y en el ahora, es el camino hacia nuestro más extraordinario yo. No necesitamos mucho más, solamente despertar. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ Versión Vídeo, AQUÍ Versión Audio, AQUÍ Walden, es quizá, la obra por la cual el gran filósofo y poeta trascendentalista Henry David Thoreau (1817 - 1862) es más conocido. Este libro, escrito en prosa de poética belleza, es una oda a los enormes tesoros que se esconden en la soledad, la vida sencilla y la autosuficiencia. Thoreau se fue a vivir a un bosque cercano de su ciudad durante dos años y medio, manteniéndose con lo que él mismo producía. La consecuencia de ese experimento es Walden, obra que sintetiza las experiencias y lecciones aprendidas durante el tiempo que vivió en medio de la naturaleza. Una de mis partes favoritas del libro, por supuesto, es aquella que hace referencia a encontrar tu propio camino (uno de los temas predilectos de Las Notas del Aprendiz), y vivir una vida que es fiel a nosotros mismos, hacia quienes somos en realidad. ...deseo que haya tantas personas diferentes en el mundo como sea posible; quisiera que cada uno fuera muy cuidadoso en descubrir y seguir su propio camino, no el de su padre o el de su madre o el de su vecino. El joven puede construir o cultivar o navegar, que nada le impida hacer lo que me dice que desearía hacer. Somos sabios sólo por un punto matemático, como el marinero o el esclavo fugitivo que conservan a la vista la estrella polar, pero esa es suficiente guía para toda la vida. Puede que no lleguemos a puerto en el periodo previsto, pero mantendremos el rumbo.
La sabiduría que necesitamos para hallar nuestra senda, ya se encuentra con nosotros, no necesitamos buscar fuera; está en nuestro interior.
Si escuchamos lo que nos dice nuestra alma, o como Thoreau lo llama, ‘nuestro Genio’; no nos vamos a perder. Su guía es tan exacta como la que la estrella polar ofrece a navegantes y fugitivos. La precisión es matemática. Nos advierte Thoreau también, que lo que nos dice nuestro genio es más verdadero para nosotros que lo que el resto de la humanidad considera cierto. Incluso pueden ser consideradas locuras, pero ese es nuestro camino. Nadie ha dicho que vivir de manera auténtica iba a estar exento de peligros. El que escucha las más leves, pero constantes sugerencias de su genio, que son sinceras, no alcanza a ver hasta qué extremos o a qué locuras podría llevarle y, sin embargo, a medida que se vuelva más resoluto y fiel, ese será su camino. La más leve objeción que un hombre sano percibe prevalecerá sobre los argumentos y costumbres de la humanidad. Nadie que haya seguido a su genio se ha descarriado. Aunque el resultado fuera la debilidad corporal, tal vez nadie podría lamentar las consecuencias, pues esa sería una vida de acuerdo con principios superiores.
La opinión generalizada sobre el éxito es que este es una combinación de dinero, reconocimiento y poder. No es así.
Las recompensas que obtenemos por seguir nuestro camino son más sutiles y de un orden más extraordinario. Puede ser que nuestro deseo sea vivir una vida modesta y contemplativa, que, aunque no disfrutará de los “beneficios” que brinda el dinero y la fama, se sentirá llena de gloria porque estaremos viviendo según nuestros más ciertos anhelos. Si el día y la noche son tales que los saludáis con alegría y la vida desprende una fragancia como las flores y las hierbas aromáticas, y es más dúctil, más estrellada, más inmortal, ese es vuestro éxito. Toda la naturaleza es vuestra felicitación y tenéis motivos para bendeciros temporalmente. Las mayores ganancias y valores están lejos de ser apreciados. Fácilmente llegamos a dudar de que existan. Los olvidamos pronto. Son la realidad más elevada. Tal vez los hechos más sorprendentes y más reales nunca se hayan comunicado de hombre a hombre. La verdadera cosecha de mi vida diaria es algo tan intangible e indescriptible como los matices de la mañana o de la tarde. He cogido un puñado de polvo estelar, un segmento del arco iris.
Ahora bien, nuestro camino es único. Las marcas que dejan las pisadas de otros no son nuestras guías.
Para hallar la ruta verdadera debemos estar dispuestos a sentirnos perdidos. Hasta que no abandonemos la seguridad de lo conocido no encontraremos lo que es nuestro. Hasta que no nos perdamos o, en otras palabras, hasta que no perdamos el mundo, no empezaremos a encontrarnos a nosotros mismos y a advertir dónde estamos y la infinita extensión de nuestras relaciones.
Para algunos, o mejor dicho, para la inmensa mayoría, vivir de manera acorde a nuestro genio puede parecer una locura.
Por fortuna, cuando decidimos avanzar por esa ruta, no estamos solos, casualidades extraordinarias llegan en nuestra ayuda; hadas y duendes caminarán con nosotros para guiarnos hasta la Tierra Prometida. Al menos, aprendí con mi experimento que si avanzáramos confiadamente en la dirección de nuestros sueños y nos esforzáramos por vivir la vida que habíamos imaginado, nos encontraríamos con un éxito inesperado en las horas corrientes. Dejaríamos cosas detrás, traspasaríamos un límite invisible; leyes nuevas, universales y más liberales empezarían a promulgarse alrededor y dentro de nosotros, o se extenderían las antiguas y serían interpretadas a nuestro favor de un modo más liberal, y viviríamos con el permiso de un orden más elevado de seres. Conforme simplificáramos nuestra vida, las leyes del universo parecerían menos complejas y la soledad ya no sería soledad, ni pobreza la pobreza, ni debilidad la debilidad. Si habéis construido castillos en el aire, vuestra obra no tiene por qué perderse: están donde deben estar. Ahora hay que poner los cimientos debajo.
Walden es una extraordinaria obra que con seguridad dará para muchos más artículos.
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Ay, nuestra mente, tanto sufrimiento que nos causa. Nuestra mente está diseñada para ayudarnos a sobrevivir. Lo cual no es asunto menor y debemos agradecer. Sin embargo, que sea este su objetivo primordial nos causa algunos problemas serios. Dos son las razones principales. La primera, el programa de supervivencia con el que venimos equipados está muy desactualizado (¡miles de años!). La mayor parte de nuestra evolución ha ocurrido en un entorno salvaje y peligroso, no en el entorno urbano y más civilizado donde nos desenvolvemos hoy. Nuestros ancestros enfrentaban muchísimas más amenazas a su supervivencia de las que enfrentamos nosotros. Lidiar con situaciones en las cuales podían perder su vida era cosa frecuente. Hoy por fortuna no es así. El mundo, como lo demuestran las estadísticas, es cada vez más seguro y menos personas tienen que enfrentarse a situaciones de vida o muerte. A pesar de ello, seguimos siendo muy aprensivos, pues nuestro programa mental no se ha modificado para ajustarse a la nueva realidad. Seguimos teniendo la misma mente intranquila del paleolítico. La segunda razón es que una vez asegurada la supervivencia, empezamos a desear algunas cosas más; como por ejemplo, ser felices. Pero el software humano lo apuesta todo a la supervivencia; y lo de ser felices queda como un asunto (muy) secundario. Estas son las causas por las cuales nuestra mente tiene un sesgo tan marcado hacia lo negativo. Le prestamos mucha más atención a las cosas que no están funcionando, o que pueden resultar perjudiciales, que a las cosas positivas que ya tenemos en nuestra vida. En nuestras relaciones personales este sesgo resulta bastante dañino Los lazos que formamos con otras personas están muy lejos de ser perfectos. No pueden serlo dada la naturaleza imperfecta de cada uno de nosotros. Así que siempre habrá asuntos en las relaciones que no son de nuestro total agrado. Y, como la mente del ser humano tiende a prestar mucha más atención a lo negativo, las cosas positivas quedan en segundo plano, creando la impresión de que nuestras relaciones están peor de lo que en realidad son. Puede ocurrir, por ejemplo, que con nuestra pareja hubiesen dos o tres cosas que no están funcionando, pero que a su vez, hay otras muchísimas que si. Pero la mente, con su tendencia sombría, nos hace ignorar todo lo bueno y centrarnos en lo malo. ¿El resultado? Más infelicidad y fricción de la que debería haber. Bien, ahora que ya tenemos el diagnóstico, que sabemos las causas; necesitamos saber ¿qué podemos hacer? Fácil, combatir negatividad con positividad. El cerebro humano por fortuna es moldeable, la práctica y el entrenamiento lo modifican. Así que podemos recablear nuestra mente para que tenga una visión más equilibrada de la realidad. Si hacemos un recuento diario de las cosas buenas que nuestros seres queridos traen a nuestra vida, poco a poco iremos modificando la tendencia natural, y empezaremos a tener una visión (y una mente) más balanceada. Para esto basta con dedicar unos pocos minutos cada día a pensar (mejor si también lo escribimos) en las cualidades positivas o en las cosas buenas que nuestros seres queridos traen a nuestra vida. Te lo puedo garantizar (yo lo practico y he experimentado resultados maravillosos), en poco tiempo empezarás a notar como el aprecio hacia las personas de tu vida aumenta de manera significativa. Con esta práctica no solo aumentarás el afecto hacia las personas más importantes en tu vida, también ellas te estimarán más. Notarán tu cambio de actitud hacia ellas y te lo recompensarán con más afecto hacia ti. Ganamos todos. Ahora bien, de ninguna manera estoy sugiriendo que debas hacer caso omiso de las dificultades que hay en tu vida. Las cosas que no funcionan debemos solucionarlas. De lo que se trata es de no permitir que lo negativo tenga un peso desproporcionado y haga que no le demos importancia a las que sí funcionan. Y puede ocurrir también, que eso que pensamos que era un gran problema, visto con ojos más ecuánimes, no parezca ahora tan importante y estemos incluso dispuestos a tolerarlo de buen agrado. Así que ya lo sabes, cuenta las cosas buenas que tus seres queridos traen a tu vida, verás como tus relaciones mejorarán. Y no olvidemos una cosa, las relaciones son el factor más importante en la calidad de nuestra vida: no se puede ser feliz sin buenas relaciones con las personas más cercanas. Este es un pequeño esfuerzo que paga enormes beneficios. Vale la pena. Te lo aseguro. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ Versión en Vídeo AQUÍ Versión Audio AQUÍ Éxito; en revistas, periódicos, páginas de internet, vídeos y libros, encontramos abundante información acerca del éxito, de cómo llegar a ser exitoso, de cómo llegar a ser exitoso súper rápido, de los atajos más efectivos para ser exitoso. Pero resulta que acerca del éxito, de lo que es, y más importante aún, de cómo vivir una vida exitosa; existe muchísima confusión. La mayoría de las personas tiene una noción muy estrecha acerca de este término. Se piensa que éxito consiste en disfrutar de una combinación de riqueza, reconocimiento, poder y, si es posible, también algo de fama (o mejor, ¡mucha fama!). Pues bien, en este artículo voy a intentar traer claridad sobre este asunto y quizá, si hago bien mi trabajo, inspirarte a luchar por vivir una vida exitosa. Sin más demora, empecemos. La palabra «éxito», así no más, desnuda, sin añadirle nada; significa obtener lo que uno quiere. Si yo tengo hambre y puedo comer, pues soy exitoso saciando mi apetito. Si tengo sueño y puedo dormir, acabo de triunfar. Pero vivir una vida exitosa es un concepto completamente diferente, que no se ciñe solo a dinero, fama y comodidades. Hay un dicho que expresa una gran verdad: «Éxito es obtener lo que uno quiere y felicidad es querer lo que uno tiene». Lo que todos buscamos en definitiva es la felicidad (entendida como un sentimiento de profunda satisfacción con nuestra vida). Así que la persecución del éxito es en realidad, la búsqueda de la felicidad. Entonces, si lo que obtengo por mi esfuerzo es de mi agrado, soy feliz. Pero puede ocurrir que alguien está obteniendo muchas cosas, ¡alcanzando el éxito!, según el consenso de la mayoría, y que a esa persona no le satisfaga su vida, que no quiere lo que tiene, por lo tanto, esa no es una vida exitosa. Una vida exitosa es una vida en la cual se vive de la manera que uno desea vivir. Se obtengan o no las cosas que la gente asocia con el éxito. Veamos un ejemplo para entender mejor. Digamos que soy un médico de gran prestigio, los pacientes me buscan con afán y puedo cobrar por mi consulta honorarios elevados. El éxito de mi práctica me permite disfrutar de una gran casa, un auto lujoso, vacaciones en playas exóticas y vestirme siempre con ropa de marca. Visto desde fuera, la mayoría de personas diría que mi vida es exitosa, que soy un personaje de éxito. Pero si resulta que yo lo que quería era ser músico, que estudié medicina por la presión de mis padres, y que detesto lo que hago en mi día a día. La cosa cambia. Una vida en la cual me paso la mayor parte del día siendo miserable, por muy rodeada de lujo que esté, no es una vida exitosa. Vivir una vida exitosa es vivir de una manera en la cual nuestras acciones son un reflejo de nuestros pensamientos. Existe armonía entre nuestros deseos, intereses, creencias y valores, y lo que hacemos. Porque al fin y al cabo, la vida es un arte donde yo expreso las cosas que considero más importantes a la hora de vivir: lo que soy puede ser deducido observando lo que hago. Así que existen tantas formas de vivir con éxito como personas en el mundo. Ahora veamos un caso diferente al de nuestro sufrido médico. Imaginemos a alguien que siente que su corazón sangra cuando piensa en la falta de oportunidades de muchos niños africanos. Esa persona, siguiendo el llamado de su alma, decide ir a trabajar como profesor en una pequeña aldea situada en el corazón de ese continente. Nuestro audaz benefactor con seguridad no va a ganar grandes cantidades de dinero ni vivirá rodeado de lujo. Todo lo contrario, compartirá privaciones con los residentes. Pero ha obtenido algo mucho más valioso: su propia aprobación. Vive según se lo dice su alma. Se irá a la cama todos los días con la satisfacción de hacer lo que para él es lo correcto. Su vida es un éxito absoluto porque vive de la manera que expresa sus más importantes valores y anhelos. Nuestro médico, por otro lado, es probable que llegue a su casa malhumorado y se despache una buena cantidad de whisky, para callar los reclamos que su alma le hace. No se me ocurre a mí una derrota más grande en la vida que resignarse a vivir de una forma que no es la que uno considera, su forma de vivir. Todos deberíamos luchar por vivir de la manera como creemos, como sentimos que deberíamos vivir. Vivir es una oportunidad única que no podemos desperdiciar. No obstante, para hacerlo, necesitamos reunir todo nuestro coraje. Porque vivir de la manera que tu deseas requiere mismo nivel de valentía que demostraron el Rey Leonidas y sus 300 espartanos en la batalla de Termópilas. Es mucho más sencillo acomodarse y vivir según lo hacen los demás. Pero los cantos de las sirenas de la comodidad no deben engañarnos a nosotros, que tenemos corazones fuertes y audaces. Las más hermosas recompensas aguardan a aquellos que decidan ponerse en marcha. ¿Te apuntas?
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«Solo a través de la concentración puedes hacer cosas de clase mundial» —Bill Gates
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Cuando le preguntaron a Bill Gates, «¿Cual es el secreto del éxito?», sin dudar, respondió, «concentrarse». Por concentrarse, el fundador de Microsoft no solo se refiere a fijar agudamente la atención en la tarea que se tiene en frente. Se refiere también a centrar nuestra vida, a concentrar nuestros esfuerzos, en unas pocas actividades que están alineadas con nuestra más importantes prioridades. Durante varios años Gates estuvo dedicado de manera obsesiva a mejorar sus habilidades como programador. Esta obsesión le permitió crear el sistema operativo más dominante del mundo y ser el hombre más rico del planeta durante muchos años (hoy ese puesto lo ocupa Jeff Bezos, fundador de Amazon). Esto fue lo que dijo: Dejé de escuchar música y ver televisión a los 20 años. Suena extremo, lo se, pero lo hice porque creía que eso me distraería de pensar en software. Ese apagón duró sólo unos cinco años. Hoy en día soy un gran fanático de programas de televisión como Narcos y escucho mucha música de U2, Willie Nelson y los Beatles. Pero en ese entonces evitaba la música y la televisión con la intención de mantener mi enfoque.
Como he dicho muchas veces por aquí, los resultados que obtienes en la vida dependen de lo bueno que eres.
La relación con tu pareja depende de lo bueno que eres como pareja. Tu salud depende en gran parte de lo bueno que eres cuidándote. Y el éxito profesional depende de lo bueno que eres en tu campo. En otras palabras, la maestría, el dominio de las diferentes áreas de la vida, es el camino hacia los grandes resultados. Una cosa particular de la maestría es que no podemos alcanzarla si estamos dispersos en muchas actividades. Requiere, como afirma Gates, concentración. Si queremos ser muy buenos en algo, pero queremos salir todos los fines de semana, jugar con la consola a diario, estar al día con las series más populares, simplemente no tendremos el tiempo suficiente para convertirnos en maestros. Dado que el día tiene 24 horas, debemos ser muy selectivos a la hora de elegir en que vamos a utilizar cada una de esas preciosas horas. Arnold Schwarzenegger es un maestro en el uso del tiempo, no de otra manera se explica que haya triunfado en tantos y tan diversos campos (culturismo, actuación, construcción, política). Esto dijo «Terminator» en una entrevista: Todo el mundo tiene un problema con el tiempo. Sin embargo, el día es de 24 horas y se duermen seis. Ahora sé que hay algunos por ahí que dicen wow, wow, wow, wow, necesito ocho. Bueno, y yo digo, simplemente duerme un poco más rápido.
Ahora bien, llegar a dominar un disciplina como Messi, LeBron James, Spielberg o Picasso, es muy difícil y toma mucho tiempo.
Según dicen por ahí, se requieren 10.000 horas de práctica para alcanzar un nivel extraordinario. Sin embargo existe un atajo que permite cortar esas 10.000 horas: convertirse en un experto en la intersección de dos o más campos. Por ejemplo, Bill Gates a parte de pensar en programar, también leía mucho sobre emprendimiento y negocios. Estas dos habilidades le permitieron crear Microsoft y convertirse en el hombre más rico del mundo. Si solo hubiera sabido programar, habría terminado trabajando para alguien más. Warren Buffett, gran amigo de Gates, conocía a fondo las inversiones, pero no fue hasta que mejoró sus habilidades comunicativas (realizó un curso para hablar en público) cuando su carrera despegó. Hoy encontramos a algunos entrenadores personales, coaches, vendedores, empresarios, que adicionan a los conocimientos en su área de experiencia, el dominio de las redes sociales y multiplican sus resultados de manera acelerada. Ya sea que decidas ser un experto en un solo campo o en la intersección de unas POCAS áreas, lo importante es el tiempo que dediques. El desempeño extraordinario está al alcance de todos nosotros, simplemente debemos estar dispuestos a pagar el precio que eso require.
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Versión en video AQUÍ Versión audio AQUÍ Evolucionar nunca es fácil. Dejar de hacer algo a lo que estamos acostumbrados y que nos brinda alguna satisfacción; y empezar a hacer otra cosa que entendemos que es mejor, ya sea para nuestro crecimiento espiritual, o la mejora de nuestra salud o de nuestra educación, siempre se encontrará con obstinada resistencia. No renunciamos con alegre disposición a las cosas que nos han acompañado durante mucho tiempo, y que de alguna manera disfrutamos. No es fácil decir que no a la comida poco saludable que hemos disfrutado durante tanto tiempo. Tampoco lo es dejar atrás la comodidad y calidez del sofá para irnos a martirizar como almas en pena corriendo por las calles. O renunciar al apático entretenimiento de las redes sociales y dedicarnos a un pasatiempo más creativo y, por lo tanto, más satisfactorio y vigoroso. Cada día enfrentaremos el desafío de hacer lo que es mejor, en contra de lo que es más fácil y cómodo. A nuestro cerebro le gusta la facilidad y la comodidad. Nos ofrecerá astutas “razones” por las cuales es oportuno, o está justificado, darnos un respiro y “solo por esta vez” no ir al gimnasio, ver tele en lugar de leer o zamparse ese enorme trozo de tarta. Yo, anoche mismo, caí. Me había prometido tener una semana ejemplar y comer muy saludable. No fue así. Terminé despachando una buena cantidad de pizza, agghh. Las tentaciones siempre van a aparecer, por ello es necesario establecer medidas preventivas que aumenten nuestras probabilidades de resistir. Cuando queramos emprender algo que es difícil: cambiar de hábitos, aprender un idioma o un instrumento; montar un negocio o perseguir nuestra vocación, es necesario tener claridad absoluta sobre las razones por las cuales queremos hacerlo. Si algo es realmente importante para nosotros, si hace parte de nuestros valores fundamentales, es más probable que perseveraremos en frente de las dificultades. Por ello, nuestros intentos de cambio, nuestros esfuerzos por mejorar, deben empezar por hallar razones sólidas. Cuando los motivos no son poderosos, o peor aún, cuando no son nuestros sino de nuestros padres, amigos, pareja o sociedad en general, es más fácil que nos demos por vencidos. El camino hacia una mejor versión de nosotros mismos, siempre es cuesta arriba, y cuando la cuesta se pone demasiado empinada, como casi siempre va a ocurrir, son nuestras razones las que evitarán que abandonemos la lucha. Así que antes de empezar, piensa muy bien porque quieres escribir ese libro, porque es importante perder esos 20 kilos, o montar ese negocio. Son tus razones las que te darán el coraje para persistir en la lucha por vivir la vida que siempre soñaste. Por desarrollarte hasta tu estatura plena. Cada día, antes de empezar tu jornada, como un ritual, es conveniente que repases, ¡o mejor aún!, ¡que escribas de nuevo! las razones por las cuales te vas a enfrentar al desafío, de crear una nueva versión mejorada de ti mismo. Así empezarás tu jornada con espíritu fortalecido, con el mismo espíritu con el que san Jorge solía combatir a los dragones. Tus razones son la espada que cortará la cabeza a las excusas que están impidiendo tu progreso. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ |
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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