Esta sencilla técnica, utilizada por el fundador de Amazon, te ayudará a tomar mejores decisiones28/12/2017
"La vida es una cuestión de elecciones, y cada elección que haces te hace" —John C. Maxwell
Versión en vídeo, AQUÍ
Jeffrey Preston Bezos, más conocido como Jeff Bezos, es uno de los hombres más ricos del mundo. Según el ánimo de los mercados, que un día piensan una cosa y al siguiente la contraria, Bezos puede cerrar la jornada como el primero, el segundo o el tercero más rico del planeta. La compañía que fundó y aún dirige, Amazon, ha creado una gran revolución mundial en la forma como los consumidores compramos. Para bien de muchos, y desdicha de otros, Amazon se ha convertido en una poderosa fuerza capaz de ejercer influencia a escala global. Semejante nivel de éxito significa que mister Bezos ha tomado muchas buenas decisiones. Su porcentaje de acierto debe ser asombroso. Por esta razón, cuando habla sobre las herramientas que utiliza para elegir uno u otro camino, debemos prestar atenta atención. Resulta que la calidad de nuestra vida está determinada por la calidad de las decisiones que tomamos. No solo las trascendentales (que carrera escoger, casarse o no, tener hijos y ¿cuantos?, comprar o alquilar vivienda y así por el estilo), sino también esas cotidianas que parecen no tener mucha importancia, pero que en el curso de una vida tienen un peso descomunal: de postre ¿helado o fruta?, ¿un libro o Netflix?, ¿salgo a correr o sigo con Facebook?... En una entrevista que concedió, Jeff Bezos contó como tomó la decisión de abandonar su muy bien pagado empleo en Wall Street para lanzarse a la aventura emprendedora. Era por entonces 1994, y el hoy multimillonario pensaba que «esa cosa llamada Internet iba a ser realmente un gran asunto». Un día comentó a su jefe que le gustaría lanzar un tienda de libros online. Su jefe estuvo de acuerdo en que era una buena idea, pero le advirtió que «esa idea era mejor para alguien que no tuviera un buen trabajo». Bezos se tomó unos días para decidir y esta, según sus propias palabras, fue la forma como llegó a una determinación: [Comprendí que] la mejor manera de pensar acerca de esto era proyectar mi vida hasta cuando tuviera 80 años. Así podría tomar una decisión que minimizara el arrepentimiento.
Considerar la opinión de nuestro futuro yo es un consejo sólido. Muchas de nuestras desgracias provienen de no hacer esto.
Recuerdo que en una capítulo de los Simpson, Homero, que ya estaba borracho, se disponía a tomarse el siguiente trago y entonces Marge, su esposa, le advierte que no debería hacerlo. A lo que Homero responde que «la resaca es un problema para su futuro yo y que le alegra saber que su yo presente no tiene que preocuparse por eso». Nuestra vida actual es un reflejo de las decisiones que tomamos en el pasado, y la vida que viviremos en el futuro será producto de lo que hacemos ahora. Así que sigamos el consejo del espabilado Bezos y preguntemos a nuestro yo de 80 que opina.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
0 Comentarios
"El desafío ahora para un ser humano es ser más interesante para otra persona que su teléfono móvil"
—Alain de Botton
Durante una investigación se encontró que tener el teléfono a la vista mientras se realizaban pruebas que median la inteligencia, empeoraba los resultados.
La conclusión que se puede sacar de ese estudio es que si quieres realizar trabajo intelectual de calidad, debes alejarte de tu teléfono.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"Las personas propensas a la anticipación del gozo, hábiles para obtener placer mirando hacia adelante e imaginando futuros eventos felices, son especialmente propensas a ser optimistas y experimentar emociones intensas" —Sonja Lyubomirsky
Escribir en un diario, durante 20-30 minutos, como sería tu vida ideal y como serías tu si te convirtieras en todo lo que deseas ser, es una práctica que cuenta con sólido respaldo científico para ayudarte a ser más optimista y alcanzar tu más audaces metas.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
Uno de los rasgos que definen a una persona psicológicamente saludable es la capacidad de estar agusto consigo misma. De poder disfrutar de su propia compañía.
En otras palabras, de sentirse bien estando solo. Sin embargo hoy, debido a nuestra perpetua conexión, se nos hace más difícil evitar utilizar cada espacio en blanco que tenemos, para darle una ojeada a los últimos y “trascendentales” acontecimientos que se difunden a través de la pantalla del móvil. Mientras esperamos ser atendidos, en el transporte público, en el elevador... cada momento es aprovechado para conectar con lo que pasa en el exterior, y de esta manera rehuimos conectar con lo que pasa en nuestro interior. ¿Y que ocurre cuando no escuchamos a la tímida y silenciosa voz que habita dentro de cada uno? Pues que perdemos contacto con nuestra más pura esencia. Es solo en los momentos de mayor quietud cuando podemos escuchar a nuestra verdadera naturaleza. Cuando podemos descubrir quienes somos y quien queremos ser. A través del silencio podemos conocer que nutre y fortalece nuestra individualidad. Vivir una gran vida significa vivir de una manera que exprese lo que en realidad somos. No se puede vivir de manera satisfactoria si somos un mero reflejo de lo que nos rodea; si diseñamos nuestra vida solo con la información que obtenemos del exterior y despreciamos la que proviene de fuentes internas, que son fuentes más verdaderas, más puras y más necesarias. Nietzsche sabía muy bien que la soledad era necesaria para el florecimiento de su individualidad y, por lo tanto, de sus más brillantes luces. Es por eso que me adentro en la soledad, para no beber del mismo pozo en el que beben todos. Cuando estoy entre muchos, vivo como muchos lo hacen, y no pienso como realmente pienso; después de un tiempo, parece como si quisieran desterrarme de mí y robarme mi alma y me enojo con todos y les temo a todos.
La soledad para mi es también una necesidad vital. Cuando puedo disfrutar de periodos de tiempo a solas, experimento una dicha tranquila que me reconforta y me permite disfrutar de la vida de una manera especial.
Es gracias a la soledad que puedo nutrir y fortalecer lo mejor que tengo para ofrecer a los demás. Para celebrar la fértil soledad te dejo aquí diez sublimes frases. Quien está encantado en la soledad o es una bestia salvaje o es un dios. —Aristóteles
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"Somos nuestras decisiones. Construye una gran historia de ti mismo" —Jeff Bezos
Una de las áreas más dinámicas de la ciencia es la encargada del estudio del cerebro, la neurociencia.
Con frecuencia casi diaria se hacen nuevos descubrimientos y se sugieren nuevas teorías para explicar su funcionamiento. Una de las teorías predominantes en la actualidad es la de la mente modular. La mente, según esta teoría, no tiene un centro de control único, sino que es, como la llamó Friedrich Nietzsche, «una confederación de voluntades». Nuestro cerebro está configurado de una manera que nos hace pensar que existe solo un centro de mando. Parece como si hubiera un pequeño ser detrás de nuestros ojos, el «fantasma de la máquina», como lo expresó el filósofo Gilbert Ryle, que decide y dirige todo lo que acontece. Sin embargo, hace ya algún tiempo que la ciencia descubrió que el centro de mando unificado, «el fantasma en la máquina», o el «yo», como también es llamado; es una mera ilusión. Esto significa que nuestros pensamientos no se producen en un único punto, por el contrario, provienen de diferentes partes del cerebro o redes neuronales. Y ocurre que algunas de esas redes neuronales (o módulos) tienen diferentes objetivos que en ocasiones chocan. Por ejemplo, un módulo, ante la presencia de un apetitoso postre, sugiere lanzarse sobre él y obtener la gratificación que produce. Otro módulo, más preocupado por la salud, indica que es mejor abstenerse. Se produce una seria controversia entre los dos hasta que al final uno gana. Cada que un módulo resulta vencedor, se hace más fuerte que su oponente. Después de una seguidilla de victorias habrá acumulado tanto poder que le resultará muy fácil imponerse sobre su rival. Es así como se crean los hábitos, o los vicios, si el comportamiento es destructivo. La teoría de la mente modular es neurociencia de vanguardia; no obstante, existe una vieja historia contada por los indios Cherokee que demuestra el grado de conocimiento que tenían acerca del funcionamiento del cerebro. Historia de la batalla entre dos lobos. Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas: “Hijo mío, dentro de todos nosotros se libra una batalla entre dos lobos.
La decisión es nuestra.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"Sé tú mismo, pero siempre tu mejor yo" —Karl Maeser
Casi la mitad de las cosas que hacemos cada día son hábitos.
Como, cuando y donde tomamos el café, por lo general ocurre de la misma manera; al igual que por donde empezamos a enjabonarnos, lo que tomamos al desayuno, la ruta hacia el trabajo… una parte muy significativa de nuestra vida está rutinizada. Por ello, cultivar buenos hábitos es cultivar una buena vida. Como yo quiero vivir bien, durante un tiempo me dediqué al estudio de cómo adquirir hábitos provechosos y huir de los nocivos. Así fue que aprendí varios trucos útiles que me han ayudado a depurar mi catálogo de hábitos. Al estilo de un juez de reality show, he ido diciendo, con fingida petulancia: «tu, continuas con nosotros», o «lo siento, pero tu tiempo en esta casa... ha terminado». Cuando dejas atrás un hábito siempre hay algo de nostalgia. No importa cuan malo haya sido, te acompañaba y era fiel contigo. Es como abandonar a un querido viejo amigo que ha extraviado su rumbo. Duele, pero su comportamiento errático te obliga a dejarlo atrás. Por el otro lado, cuando llega un buen hábito se le debe dar el tratamiento que le dan las buenas empresas, o los buenos clubes deportivos, a sus nuevos fichajes. Se les mima, se les presta atención para que se adapten a su nuevo entorno y se familiaricen con sus compañeros. Es cuando el hábito está plenamente integrado cuando empieza a rendir sus mejores frutos. Ahora bien, después de todo este prolongado proceso de aprendizaje y experimentación, una cosa me ha quedado muy clara: la fuerza más poderosa para el cambio es nuestro yo ideal, o como lo llamaban los antiguos griegos, nuestro daimon. Según Platón, un daimon es un ser intermedio entre los dioses y los mortales. Es un espíritu benevolente que nos cuida y orienta para que alcancemos la más alta expresión de nuestro ser. Es decir, para que seamos lo más maravillosos que podemos ser. Para los griegos, la relación con tu daimon es la relación más importante de tu vida. Estar en buenos términos con él significa la felicidad. Pero si le das la espalda, siempre serás desdichado. Abraham Maslow, uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista pensaba igual que los griegos. Si planeas ser algo menos de lo que eres capaz de ser —afirmó—, probablemente serás infeliz todos los días de tu vida.
Mi experiencia me indica que los griegos, Maslow y otros tantos, estaban en lo cierto: saber quien quieres ser, en que tipo de persona deseas convertirte, es la fuerza de cambio más poderosa que existe.
Si tienes claro a donde vas, también tienes claro que tipo de comportamientos te mueven en la dirección deseada y cuales obstaculizan el avance. Tomar decisiones se hace más simple. En nuestra mente coexisten diversas fuerzas que en muchas ocasiones tienen distintos intereses. O como Friedrich Nietzsche lo expresó, nuestra mente es «una asociación de voluntades en constante rivalidad y con alianzas particulares la una con la otra». En ocasiones ocurre que, por un lado queremos hacer lo que es mejor para nuestra salud, pero otra queremos disfrutar de un delicioso y mega-calórico postre. O sentimos el deseo de aumentar nuestras competencias y aprender algo nuevo, pero otra misteriosa fuerza nos mantiene pegados al sofá y a la tv. Sin embargo, cuando existe en nuestra mente una imagen clara de nuestro yo ideal, esa imagen se convierte en una poderosa fuerza que armoniza y gobierna sobre el caos que existe en la mente del ser humano. Nietzsche llamó a esta imagen, «La idea organizadora»: La idea organizadora que está destinada a gobernar sigue creciendo en el interior: comienza a mandar, lentamente nos aleja de los caminos laterales y las carreteras equivocadas; prepara cualidades únicas y aptitudes que un día resultarán indispensables como medio para un todo: una a una, entrena todas las capacidades subordinadas antes de dar alguna pista de la tarea dominante, del "objetivo", "meta" o "significado".
Nuestro yo ideal, la persona en la que DESEAMOS (no en la que otros sugieren que deberíamos) convertirnos, funciona como un eje que da coherencia a nuestra transformación.
En lugar de ir haciendo apaños por aquí y por allá, la acciones transformativas que emprendemos hacen parte de un plan que tiene como único objetivo materializar a nuestro yo ideal, a nuestra más perfecta y luminosa versión. Así que la próxima vez que pienses en cambiar alguna cosa de ti, empieza por preguntarte que tipo de persona te gustaría ser. Con esto claro, todo es más fácil.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"El que cree es fuerte; el que duda es débil. Las fuertes convicciones preceden a las grandes acciones"
—Louisa May Alcott
Nuestro cerebro es una máquina diseñada para conservar energía. No le gusta que lo demos todo.
Mucho antes de que, de verdad, se produzca el agotamiento, nos empieza a "sugerir" que ya es suficiente, que lo dejemos ahí. Pero no es verdad. Todavía nos queda mucho más para dar. Los Navy Seal conocen esto y tienen una regla para ello. La llaman, «La regla del 40%». Según estos duros militares, cuando nuestro cerebro nos dice «ya no puedes más», apenas estamos por un 40% de nuestra capacidad. Así que aún nos queda mucho más. Saber que todavía tenemos dentro de nosotros poderosas reservas, nos ayuda a no darnos por vencidos tan rápido.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"Nada puede evitar que el hombre con la actitud mental correcta logre su objetivo, nada en la tierra puede ayudar al hombre con la actitud mental equivocada" —Thomas Jefferson
Versión en vídeo AQUÍ
La fortaleza mental, o resiliencia como le llaman ahora, es uno de los rasgos de carácter más importantes que podemos cultivar. La vida puede ser a veces complicada. Tarde o temprano llamará a nuestra puerta el infortunio. Y sin el brío suficiente para afrontar los momentos difíciles, podemos terminar siendo apabullados. En algún momento un familiar muy cercano va enfermar de gravedad. En algún momento tendremos que afrontar la muerte de un ser querido. O tal vez podemos perderlo todo. Algún paso en falso o una gran crisis puede llevarse aquello que con tanto trabajo construimos. Para cuando esos inexorables momentos se presenten, conviene haber cultivado una disposición de ánimo que nos permita enfrentarlos con fortaleza y aplomo. Y remontar. La fortaleza no es algo que necesitamos solo en los momentos más dramáticos de nuestra vida. También hace parte de las vidas más victoriosas. Nadie jamás ha cosechado un gran triunfo sin haber enfrentado gran adversidad. Las grandes proezas son fruto de grandes batallas. Por ello, los más altos honores no están al alcance de los espíritus tímidos. Pero es una realidad que nuestro tiempo, de grandes avances tecnológicos y gran eficiencia, no es un suelo propicio para que florezcan almas aguerridas. Casi todo lo que hoy llamamos progreso (con la notable excepción de la medicina) significa mayor comodidad. La vida es ahora menos ardua de lo que era unas pocas generaciones atrás. No es que me queje de los avances tecnológicos, simplemente advierto que tienen un precio. La comodidad tiende a incubar mansedumbre. El efecto que una vida demasiado cómoda tiene sobre las personas, era de sobra conocido por los pueblos más fieros de la antigüedad. Cuando el ejército persa comandado por Ciro el Grande (que provenía de las broncas montañas Zagros, lo que es hoy Irán) conquistó las tierras más bajas de los medos, sus consejeros pensaron que iba a abandonar sus áridas y rocosas tierras para instalarse en los dulces y fértiles valles del Imperio Medo. Ciro se negó. Su justificación fue tajante, «las tierras blandas hacen a las personas blandas». Seguro que el gran Ciro miraría con suspicacia nuestros elevadores, aires acondicionados, escaleras eléctricas, los mandos a distancia y nuestros cómodos sofás. Repito, no me quejo, pero a esa comodidad, si no le hacemos algo de contrapeso, nos puede dar grandes dolores de cabeza. Por fortuna, la resiliencia es algo que podemos adquirir o fortalecer. El general George S. Patton, que tenía un carácter nada propicio para la ardua vida militar, adquirió una gran fortaleza que le permitió ser considerado el mejor militar de la era moderna. (Vía The Art of Manliness) Aunque ha sido considerado como el mejor general de combate de los tiempos modernos, George S. Patton no se sentía como un líder por naturaleza.
«Vale, vale… te creo. La fortaleza mental es esencial y por fortuna se puede desarrollar. Pero ¿cómo?» Me alegra que hayas preguntado.
Antes de contarte mi receta, debo confesarte que este importante rasgo no ha sido una de mis cualidades características. El lote que se me asignó de este valioso recurso fue escaso. Así que para mi ha sido imperioso durante los últimos años tratar de multiplicar mi dote inicial. Bueno, sin más rodeos aquí van mis técnicas. Eliminar la queja. Una de las consecuencias de la eficiencia y comodidad de estos tiempos que corren, es que perdemos la paciencia con facilidad. Nos hemos acostumbrado a obtener todo de manera inmediata. Cuando esto no ocurre, nos quejamos con amargura. Si hace frío, nos quejamos. Si es calor, también. El tráfico… ay, que agobio. Si hay cola en el banco o en el supermercado, ponemos mala cara. Nos quejamos cuando la realidad es distinta de la que imaginábamos. Esperábamos algo y ocurrió otra cosa. Pero la realidad es indiferente a nuestros anhelos. Es como es y, además, siempre se impone. La incapacidad para afrontar los hechos tal como son es característico de una mente frágil. Las mentes fuertes aceptan la realidad como se presenta. No es que se resignen. Toman nota de lo que está ocurriendo y emprenden las acciones pertinentes. Sin lloriqueos. Desde hace un tiempo excluí las quejas de mi vida. La consecuencia es que he desarrollado mayor paciencia para lidiar con los contratiempos. Abandonar algunas comodidades. Cualquier victoria de la cual nos sintamos orgullosos proviene de superar incomodidades. Un cuerpo vigoroso surge de la incomodidad de cuidar la dieta y hacer ejercicio. Siempre que aprendemos algo nuevo, al principio nos sentimos torpes, medio perdidos. Eso es muy incómodo. Pero si queremos adquirir una nueva competencia debemos sobreponernos a esa incomodidad y continuar practicando. Nada que valga la pena viene libre de incomodidades. Preguntemos a cualquier nuevo padre que tal está durmiendo. Crear incomodidades de manera artificial es una manera de acostumbrarnos a convivir con las dificultades. Usar siempre las escaleras, nada de gafas para el sol, saltarme comidas, usar poco abrigo en invierno, son algunas de las maneras que utilizo para incrementar mi fortaleza mental. Crear desafíos personales. La dopamina es una hormona que nos hace sentir bien. Nuestro cerebro nos premia con dopamina cada que cumplimos con un objetivo. Por eso alcanzar una meta se siente tan bien. Y como cualquier adicto, cuando experimentamos los dulces efectos de la marchosa hormona, queremos sentirlos otra vez. La dopamina crea cambios en nuestro cerebro, lo hace más ambicioso y dispuesto a afrontar nuevos retos y mayores riesgos. Cuando ganamos queremos volver a ganar, pero que la victoria sea un poco más grande. Ponernos pequeños desafío y cumplirlos nos ayuda a ser capaces de ir afrontando cada vez desafíos mayores. Los triunfos modestos allanan el camino hacia las grandes victorias. Bono extra. Otra de las cosas que hago que me han ayudado a ir adquiriendo una mentalidad más fuerte es leer historias de personas que ha superado grandes adversidades. Y ahora tu, ¿tienes algún secreto que pueda ayudarnos a desarrollar una verdadera mentalidad estoica?
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"Recuerde que de la conducta de cada uno depende el destino de todos" —Alejandro Magno
Alejandro Magno es considerado uno de los comandantes militares más exitosos de la historia.
Antes de cumplir 30 años había forjado uno de los imperios más grandes del antiguo mundo. Por esta razón es considerado la persona menor de 30 más rica que jamás ha existido. Alejandro era un líder extraordinario. Solo alguien con una gran capacidad para motivar a las personas a darlo todo por una causa, puede lograr lo que él logró. Lideraba mediante el ejemplo. Siempre iba a la vanguardia, era el primero en atacar al enemigo. No pedía a sus subalternos un esfuerzo distinto del que él hacía. Esta historia aparece en The Warrior Ethos de Steven Pressfield: A la cabeza de este destacamento de 1600 hombres cabalgaba Alejandro mismo, en su caballo de guerra, Bucéfalo, usando un casco de doble pluma que podía ser visto por todos los hombres del ejército. Dirigió el ataque en persona y se enorgullecía de ser el primero en embestir al enemigo.
Gracias a esta permanente exhibición de valentía, y a su disposición de sacrificio, Alejandro tenía toda la autoridad moral para pedir a su ejército realizar esfuerzos extraordinarios.
Una vez, en la India, después de años de campaña, los hombres de Alejandro amenazaron con amotinarse. Estaban agotados y querían irse a casa. Alexander convocó una asamblea. Cuando el ejército se hubo reunido, el joven rey salió y se desnudó.
Muchos “líderes” hablan de estar todos en el mismo bote y de remar en la misma dirección, pero disfrutan de privilegios personales (por ejemplo, mejores dietas, mejores plazas de aparcamiento, etc.) que sus subalternos no tienen.
Veamos (¡y aprendamos!) de la siguiente historia de Alejandro: Una vez, Alejandro lideraba a su ejército a través de un desierto sin agua. La columna se extendía por kilómetros, con hombres y caballos sufriendo terriblemente por la sed. De repente, un destacamento de exploradores vino galopando hacia el rey. Habían encontrado un pequeño manantial y habían logrado llenar un casco con el precioso líquido. Corrieron hacia Alexander y se lo presentaron. El ejército se mantuvo en su lugar, mirando. Todos los ojos se fijaron en su comandante. Alejandro agradeció a sus exploradores por traerle este regalo, luego, sin tocar una gota, levantó el casco y vertió el precioso líquido en la arena. De inmediato, una gran ovación ascendió, rodando como un trueno desde un extremo de la columna al otro. Se escuchó a un hombre decir: "Con un rey como este que nos guía, ninguna fuerza en la tierra puede oponerse a nosotros".
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
"Rodéate solo de personas que te ayuden a elevarte aún más" —Oprah Winfrey
Esta verdad puede resultar un poco fastidiosa para aquellos que se consideran únicos, originales; aquellos que dicen, «cuando me hicieron, el molde se rompió».
Resulta que nuestro comportamiento, nuestra personalidad, están muy influenciados por las personas a nuestro alrededor. Los seres humanos adoptamos muchos patrones de conducta de las personas con quienes tenemos relación. Un ejemplo claro de esto es lo que ocurre con la moda. Muchos no acostumbramos a comprar revistas especializadas para saber que es lo último que se lleva. Pero al observar por la calle lo que viste la gente, terminamos siendo influenciados por lo más habitual. Después de verlos por todos lados durante un verano, los pantalones rosa terminaron por parecerme una opción aceptable. En las parejas que llevan cierto tiempo o en los amigos que se ven a menudo, se puede ver como terminan usando los mismos gestos o las mismas expresiones al hablar. Después de compartir un buen tiempo con un amigo, noté cómo empecé gesticular con las manos de la misma manera que él lo hace. Con mi hija, al verla hablar cuando llega a casa, puedo saber con cual de sus amiguitas ha estado jugando. Esta permeabilidad no tiene porqué fastidiarnos. Todo lo contrario. Si jugamos nuestras cartas con inteligencia, puede resultar ser una enorme oportunidad. Saber que las personas con las cuales nos relacionamos, influyen de manera decisiva en quienes somos, nos permite escoger tener relaciones con lo mejor de lo mejor, con lo más selecto y destacado; con aquellos que han cosechado los triunfos extraordinarios con que nosotros soñamos. Y así, por esta vía, hay una gran probabilidad de que terminemos siendo también nosotros, extraordinarios. «¡Qué! ¿Me estás diciendo que lo abandone todo, que deje a mi familia y a mis amigos y vaya tras un gran maestro para que me acoja bajo su tutela?». No, no, no… ¡por favor!, ¡no te apresures a sacar conclusiones! Eso no es lo que quiero sugerir. No tienes porqué, como hicieron los apóstoles, dejarlo todo para ir en busca de un redentor. Puedes seguir al lado de los tuyos y ponerte bajo la tutela de un espíritu iluminado desde la comodidad de tu casa. «Pero si la gente muy exitosa es también gente muy ocupada, ¿de donde van a sacar tiempo para venir a mi casa a enseñarme a ser extraordinario?». Tranquilo mi amigo, no te desanimes. La cosa es un poco más simple. O más bien, bastante simple. Lo que te estoy sugiriendo es que te conviertas, desde el rinconcito de tu hogar que prefieras, en un estudiante de los grandes hombres. Para ser influenciado por los mejores, ¡mira que suerte!, no es necesario estar a su lado. Lo podemos hacer leyendo los libros que han escrito, o los libros que otros han escrito sobre ellos; o, una más moderna, escuchando las entrevistas que les realizan. Estudiando la vida de otros grandes hombres es como muchos grandes hombres han construido su grandeza. El expresidente de EEUU, Barack Obama, es un fiel admirador de Gandhi. Cuando le preguntaron con que persona viva o muerta le gustaría tener una cena, esto fue lo que contestó: Sabes, creo que podría ser Gandhi, quien es un verdadero héroe mío.
De igual manera, Nelson Mandela reconocía la influencia de las ideas de Gandhi en su lucha contra el apartheid:
Las ideas de Gandhi han jugado un papel vital en la transformación de Sudáfrica y, con la ayuda de las enseñanzas de Gandhi, el apartheid ha sido superado.
Alejandro Magno, uno de los grandes conquistadores de la historia se inspiraba en Aquiles. Julio César, el personaje más conocido del imperio romano era a su vez gran admirador de Alejandro Magno.
Esta influencia que ejercen los grandes hombres sobre nosotros, es la razón por la cual muchos líderes son entusiastas lectores de biografías. Nosotros podemos hacer lo mismo, subirnos sobre los hombros de los titanes de la historia para alcanzar con más facilidad nuestros más elevados sueños. Basta con escoger a una persona que haya realizado lo que nosotros queremos realizar, y dedicarnos a estudiar su vida, sus ideas y su carácter. La historia de Jon Morrow (compartida aquí) causa verdadera admiración. Paralizado desde su cuello y con un diagnóstico de vida muy sombrío, Jon ha sido capaz de crear un negocio rentable y así mostrar cuán equivocados estaban aquellos que lo daban por perdido. ¿Y como pudo el combativo Jon escapar de su lúgubre destino? Dejemos que sea él mismo quien responda: Escuchaba, horas y horas todos los días, historias y oradores motivacionales que aseguraban que podía hacer cualquier cosa y, con el tiempo, les creí.Durante 4-8 horas al día escuchaba podcasts y audiolibros que contaban historias de personas que realizaban cosas increíbles. Tony Robbins, Zig Ziglar, biografías de Franklin Delano Roosevelt y Christopher Reeve. ¿El objetivo? Destruir lo negativo...
Es así como también podemos hacerlo nosotros. Dejar que las ideas de los grandes hombres, de los mejores, penetren en nosotros y nos transformen en individuos más aptos. Capaces también de culminar grandes empresas.
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
|
Tu privacidad está a salvo, tu correo no será compartido con nadie
pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
Archivos
Agosto 2022
|