"Para evitar la crítica, no hagas nada, no digas nada y no seas nadie" Elbert Hubbard
El año pasado, por estas fechas, decidí ponerme a punto para el verano. Quería perder algo de peso, así que empecé a utilizar una aplicación de Microsoft que permite llevar el registro de las calorías ingeridas.
Mientras que hacer ejercicio no es problema para mi, sujetar al glotón que llevo dentro es otro cantar. Por eso pensé que una aplicación que me permitiera controlar las calorías me serviría. Y sirvió. Después de un par de meses de privaciones, perdí siete kilos. Sin embargo, pasado algún tiempo dejé de usarla y algunos de los kilos perdidos regresaron. Usando la aplicación me dí cuenta que mientras me ceñía a la dieta, me entusiasmaba registrar mi buena conducta, pero cuando fallaba en atajar mi voracidad, me sentía miserable registrando las faltas. Era como confesar al cura que quien se robó las gallinas fui yo. Ya se que es una tontería, que nadie más lo iba a saber, pero me causaba tal malestar que poco a poco fui abandonando la aplicación y, como ya lo dije, los kilos regresaron. Por fortuna, ayer, mientra leía el libro de Nir Eyal, Enganchado (Hooked): Cómo Construir Productos y Servicios Exitosos que Formen Hábitos, me di cuenta que no estaba solo, Eyal vivió la misma experiencia: Usar la aplicación (MyFitnessPal) fue novedoso al principio, pero esto se convirtió pronto en un lastre. Llevar un diario de alimentación no hacía parte de mi rutina diaria, no era algo que yo deseaba hacer… Pronto, empecé a sentirme obligado a confesar a mi teléfono mis transgresiones a la hora de comer. MyFitnessPal se convirtió en MyFitness-Pain (dolor)... a pesar de mis buenas intenciones, mi motivación se fue desvaneciendo y usar la aplicación se convirtió en una faena.
Cuando leí esto moví mi cabeza afirmativamente y sonreí. Afirma el autor que este tipo de productos no son propensos a crear hábito porque causan malestar emocional. (Aquí volví a mover mi cabeza afirmativamente y pensé con alivio: “por eso te abandoné ¡pesada!”).
Pero ¡ay! pobre de mí. Mi alivio duró poco. Más tarde, cuando salí a correr (benditas sean las carreras que siempre traen consigo claridad) resonó como un trueno en mi mente una de las frases de Ray Dalio: “Creo que el dolor psicológico es necesario para ser más fuerte” ¡Toma! En ese momento entendí, que al abandonar el registro de calorías pude evitar el dolor psicológico de tener que registrar mis fallos, pero me estaba privando de una herramienta valiosa para poder entender cómo y porqué estaba fallando. [¿Quiere decir esto que voy a volver a usar la aplicación? No. Este verano se lleva el 'fofisano', con lo cual, ya esto apunto :-) ] Pero bueno, discúlpame la frivolidad y volvamos con nuestro tema. Ese mismo dolor psicológico es la razón por la cual detestamos las evaluaciones de desempeño o nos ponemos a la defensiva cuando nos critican. No nos gusta escuchar cuales son nuestras debilidades o los errores que cometemos. Es cierto que muchas veces las evaluaciones son llevadas a cabo sin el más mínimo rigor, se hacen por cumplir el requisito. Pero cuando son realizadas de forma correcta son una herramienta valiosísima. Tener un diagnóstico preciso de nuestras debilidades es el primer paso para nuestro crecimiento. Es imposible mejorar si no sabemos en qué punto estamos. Debemos recordar que, por fortuna, no somos producto terminado; siempre podemos mejorar. Muchas veces resulta difícil porque no somos muy buenos evaluándonos a nosotros mismos: tenemos numerosos puntos ciegos. Una crítica bien intencionada es una gran oportunidad de poner luz sobre esas sombras que nos impiden crecer. La crítica útil, sincera e inteligente, puede ser una gran obsequio. No la evites. Abrázala. Y, luego, trabaja en mejorarte.
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"Yo siempre estoy haciendo lo que no soy capaz de hacer, de es manera aprendo como hacerlo" Pablo Picasso
Malcom Gladwell en su libro Fueras de Serie (Outliers) popularizó un concepto que se conoció como ‘La regla de las 10.000 horas’. Esas son las horas de práctica que necesitaría una persona para convertirse en una figura destacada a nivel mundial en su campo. Ya sea en los deportes, la música, la medicina, etc. Para llegar a esa cifra, Gladwell se basó en un artículo publicado en 1993 por el profesor de la Universidad Florida State, Anders Ericsson.
Durante los últimos años la ‘Regla de las 10.000 horas’ ha estado bajo controversia. Tanto, que el propio Ericsson escribió un artículo para aclarar la distorsión que había sufrido su investigación. Gladwell también escribió otro para la revista New Yorker matizando el asunto. Lo que el profesor Ericsson aclara son dos cosas: 1) 10.000 horas son la media, es decir, algunos consiguen destacar en menos tiempo y otros tardan más. 2) Lo que conduce a la excelencia son las horas de ‘práctica deliberada’ (concepto que no es mencionado por Gladwell). No basta con jugar al tenis durante 10.000 horas para ser como Rafa Nadal. La práctica deliberada es una práctica llevada a cabo por un entrenador de primer nivel y personalizada de acuerdo a las necesidades de cada individuo. A medida que el concepto se popularizó, también se fue distorsionando más. Dentro de un público más amplio se fue formando la idea que se necesitan 10.000 horas para aprender con fluidez algo. Tampoco era eso lo que señalaba Ericsson. Lo que el profesor sostiene es que las 10.000 horas (en promedio) de práctica deliberada, conducen a la cima de una disciplina, a destacar a nivel mundial; pero para aprender algo y hacerlo bien, bastan muchas menos. Seamos claros, si para aprender a tocar las maracas, la pandereta o hacer la voltereta lateral, se necesitan 10.000 horas, yo... paso. Pero tranquilos, no todo está perdido. Como toda buena historia debe tener su superhéroe, es aquí donde aparece el nuestro para rescatarnos: el escritor y experto en aprendizaje Josh Kaufman. Este buen hombre nos trae un poco de esperanza. Kaufman realizó sus propias investigaciones y encontró que 20 horas es un número mágico. Cuando aprendemos algo nuevo, al comienzo somos tan torpes que es muy fácil desmotivarse y abandonar. La vocecita saboteadora que todos llevamos dentro empieza con su cantilena: “no vales para eso”, “para que te molestas si no vas a aprender nunca”, “mira que torpe...”. Lo peor de todo es que le creemos y renunciamos. Lo que nos dice Kaufman es que si somos capaces de superar esos primeros momentos de extrema torpeza, pronto empezaremos a ver progresos tan evidentes que nos motivarán a continuar practicando. En 20 horas de práctica, con la técnica adecuada, habremos avanzado tanto que nos sorprenderemos a nosotros mismos. El y otras muchas personas ha seguido su método de 5 pasos para adquirir numerosas habilidades, desde aprender yoga, tocar un instrumento, hasta surfear. Aquí están los cinco pasos:
Yo por mi parte, quiero darle una oportunidad a Kaufman y su técnica. Voy a dedicar 20 horas a aprender algo nuevo. El problema que tengo es que no me decido a que; son tantas las cosas que me encantaría aprender. La voltereta lateral es una de ellas. También quisiera aprender a programar en “R”, el programa estadístico. O chino. En fin, ya os contaré cuando me decida. Y a tí, ¿qué te gustaría aprender en 20 horas?
"Simplifique, Simplifique"
El 12 de mayo murió en su casa el escritor William Zinsser, autor de uno de los libros sobre cómo escribir más vendidos (1.5 millones de copias). La página Open Culture publicó una selección de 10 de los muchos consejos que a través de su vida brindó para escribir bien.
Zinsser destacaba simplicidad y eficiencia, pero también estilo y entusiasmo. aquí están 10 de sus muchos consejos para mejorar tu escritura:
Descanse en paz maestro.
“Durante un buen trecho de la historia músicos y artistas han sido parte de la comunidad. Abrian puertas y creaban conexiones. No eran estrellas inalcanzables. Ser una celebridad significa un montón de gente queriéndote a distancia. Pero Internet y lo que somos capaces de compartir libremente nos está trayendo de vuelta a la comunidad. De nuevo se trata de personas amándote desde cerca.”
Amanda Palmer es la vocalista y pianista del grupo musical The Dresden Dolls. En 2013 dio una charla en TED (El arte de pedir) la cual se convirtió en un éxito, vista por casi siete millones de personas. A raíz del éxito de su conferencia decidió escribir un libro --El arte de pedir— para explicar de manera más amplia las ideas que expuso en TED.
El libro de Amanda Palmer me resultó una lectura apasionante por dos razones: 1) Sin pretender ser un libro, ni por asomo, sobre redes sociales, es el mejor que me he leído sobre el tema. 2) La historia de Amanda Palmer es una gran inspiración para todo aquel que quiera (¿y quien no?) vivir bajo sus propios términos y no una vida impuesta desde afuera. Debido a que blogueo, tuiteo, linkedineo y (muy poco) facebookeo, he leído algunos libros sobre redes sociales con el fin de entender un poco más. La mayor parte de la literatura sobre el tema aborda el asunto desde un punto absolutamente mecánico. Abundan acrónimos y palabrejos como: optimizaciones, SEO, conversiones, funnels… Dejando a un lado que detrás de cada clic hay un individuo. El libro de Amanda Palmer (que como lo dije antes, no es un libro sobre redes sociales sino su manifiesto personal de lo que implica ser un artista) se trata de crear conexiones reales con las personas, no de escuetas e impersonales estadísticas. [Utilizo las redes] para saber lo que mis seguidores están sintiendo, diciendo, compartiendo, quejándose y cómo están respondiendo a los conciertos. Fue un gran ejercicio de fe creer que conectando con las personas de una manera auténtica, no monetaria, sin promociones, valía la pena.
Crear una verdadera comunidad alrededor de musica/arte/idea/producto toma tiempo, exige dedicación y compromiso:
Uno de mis maestros favoritos de yoga una vez me contó una historia durante la clase:
Y así fue. Cuando amanda pidió ayuda a sus seguidores, estos respondieron con firmeza. Después de muchos desencuentros, Palmer y su disquera decidieron dar por terminado el contrato que los vinculaba. En ese momento, libre de nuevo, optó por recurrir al crowfunding para financiar su siguiente proyecto musical. Amanda se puso como meta recaudar usd 100.000 en Kickstarter y sus seguidores dijeron SI, sin dudarlo, brindándole una financiación de 1.2 millones de dólares. Fue la primera vez que un proyecto musical alcanzó una cifra semejante.
"Se curioso. Lee ampliamente. Prueba cosas nuevas. Lo que la gente llama inteligencia es simplemente curiosidad" Aaron Swartz
Joseph Lister (1827-1912) fue un cirujano inglés responsable de una de las mayores contribuciones en la historia de la medicina: descubrió que mejorando las condiciones higiénicas en los quirófanos se salvarían muchas vidas al reducir la aparición de infecciones (algo que nos resulta obvio hoy, pero que para entonces era desconocido).
Durante esa época las salas de cirugías se diferenciaban poco de la mesa del carnicero. Los cirujanos vestían batas oscuras, las cuales era común que estuvieran manchadas con sangre de operaciones previas. Lo mismo ocurría en las mesas donde se operaba, contenían restos de los pacientes anteriores. Toda esa materia orgánica se descomponía y favorecía la aparición de infecciones en los pacientes a quienes se les practicaba una cirugía. Pero no solo era la aparición de infecciones, también propiciaba el contagio de enfermedades entre un paciente y otro. El protocolo propuesto por Lister redujo dramáticamente las muertes por infección. Pero ¿cómo llegó a Lister semejante idea? Haciendo algo que Steve Jobs denominaba conectar los puntos. Las ideas no surgen de la nada, las ideas son hijas de otras ideas a las que previamente hemos sido expuestos. Voy a explicarlo así: dos ideas que tenemos almacenadas en nuestro cerebro (o adquiridas recientemente) se conocen, se gustan, tienen sexo y procrean otra idea nueva. Igual como lo hacen papá y mamá. Las ideas no son producto de la generación espontánea: tienen padres, y en ocasiones, más de dos. También podemos utilizar la metáfora de la abejita y decir que las ideas nuevas nacen de la polinización cruzada. Pero nosotros somos mayores y no nos ruborizamos por llamar las cosas por su nombre ;) Regresemos a la historia de nuestro espabilado cirujano. Lister había leído un artículo de Louis Pasteur donde exponía que la descomposición y fermentación de los alimentos se debía a la presencia de microorganismos. También había leído otro artículo sobre el éxito de la ciudad de Carlisle (Pensilvania) eliminando los malos olores de las aguas residuales usando ácido carbólico (también conocido como fenol). Lo que ocurrió en la mente del cirujano fue lo siguiente: Lister pensó que las infecciones en las salas de operación se debían a las mismas razones que Pasteur atribuía a la descomposición de los alimentos: la presencia de microorganismos. También caviló que el éxito de Carlisle en la desodorización de las aguas se debía a que el fenol mata los microorganismos que hacen heder las aguas. Entonces ¡Zas! ¡Pumba! Lister conectó los puntos: podía usar fenol en los quirófanos para eliminar los microorganismos y reducir la tasa de mortalidad debido a la aparición de infecciones. Y así fue. La cópula de las ideas de Lister salvó millones de vidas. Son muchos los avances de la humanidad que han seguido este mismo patrón: una idea que surge en una disciplina, resulta teniendo aplicabilidad en otra área completamente distinta. Seth Godin lo expone de esta manera: "innovar es ver que funciona por ahí y aplicarlo por aquí". Esa es la razón por la cual, leer ampliamente, sobre temas diversos, favorece la aparición de ideas novedosas en nuestra mente. También es la razón por la que dejé de ser un monógamo serial con los libros (solo empezar un libro cuando he terminado el anterior) y, sin pudor y recato alguno, empecé a practicar la promiscuidad con ellos. En este momento tengo seis libros empezados. Esta práctica, que intenta mejorar la cantidad y la calidad de las ideas que surgen en mí, ha tenido una consecuencia positiva inesperada: estoy leyendo más. ¿La razón? Disponer de varios tipos de lectura me permite una mayor flexibilidad a la hora de elegir qué leer. No siempre estás con el ánimo apropiado para cierto tipo de lectura. A veces estoy cansado y no me siento con fuerzas de abordar algo complejo, así que en vez de prender el televisor agarro algo más ligero y santo remedio. Otras me pasa todo lo contrario, me encuentro ansioso de estimular mi mente con los grandes dilemas morales que enfrenta la humanidad y entonces escojo algo más profundo. En las mañanas generalmente leo algo con mayor contenido espiritual, con el fin de empezar el día de manera positiva. Así como durante la semana variamos lo que comemos, lo mismo podemos hacer con los libros: disfrutar de un manjar cada día. Y tu ¿eres un monógamo serial o un promiscuo sin salvación?
“Cuando te pones ahí afuera, mucha gente te va a rechazar, desestimar o ignorar. Pero unos pocos te abrazarán y te defenderán. Si bien los 'NO' pican, solo los 'SI' importan"
Gracias al blog de Seth Godin me encontré este estupendo manifiesto elaborado por la artista y escritora Jessica Hagy. Vale la pena que le des un vistazo.
Guerra es sólo una metáfora para cada problema que has tenido en tu vida. Sin problemas no hay enredos, sin enredos tu carácter no se puede desarrollar. Así que no sólo elige tus batallas. Abrázalas. Así es como...
"Cuando nos importa, lo compartimos" Jonah Berger
Supongamos que te ocurre lo siguiente: Te estás tomando un café con un amigo. De repente, este mira para un lado, luego para el otro, baja la voz y te suelta lo siguiente: «tengo información confidencial, CON-FI-DEN-CIAL. Mañana a las 17:00, en el centro comercial donde trabajo, van a hacer una promoción sorpresa; van a vender el Iphone 6 con un 60% de descuento, si, escuchaste bien: sesenta por ciento». Luego tu amigo te advierte que no se lo cuentes a nadie porque él se enteró por uno de los 'peces gordos de la empresa', que a su vez, le hizo prometer a él que no lo contaría.
Te despides de tu amigo y sales a la calle con cara de espía (recuerda, tienes información CON-FI-DEN-CIAL), incluso estás un poco paranoico, te podrían estar siguiendo. ¿Qué es lo que harás enseguida?... ¡Por supuesto! contárselo a alguien. A tu hermano ¿como no? si se la pasa todo el día hablando del aparato ¿Al colega de pádel? Obvio, «va a alucinar cuando vea lo enchufado que soy» ¿Al vecino que te cae regulín, ese que no hace sino presumir cuando lo ves en el ascensor? Ni en sueños, que se pudra de envidia cuando le llegue en mis correos “enviado desde mi Iphone 6”. Así que el “secreto” se lo contarás a tu círculo cercano, a los elegidos. Pero la cosa no para ahí. Tu hermano, tu colega de pádel, en fin, tu círculo cercano, tienen, a su vez, su propio círculo cercano, y también le cuentan. Estos a su vez le cuentan al suyo y así sucesivamente. En un abrir y cerrar de ojos el secreto lo conocen más personas de las que han visto el Gangnam Style. ¿Cuales son las razones por las cuales somos incapaces de guardar información como esta? Principalmente dos: el valor práctico y el valor social de dicha información. Valor práctico. A todos nos gusta compartir información práctica, que sirva para resolver alguna dificultad. Esa es la razón por la cual en Internet abundan los artículos del tipo “3 trucos para lucir genial siempre” o “Cómo ligar en cualquier situación”. Ahora, imagínate el valor práctico que tiene saber que el cacharro de moda va a ser vendido a precio de ganga. Simplemente irresistible. El otro aspecto es el valor social, nos gusta compartir información que nos haga lucir bien socialmente, en este caso: ‘enchufado con los peces gordos’. Aproximadamente la mitad de lo que compartimos en las redes sociales son “Yo” cosas (¿remember selfies?). Aunque, como resulta lógico, compartimos aquellas que nos hacen lucir bien (cuando estamos en el restaurante de moda, en la disco de moda, las vacaciones en el Caribe…) y tendemos a no publicar las que nos hacen ver normalitos. Las dos características anteriores la podemos utilizar no solo para viralizar información, también lo podemos hacer con un producto, una idea, un servicio, etc. Veamos un ejemplo de cómo podríamos utilizar estos dos aspectos de la viralidad para lanzar un nuevo producto. Imaginemos que tenemos un restaurante, podríamos crear un plato especial que lo ofreceremos 'solo' a nuestros clientes más especiales (no aparecerá en el menú). ¿Qué les diremos? que ese plato no aparece en la carta y que es ofrecido a los clientes más habituales, que por favor no se lo cuente a nadie, porque es muy especial y deja muy poco margen. ¿Qué hará el cliente? Lo mismo que tu hiciste con la información del Iphone: contarlo. ¿El resultado? un hit, seguramente el plato más vendido del (no) menú. Información práctica y valor social son dos armas poderosas de viralidad, pero ¡ojo! si se enteran todos es probable que pierdan su eficacia, por eso te pido el favor que no se lo cuentes a nadie... ¿me lo prometes? ;)
"Si vives lo suficiente, cometerás errores. Pero si aprendes de ellos, serás una mejor persona. Se trata de como afrontas la adversidad, no de como te afecta. Lo principal es nunca renunciar, nunca renunciar, nunca renunciar." Bill Clinton, Ex presidente EE.UU.
Los sólidos principios de Ray Dalio han sido la base sobre la que cimentó Bridgewater, el fondo de cobertura más grande del mundo. Uno de esos principios es la disposición para tolerar errores (siempre y cuando se aprenda de ellos):
En Bridgewater, creamos una cultura en la que está bien cometer errores, pero es inaceptable no identificar, analizar y aprender de ellos. Reconocer que quienes piensan de manera efectiva e innovadora van a cometer errores, y aprender de ellos, porque es una parte natural del proceso de innovación. Por cada error del que aprendes, ahorrarás miles de errores similares en el futuro, por lo que si tratas a los errores como oportunidades de aprendizaje, que producen mejoras rápidas, debes estar emocionado por ellos. Pero si los tratas como cosas malas, te harán sentir a ti y a los otros miserables, y no crecerás. Tu entorno de trabajo se caracterizará por las pequeñas pullas y las murmuraciones malévolas, más que por una búsqueda honesta de la siempre saludable verdad; la cual conduce a mejorar y evolucionar. Debido a esto, cuantos más errores realices y de mayor calidad y más honestos sean los diagnósticos, más rápido será tu progreso. Eso no es pura mierda o simplemente cháchara. Esa es la realidad del aprendizaje.
“Entre estimulo y respuesta existe un espacio. En ese espacio está nuestro poder de escoger la respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y libertad” – Viktor Frankl
El escritor, filósofo y neurocientífico Sam Harris en Big Think habla sobre porque la atención plena (mindfulness) es una especie de superpoder:
Mindfulness (atención plena) está muy de moda en este momento, probablemente ya muchos de ustedes lo saben. Y se enseña a menudo como si se tratara de una versión glorificada de una pelota relajante para ejecutivos.
"Hoy un lector, mañana un líder" Margaret Fuller
Los grandes líderes, los grandes emprendedores, esos que cambiaron el mundo, comparten una característica especial: son lectores voraces. “No todos los lectores son líderes, pero todos los líderes son lectores”, afirmaba el Ex presidente de EE.UU. Harry S. Truman. Si quieres convertirte en un buen líder o ser un buen emprendedor, debes empezar por hacer de la lectura un hábito.
Leer es una actividad que produce inmenso placer, los humanos somos una especie que disfruta aprendiendo. A pesar de ello, desde hace unas décadas los niveles de lectura vienen decayendo entre la población. Esto, que con certeza es una mala noticia para la sociedad, puede convertirse en una oportunidad para ti: si el número de lectores disminuye, las oportunidades de destacar se multiplican para aquellos que lo hagan. Aquí hay cuatro razones por las cuales leer te ayuda a ser (un mejor) líder: 1. La lectura te hace más innovador. Una persona bien informada conoce cuales son las tendencias que se están desarrollando en el mundo. Tiene una mejor idea de hacia dónde nos dirigimos, eso le permite capturar oportunidades antes que los demás. Por ejemplo, Steve Jobs y Bill gates —dos inmensos lectores— conocieron los productos que se estaban desarrollando en los laboratorios de Xerox y entendieron de inmediato su enorme potencial. Ambos utilizaron esos avances para crear las dominantes empresas que crearon. En Xerox, a pesar de ser los desarrolladores, no supieron ver el potencial de los tesoros que se encontraban en sus laboratorios. 2. La lectura mejora la empatía. Todos tenemos una sola vida y las experiencias que acumulamos son producto de vivir esa única vida, sin embargo, mediante la lectura podemos conocer la vida de otras personas: sus desafíos, sus fracasos y sus éxitos. Diferentes estudios señalan que cuando leemos ficción, se activan las mismas zonas del cerebro que cuando vivimos las experiencias en persona. Es decir, la lectura te ayuda a ponerte en los zapatos de otros y de esta manera entenderlos mejor, ser más empático. ¿Por qué ser empático es tan importante para un líder? Porque el éxito del líder depende de cómo gestione las relaciones con sus colaboradores y para gestionarlas bien debe ser capaz de conectar con ellos. 3. Mejora la comunicación. Un líder debe ser por excelencia un buen comunicador y la lectura te ayuda a serlo. Un estudio realizado por los investigadores Anne Cunningham y Keith Stanovich encontró que en los libros se encuentran el doble y el triple de palabras complejas que en la televisión. Conocer un mayor número de palabras te ayuda a comunicarte de manera más precisa, también te permite escoger las palabras más persuasivas y motivadoras para cada ocasión. La lectura no solo nos ayuda a expandir nuestro vocabulario, también mejora nuestra capacidad para contar historias. Durante miles de años los humanos hemos transmitido el conocimiento de manera oral, a través de las historias. Es por eso que tiene una mayor capacidad de influencia una buena historia que la presentación de datos. El experto en liderazgo Simon Sinek es un maestro contando historias inspiradoras durante sus charlas. 4. La lectura mantiene nuestra mente afilada. Hoy todos sabemos que la manera de conservar tu cuerpo joven y saludable es a través de la actividad física. La lectura hace lo mismo con el cerebro. La clave para mantener el cerebro saludable es mantenerlo activo, los libros son el gimnasio de nuestra mente. Warren Buffett, lector como pocos, a sus 84 años sigue siendo un astuto inversor. ....................... Pocas actividades (quizás ninguna otra) tienen un impacto tan positivo en nuestra vida como ser un lector comprometido. Hoy, que hablamos tanto de marca personal, la lectura es una de las cosas que te harán destacar y aumentar tu influencia. Algunas personas mentirán, engañarán, robarán y apuñalarán por la espalda para salir adelante… y pensar que todo lo que tienen que hacer es LEER —Fortune
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