Versión Vídeo, AQUÍ Versión Audio, AQUÍ Walden, es quizá, la obra por la cual el gran filósofo y poeta trascendentalista Henry David Thoreau (1817 - 1862) es más conocido. Este libro, escrito en prosa de poética belleza, es una oda a los enormes tesoros que se esconden en la soledad, la vida sencilla y la autosuficiencia. Thoreau se fue a vivir a un bosque cercano de su ciudad durante dos años y medio, manteniéndose con lo que él mismo producía. La consecuencia de ese experimento es Walden, obra que sintetiza las experiencias y lecciones aprendidas durante el tiempo que vivió en medio de la naturaleza. Una de mis partes favoritas del libro, por supuesto, es aquella que hace referencia a encontrar tu propio camino (uno de los temas predilectos de Las Notas del Aprendiz), y vivir una vida que es fiel a nosotros mismos, hacia quienes somos en realidad. ...deseo que haya tantas personas diferentes en el mundo como sea posible; quisiera que cada uno fuera muy cuidadoso en descubrir y seguir su propio camino, no el de su padre o el de su madre o el de su vecino. El joven puede construir o cultivar o navegar, que nada le impida hacer lo que me dice que desearía hacer. Somos sabios sólo por un punto matemático, como el marinero o el esclavo fugitivo que conservan a la vista la estrella polar, pero esa es suficiente guía para toda la vida. Puede que no lleguemos a puerto en el periodo previsto, pero mantendremos el rumbo.
La sabiduría que necesitamos para hallar nuestra senda, ya se encuentra con nosotros, no necesitamos buscar fuera; está en nuestro interior.
Si escuchamos lo que nos dice nuestra alma, o como Thoreau lo llama, ‘nuestro Genio’; no nos vamos a perder. Su guía es tan exacta como la que la estrella polar ofrece a navegantes y fugitivos. La precisión es matemática. Nos advierte Thoreau también, que lo que nos dice nuestro genio es más verdadero para nosotros que lo que el resto de la humanidad considera cierto. Incluso pueden ser consideradas locuras, pero ese es nuestro camino. Nadie ha dicho que vivir de manera auténtica iba a estar exento de peligros. El que escucha las más leves, pero constantes sugerencias de su genio, que son sinceras, no alcanza a ver hasta qué extremos o a qué locuras podría llevarle y, sin embargo, a medida que se vuelva más resoluto y fiel, ese será su camino. La más leve objeción que un hombre sano percibe prevalecerá sobre los argumentos y costumbres de la humanidad. Nadie que haya seguido a su genio se ha descarriado. Aunque el resultado fuera la debilidad corporal, tal vez nadie podría lamentar las consecuencias, pues esa sería una vida de acuerdo con principios superiores.
La opinión generalizada sobre el éxito es que este es una combinación de dinero, reconocimiento y poder. No es así.
Las recompensas que obtenemos por seguir nuestro camino son más sutiles y de un orden más extraordinario. Puede ser que nuestro deseo sea vivir una vida modesta y contemplativa, que, aunque no disfrutará de los “beneficios” que brinda el dinero y la fama, se sentirá llena de gloria porque estaremos viviendo según nuestros más ciertos anhelos. Si el día y la noche son tales que los saludáis con alegría y la vida desprende una fragancia como las flores y las hierbas aromáticas, y es más dúctil, más estrellada, más inmortal, ese es vuestro éxito. Toda la naturaleza es vuestra felicitación y tenéis motivos para bendeciros temporalmente. Las mayores ganancias y valores están lejos de ser apreciados. Fácilmente llegamos a dudar de que existan. Los olvidamos pronto. Son la realidad más elevada. Tal vez los hechos más sorprendentes y más reales nunca se hayan comunicado de hombre a hombre. La verdadera cosecha de mi vida diaria es algo tan intangible e indescriptible como los matices de la mañana o de la tarde. He cogido un puñado de polvo estelar, un segmento del arco iris.
Ahora bien, nuestro camino es único. Las marcas que dejan las pisadas de otros no son nuestras guías.
Para hallar la ruta verdadera debemos estar dispuestos a sentirnos perdidos. Hasta que no abandonemos la seguridad de lo conocido no encontraremos lo que es nuestro. Hasta que no nos perdamos o, en otras palabras, hasta que no perdamos el mundo, no empezaremos a encontrarnos a nosotros mismos y a advertir dónde estamos y la infinita extensión de nuestras relaciones.
Para algunos, o mejor dicho, para la inmensa mayoría, vivir de manera acorde a nuestro genio puede parecer una locura.
Por fortuna, cuando decidimos avanzar por esa ruta, no estamos solos, casualidades extraordinarias llegan en nuestra ayuda; hadas y duendes caminarán con nosotros para guiarnos hasta la Tierra Prometida. Al menos, aprendí con mi experimento que si avanzáramos confiadamente en la dirección de nuestros sueños y nos esforzáramos por vivir la vida que habíamos imaginado, nos encontraríamos con un éxito inesperado en las horas corrientes. Dejaríamos cosas detrás, traspasaríamos un límite invisible; leyes nuevas, universales y más liberales empezarían a promulgarse alrededor y dentro de nosotros, o se extenderían las antiguas y serían interpretadas a nuestro favor de un modo más liberal, y viviríamos con el permiso de un orden más elevado de seres. Conforme simplificáramos nuestra vida, las leyes del universo parecerían menos complejas y la soledad ya no sería soledad, ni pobreza la pobreza, ni debilidad la debilidad. Si habéis construido castillos en el aire, vuestra obra no tiene por qué perderse: están donde deben estar. Ahora hay que poner los cimientos debajo.
Walden es una extraordinaria obra que con seguridad dará para muchos más artículos.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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