Marketing y Estrategia tienen orígenes distintos y durante mucho tiempo han sido dos disciplinas diferentes, tanto en las empresas como en la academia. Sin embargo, ambas disciplinas han evolucionado y se han mezclado, haciendo que en la práctica la diferencia entre ambas haya desaparecido. Marketing surgió como un área de apoyo a producción para comercializar lo que fabricaba la empresa. En el intento por vender más se empezó a pensar de qué forma se podría realizar el proceso de una manera más planificada y con mayor rigor. Es a finales de la década de los 40 cuando se empieza a hablar del ‘mix de marketing’, que posteriormente, en los 60, daría origen al concepto más importante de la historia del marketing: ‘Las 4 Ps’ -producto, precio, promoción y punto de venta. La premisa era (y sigue siendo) que para vender más se debe optimizar la mezcla de esas cuatro pes con relación al cliente, que constituye la parte central del análisis. Estrategia en cambio tiene sus orígenes en la tradición militar ¿de qué manera puede la empresa vencer a sus enemigos? (léase competencia). Como área de estudio en los negocios tiene un origen relativamente reciente, es a partir de los sesenta cuando empieza a surgir el concepto. En sus inicios se enfocaba principalmente en el análisis de las capacidades de la empresa en relación con las otras empresas competidoras (¿te suena la DAFO?) y el cliente no formaba parte central del estudio de esta. Marketing se trataba de la empresa y sus clientes y estrategia de la empresa y sus competidores. Hoy en día, en la mayoría de universidades y escuelas de negocios aún se enseñan como dos asignaturas diferentes, y en las empresas también perdura esta distinción, usualmente la estrategia es diseñada por el consejero y sus más cercanos colaboradores y el área de marketing es la encargada de crear el mejor plan de acuerdo con esa estrategia creada en la cúspide. Los tiempos han cambiado. Philip Kotler sostiene que hoy las empresas se enfrentan a algo que él llama hiper-competición, que traducido al castellano de toda la vida significa que las empresas están en capacidad de producir más de lo que pueden vender, esta condición genera presión para bajar los precios. Además el consumidor es hoy mucho más educado, gracias a internet dispone de mayor información a la hora de comprar. Estas dos condiciones han incrementado de manera significativa el poder del consumidor. Poder que ha ido cambiando de manos de acuerdo con la evolución del mercado; de los productores a los distribuidores y luego de los distribuidores a los clientes. Atrás quedaron los tiempos en que como consumidores teníamos que aceptar productos de mala calidad debido a la falta de opciones de donde elegir. Este nuevo panorama exige que sea repensada la forma como las empresas operan. En un momento en el cual el consumidor puede elegir entre múltiples opciones similares, las compañías que triunfen serán aquellas que conocen perfectamente a ese consumidor, que saben cuales son sus gustos y necesidades, y a partir de ese conocimiento se debe trazar el rumbo estratégico a seguir. Ya no es posible la práctica de la estrategia como un ejercicio intelectual de los más altos directivos de la empresa; toda estrategia debe surgir de un profundo conocimiento del cliente objetivo y sus necesidades. Y es el área de marketing la que posee las herramientas para hacerlo. Así lo han declarado Al Ries y Jack Trout, “la estrategia debe emerger del fango del mercado, no del antiséptico entorno de una torre de mármol” Las mejores empresas han entendido que no debe haber distinciones entre marketing y estrategia, una buena estrategia nace de conocer exactamente qué quiere el mercado, el cliente y el buen marketing entiende que para crear un buen mix se debe hacer con relación a la competencia y las capacidades de la propia empresa. Cuando incorporas lo que le falta a cada disciplina se hace evidente que ya no hay diferencia entre las dos. Fuentes -The Best Companies Combine Marketing and Strategy por Roger Martin -Harvard Business Review - Strategy: Kotler on Marketing -MaRS Library - Dr. Philip Kotler Answers Your Questions on Marketing -Kotler Marketing Group - The Lords of Strategy: The Secret Intellectual History of the New Corporate World -Pg 50. Si te gustó este artículo ayúdame a difundirlo y compártelo. Gracias.
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Hace unas semana Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook, estuvo en la Universidad Tsinghua en Beijing atendiendo una sesión de preguntas y respuestas de aproximadamente 30 minutos y cautivó completamente a los asistentes hablando completamente en mandarín (la versión más popular del chino hablado). Los asistentes celebraron y aplaudieron con entusiasmo el gesto de Míster Zuckerberg de aprender su idioma, a los chinos a menudo les sorprende que los extranjeros hablen mandarín o quieran aprenderlo. Durante la charla dio su opinión sobre la innovación en china, habló sobre la presencia de Facebook ahí -el cual está casi bloqueado por completo- y, como no, que lo motivó a aprender chino, a la pregunta respondió que China es un país poderoso y que le gustan los desafíos, además, el hecho de que su esposa es china supongo tiene algo que ver. Después del evento numerosos medios de comunicación recurrieron a personas conocedoras del idioma para evaluar la proeza del CEO de la popular red social (igual como ocurrió en España cuando Guardiola dio la primera rueda de prensa como técnico del Bayern Munich en alemán). La conclusión fue que su mandarín está lejos de ser perfecto, a pesar de que conoce la gramática, el acento es todavía muy mejorable, pero todos le dieron un sobresaliente por el esfuerzo. A mi particularmente me sorprendió gratamente la noticia, pues este episodio hace evidente tres cualidades de este sobresaliente emprendedor. VALENTÍA Digámoslo claramente, se requiere un par bien grandes para ponerse en frente de algunos de los más brillantes estudiantes chinos a hablar chino, un idioma que sabes que no dominas completamente y que con seguridad cometerás errores. Esto sin mencionar el hecho de que gracias a los medios de comunicación tus fallos podrán ser visto por medio mundo. Ser valiente para enfrentarse a situaciones incómodas o inciertas es requisito INDISPENSABLE de todo emprendedor, por supuesto no es una cualidad que le haga falta a don Zuckerberg. COMPROMISO ¿Zona de confort? Al fondo a la derecha, debajo de las escaleras -responde-. Con seguridad que cuando le preguntan por la zona de confort piensa que le están preguntando por los baños, pues el no conoce otra. El fundador de Facebook ocupa el puesto #10 en la lista Forbes de las personas más ricas del mundo. Eso quiere decir que ni él, ni sus hijos, ni sus nietos necesitan hacer nada más para ganarse la vida. Sin embargo dedica una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a aprender un idioma nuevo, algo que puede beneficiar a su empresa en el mercado chino. ¡Eso es compromiso! APRENDIZAJE Todo gran líder es un incansable aprendiz: Warren Buffett lee 500 páginas al día (si leiste bien, ¡500!), Bill Gates dice que el superpoder que el quiere no es volar sino leer más rápido, el Presidente Obama no se va a dormir antes de dedicar un tiempo a leer. Aprender es crecer, evolucionar; adquirir un nuevo idioma es una clara señal del deseo de seguir creciendo. “Cualquier persona que pare de aprender es vieja, ya sea a los ochenta o a los veinte” afirmaba Henry Ford Como podemos ver, no es casualidad que Mark Zuckerberg esté donde esté. Si te ha gustado el artículo, por favor ayúdame a difundirlo y compártelo. Gracias. Cuando pensamos en personas creativas existe un sesgo hacia los artistas, de inmediato asociamos creatividad con músicos, pintores o poetas. También solemos pensar en profesiones relacionadas con el marketing, arquitectura, decoración. El resto de nosotros -los no bendecidos con la magia de la imaginación- debemos conformarnos con ser racionales y hacer las cosas de manera predecible. Sin embargo, cuando conocemos un poco más en qué consiste la creatividad y hurgamos en las rutinas y mecanismos utilizados por los prodigiosos genios creativos, el panorama cambia. La realidad es que todos tenemos la capacidad de ser creativos (si, tu también, ¡créeme!). Nacemos siendo creativos, lo que ocurre es que por el camino, mientras crecemos, dejamos que la imaginación se nos atrofie y vamos perdiendo confianza en nuestro poder innovador. ¿Alguien conoce a algún niño carente de imaginación? ¿Verdad que no? Ahora bien, dado que todos tuvimos que ser niños en algún momento -yo por lo menos hasta bien entrado en mis 30- no es desacertado afirmar que la creatividad es una habilidad que nos viene de fábrica, es una condición innata y que distingue al ser humano del resto de seres vivos, lo que debemos hacer es recuperar aquello que hemos dejado que se adormezca. Ser creativo trae consigo enormes beneficios, no sólo en las artes y en las ciencias, en campos como la medicina, los negocios y la política, la capacidad de aportar soluciones novedosas es una necesidad apremiante. La sociedad contemporánea no anda corta de desafíos, todos los días nos enfrentamos a nuevos retos: ambientales, tecnológicos, de sanidad. En este nuevo mundo cambiante e impredecible quienes sean capaces de aportar soluciones novedosas serán los grandes beneficiados. Según un estudio de IBM, la creatividad es la cualidad más buscada por los directivos de más de 1.500 empresas alrededor del mundo a la hora de contratar.
Y ¿cómo hacemos para recuperar la imaginación perdida? El primer paso es creer que podemos ser más creativos (recuerda: nacemos siéndolo). Henry Ford decía: “si piensas que puedes hacer algo o piensas que no puedes, estás en lo cierto”. Cuando nos atrevemos a pensarnos como personas innovadoras, empezamos a abandonar falsas creencias y nos aventuramos a construir cosas, ya sea un jardín, una empresa o una pieza de código. Todo es susceptible de ser mejorado o repensado. El segundo paso para desatar el genio creador que llevamos es sobreponernos al miedo, al miedo a fallar. A nadie le gusta hacerlo, fallar es caca, pero enseña. En la ciencia ya lo saben desde hace varios siglos: la única manera de avanzar es experimentando, fallando una y otra vez hasta encontrar la solución. Apple necesito varias docenas de prototipos fallidos hasta encontrar el Ipod que satisfacía las exigencias de Steve Jobs. “Para aprender a tener éxito, primero debe aprender a fracasar” afirma el genial deportista Michael Jordan. Quien quiera hacer de la innovación su seña de identidad debe aprender a convivir con las pruebas fallidas, porque fallando es como se aprende. Una vez hemos decidido recuperar nuestro ingenio y sobreponernos al miedo, existen ciertas actividades que predisponen mejor nuestra mente para crear: mantenernos curiosos, preguntarnos constantemente “¿porque?”. No rechazar las novedades. Exponernos a nuevas ideas, por ejemplo leer sobre otros campos del saber distintos al nuestro. Dar paseos andando, innumerables genios creativos han sido conscientes de los beneficios que reporta caminar a la imaginación. En mi caso, siempre me consideré como alguien poco creativo, nunca me sentí cómodo con la incertidumbre de no tener una respuesta exacta, de ahí mi inclinación hacia los números. Aún hoy no se si puedo ser considerado como alguien creativo, pero sí estoy seguro de que lo soy mucho más que hace un par de años: ser creativos es una opción que elegimos, una actitud ante la vida. La confianza en sí mismo es un requisito indispensable para el éxito de cualquier persona, no es posible alcanzar metas significativas si dudamos de nuestra capacidad para conseguirlo. “Confianza = Seguridad = Actitud positiva = Mejor desempeño”, es lo que sostiene Tony Schwartz, autor del libro 'Ser excelente en todo: las cuatro claves para transformar la forma en que trabajamos y vivimos'. Albert Bandura, uno de los fundadores de la psicología científica, descubrió hace décadas que quizás uno de los mejores predictores del éxito individual es si las personas creían o no que podrían triunfar. Hasta ahora, miles de experimentos después, nadie ha podido demostrar lo contrario.
Tener confianza trae consigo beneficios que son muy apreciados en nuestra cultura; por ejemplo, las personas seguras de sí tienden a ser carismáticas, extrovertidas y con habilidades sociales. Además son vistas como competentes. Ahora, ¿sólo de confianza vive el hombre? infortunadamente, no. La otra parte de la ecuación, la que tiene un mayor peso es Capacidad: no es posible triunfar sólo a base de confianza, es también necesario adquirir competencias y ello requiere esfuerzo. Visualizar un éxito sin esfuerzo no sólo es inútil, puede conducir al desastre. Hay una gran diferencia entre creer que triunfarás y creer que triunfarás facilmente. Si no eres competente, si no desarrollas las habilidades necesarias, es difícil volar alto. La realidad es que mientra la confianza es una parte fundamental de la fórmula ganadora, no es la más importante. El trabajo duro sigue siendo la pieza fundamental. Sólo dedicando tiempo y esfuerzo a convertirse en una persona competente podrás ver cumplidas tus aspiraciones. La confianza por si sola, no crea competencia. En cambio, lo contrario es cierto: ser competente crea confianza. Para ser más competentes debemos hacer sacrificios y trabajar duro. Es necesario aplicarse de manera concentrada durante periodos de tiempo a practicar aquello que queremos dominar. Tony Schwartz, de nuevo nos regala tres claves para alcanzar la verdadera excelencia.
Escoge una competencia que quieras conquistar, esfuérzate todos los días y pronto se hará evidente la mejoría ¿y la confianza? disparada como cohete! Tengo que reconocerlo: le tengo manía a la frase “sal de tu zona de confort”, es posible que esa antipatía se deba a que de tanto escucharla se me parece más a un eslogan vacío que a una forma de vivir. Por favor no me mal interpretes, el concepto es maravilloso, sintetiza una de las mayores lecciones que podemos aprender, pero el sobre-uso pienso que lo ha trivializado.
Aunque la frase me aburre, no significa que menosprecie su mensaje, todo lo contrario, lo considero vital: dentro del confort no hay evolución. El confort es aquello que conocemos, lo que hacemos habitualmente y sabemos como se hace. Sólo cuando nos decidimos a abandonar esa zona crecemos, porque es ahí donde aprendemos cosas nuevas. Mientras aprendemos somos torpes: siempre los primeros pasos son vacilantes. Pero es en la lucha, no en la comodidad, donde evolucionamos: nuestros músculos crecen cuando se esfuerzan, el sofá y el mando los atrofian. El corazón es robusto cuando se ejercita, el sedentarismo lo debilita. Lo mismo ocurre con el cerebro, desafiarlo aprendiendo lo hace más inteligente. ¿Y qué decir del carácter? También la adversidad lo engrandece. No son pocos los personajes de insoslayable éxito que atribuyen sus logros a haber crecido en medio de dificultades: Richard Branson tiene dislexia, Einstein pudo hablar sólo hasta los cuatro años, Benjamin Franklin se educó así mismo a partir de los diez años porque sus padres no podían pagar su formación. Mientras algunos usamos la adversidad como pretexto, otros la convierten en la chispa que enciende el fuego de su grandeza. En el otro lado de la moneda encontramos a personas que lo han tenido todo desde su nacimiento y ese exceso de comodidad ha malogrado sus vidas. Son numerosos los hijos de millonarios que crecen con problemas de drogadicción y desórdenes de personalidad, tenerlo todo fácilmente los priva del goce de disfrutar de la victoria conseguida mediante esfuerzo, porque es el esfuerzo, no el premio, lo que le da sentido al triunfo. Como sociedad hemos tenido que luchar contra una de las crisis económicas más severas de los últimos tiempos, todo se ha puesto cuesta arriba, pero esa lucha está creando un tejido más fuerte, y es ahí donde reside mi optimismo de cara al futuro: hoy contamos con una gran cantidad de profesionales que por las circunstancias han tenido que reinventarse, actualizarse. Adquirir nuevas destrezas para salir adelante. Una gran proporción de quienes se deciden a emprender son esos profesionales renovados, que cuentan con experiencia, conocimientos y un sentido de urgencia que en la adversidad florece. No es casualidad que Google haya escogido a España como sede de su campus de emprendimiento, ellos conocen el gran talento del que disponemos. Talento que ha sido forjado en la lucha, no en el confort. Durante años los líderes de las empresas han dirigido sus esfuerzos a reducir costes, aumentar la productividad y hacer más eficientes los procesos; encumbrando a estas actividades como las claves para el éxito de sus negocios. Pero en los últimos tiempos ese pensamiento ha cambiado. Las compañías de mejor desempeño son conscientes de la necesidad de inculcar la creatividad en todos los aspectos de los empresa, desde la estrategia y la cultura, a la innovación y las relaciones con los clientes.
En 2010 IBM llevó a cabo una encuesta entre más de 1.500 directivos de empresas de 60 países y 33 industrias, los dirigentes señalaron por delante de rigor, disciplina, integridad y visión, a la creatividad como el elemento clave para navegar con éxito en un entorno tan volátil y complejo como el actual. Ha tomado tanta importancia cultivar la creatividad que incluso una porción cada vez mayor de los graduados norteamericanos, están optando por estudiar másteres en arte y diseño, dejando a un lado los tradicionales MBA. Ahora, ¿Realmente es cierto que fomentar la creatividad dentro de las empresas es clave para el éxito? Según un estudio de Adobe y Forrester la respuestas es un rotundo SÍ. El estudio encontró que el 58% de las empresas más creativas crecieron a una tasa superior al 10% años tras año, mientras que sólo el 20% de las empresas menos creativas tuvieron un desempeño semejante. Este nuevo entusiasmo innovador ha reconocido al Design Thinking como una herramienta de invaluable utilidad para producir innovaciones. Compañías de la talla de Procter & Gamble, Google y Apple, por nombrar solo algunas, han abrazado la metodología y la utilizan en su día a día. Design Thinking no sólo funciona para empresas del tamaño de las atrás mencionadas, puede ser adoptado por compañías de todos los calibres para mejorar productos, servicios, procesos. Para emprendedores y dueños de pequeños negocios es una manera de crear y liderar. Ahora, ¿Que es Design Thinking? Tim Brown, CEO de la muy exitosa consultora de diseño IDEO lo define como “una aproximación a la innovación centrada en las personas, que se nutre de la metodología utilizada por los diseñadores para integrar las necesidades humanas, las posibilidades tecnológicas y la viabilidad económica, para el éxito de las empresas”. Evelyn Huang, Directora de Design Thinking y Estrategia en Capital One Labs afirma “nosotros creemos que el progreso empieza con un profundo entendimiento de nuestros clientes. Es por eso que DT es nuestro método para construir los productos y experiencias que nuestros clientes necesitan. Esta metodología centrada en la persona, junto con una actitud de fallar pronto permite rápidamente identificar, construir y probar nuestra vía al éxito. Utilizamos menos tiempo planeando y más haciendo, pero sobre todo, nos desafía a ver el mundo a través de los ojos de nuestros clientes en cada momento”. Si estás interesado en conocer aún más sobre Design Thinking, el próximo 3 de noviembre comienza un taller gratuito de seis sesiones donde trabajaremos a fondo la metodología y los conceptos de esta fantástica herramienta. Abajo dejo el link con toda la información sobre la inscripción al mismo. http://www.villadeajalvir.es/Educacion-y-Cultura/Agenda/Taller-gratuito-para-emprendedores-Como-fortalecer-la-creatividad-y-la-innovacion.Desde-el-20-10-14.html “liderazgo es desbloquear el potencial de la gente para ser mejores” - Bill Bradley
“el líder es mejor cuando las personas escasamente saben que existe. Cuando el trabajo está hecho y el objetivo cumplido, ellos dirán: lo hicimos nosotros mismos” - Lao Tzu Observando el comportamiento que adoptan los participantes del programa Top Chef, una vez son nombrados jefes de los equipos durante las pruebas por grupos; se hace evidente que todavía estamos atrapados en viejas ideas acerca del liderazgo. Los competidores interpretan el momento de liderar como el momento de tomar el protagonismo e imponer: imponer su conocimiento; imponer su estilo de cocina e imponer su forma de trabajo. Incluso aderezan la receta con un poco de rudeza. Como si ésta fuera requisito del buen liderazgo. Liderar es un acto de amor, no de arrogancia. Este comportamiento no es exclusivo de los cocineros de Top Chef, es mucho más amplio, las investigaciones señalan que aquellas personas que demuestran un carácter más autoritario tienen mayores probabilidades de obtener ascensos en las empresas. Liderar un equipo de profesionales creativos, capaces, y que además compiten entre sí, no es tarea fácil; es como pastorear gatos. Sin embargo, la peor forma de hacerlo es utilizar un estilo impositivo, que no tenga en cuenta sus opiniones y mucho menos su saber hacer. No tener en cuenta las ideas de los concursantes, desaprovecha el gran conocimiento y la experiencia que acumulan. El chef norteamericano Mario Batali, poseedor de un imperio culinario que emplea a cerca de 2.400 personas alrededor del mundo, es consciente de la importancia de permitir que la “gran riqueza de talento se involucre” y apunta: “eso significa que no tengo que ser el más inteligente del salón todo el tiempo”. Practicar un estilo de liderazgo participativo genera mayor implicación. Cuando los miembros de un grupo se involucran activamente en las discusiones, sienten que la decisión final también les pertenece, porque han contribuido a ella. Por el contrario, cuando las decisiones son tomadas por el jefe sin ninguna consulta, no existe esa misma identificación, pues no es nuestra decisión sino la de el. ¿Porque genera un mayor compromiso el liderazgo participativo? La lógica es simple; a nadie le gusta estar equivocado, si sentimos que hemos tenido una participación importante en el diseño del curso de acción, con toda seguridad haremos un mayor esfuerzo para que las cosas salgan como se planearon y demostrar que estábamos en lo correcto. Distinto es cuando la decisión es impuesta, aquí cabe la excusa de “yo hice lo que me dijeron” y no salió como esperábamos. Es hora de dejar atrás esa vieja noción del liderazgo como ejercicio de poder y sustituirla por opciones más participativas, que puedan aprovechar lo mejor de cada individuo. Hacer a todos parte de la solución es la mejor forma de alcanzar resultados sobresalientes. Hace unos días conversando con un amigo me contó un sueño que había tenido; este comienza cuando de repente él se encontraba sumergido dentro de aguas oscuras y gélidas, entonces, empezó a nadar a toda prisa para tratar de llegar a la orilla. Nadaba y nadaba y no conseguía tocar tierra. El frío era cada vez más doloroso y su desesperación mayor. Así que empezó a nadar aún más frenéticamente. Usando todas sus fuerzas. Con la esperanza de que ese mayor esfuerzo le permitiera encontrar una pronta salida a esa dramática situación. Su angustia iba en aumento: por mucho que nadaba no conseguía tocar tierra y sus fuerzas eran cada vez más escasas. Se sentía exhausto. Pensaba que lo había dado todo y que no había más por hacer. El fin debía estar cerca.
Al ver que no era capaz de dar una brazada más, se le ocurrió que quizás podía flotar un poco y así descansar. Cuando paró, sacó la cabeza del agua y cuál fue su sorpresa al ver que a pocos metros de él había un bote. En ese momento despertó Ya de camino a casa pensé como el sueño de Gonzalo se parece a situaciones que experimentamos en la vida, por ejemplo: cuando nos decidimos a emprender, o cuando tratamos de dar balance a las actividades que como profesionales y padres debemos llevar a cabo. Saltamos, corremos, trabajamos sin descanso. Vamos apagando los incendios que aparecen: el cliente que no paga cuando debe, el proyecto que va muy atrasado, las cuentas que se acumulan; y no nos tomamos el tiempo necesario para levantar la cabeza, mirar más allá de lo inmediato, de lo pequeño; y pensar. Todos deberíamos fijar en nuestra agenda diaria (como una actividad clave) un tiempo de soledad simplemente para pensar. Hoy vivimos en una cultura hiper-conectada, excesivamente enfocada al exterior y hemos ido olvidando como estar a solas y mirar hacia nuestro interior. Cuando disponemos de un tiempo a solas, lo que hacemos es encender el televisor, la radio del coche o, más a menudo, recurrimos al móvil para ponernos al día con las redes sociales y enviar mensajes de texto. Si no apartamos tiempo para estar a solas y pensar, perdemos una invaluable oportunidad para el crecimiento personal y renovarnos. Cuando estamos a solas somos más creativos; Albert Einstein lo sabía muy bien: “la monotonía y la soledad de una vida tranquila estimulan la mente creativa”. También vemos las cosas con mayor claridad; “el mejor pensamiento ha sido hecho en soledad. El peor en agitación” decía Thomas Edison. Se que en nuestra cultura actual se ve raro separar tiempo y sentarnos a no hacer nada más que pensar. En el trabajo o en la casa nos dirían que dejemos de holgazanear y que hagamos algo productivo, pero a lo largo del día seguro que encontraremos pequeños espacios de tiempo para desconectar y aquietarse. En mi caso ese tiempo lo he encontrado cuando salgo a correr: hace un par de meses que dejé de usar música mientras me ejercito y ha sido muy estimulante ver como mis mejores ideas surgen mientras disfruto en solitario del entrenamiento. Otro momento que uso para estar a solas es al final del día, antes de dormir. Aquí es cuando hago balance del día que pasó, de lo que hice, medito si mis acciones ese día estuvieron alineadas con mis metas de largo plazo, o solo estuve concentrado en lo inmediato. También es en este momento cuando preparo la agenda del día siguiente con las cosas espero hacer. Por último, si tus ideas ingeniosas solo aparecen cuando estas tomando una ducha, eso es un claro indicio de que necesitas dedicar más tiempo a pensar :) |
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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