"Recuerde que de la conducta de cada uno depende el destino de todos" —Alejandro Magno
Alejandro Magno es considerado uno de los comandantes militares más exitosos de la historia.
Antes de cumplir 30 años había forjado uno de los imperios más grandes del antiguo mundo. Por esta razón es considerado la persona menor de 30 más rica que jamás ha existido. Alejandro era un líder extraordinario. Solo alguien con una gran capacidad para motivar a las personas a darlo todo por una causa, puede lograr lo que él logró. Lideraba mediante el ejemplo. Siempre iba a la vanguardia, era el primero en atacar al enemigo. No pedía a sus subalternos un esfuerzo distinto del que él hacía. Esta historia aparece en The Warrior Ethos de Steven Pressfield: A la cabeza de este destacamento de 1600 hombres cabalgaba Alejandro mismo, en su caballo de guerra, Bucéfalo, usando un casco de doble pluma que podía ser visto por todos los hombres del ejército. Dirigió el ataque en persona y se enorgullecía de ser el primero en embestir al enemigo.
Gracias a esta permanente exhibición de valentía, y a su disposición de sacrificio, Alejandro tenía toda la autoridad moral para pedir a su ejército realizar esfuerzos extraordinarios.
Una vez, en la India, después de años de campaña, los hombres de Alejandro amenazaron con amotinarse. Estaban agotados y querían irse a casa. Alexander convocó una asamblea. Cuando el ejército se hubo reunido, el joven rey salió y se desnudó.
Muchos “líderes” hablan de estar todos en el mismo bote y de remar en la misma dirección, pero disfrutan de privilegios personales (por ejemplo, mejores dietas, mejores plazas de aparcamiento, etc.) que sus subalternos no tienen.
Veamos (¡y aprendamos!) de la siguiente historia de Alejandro: Una vez, Alejandro lideraba a su ejército a través de un desierto sin agua. La columna se extendía por kilómetros, con hombres y caballos sufriendo terriblemente por la sed. De repente, un destacamento de exploradores vino galopando hacia el rey. Habían encontrado un pequeño manantial y habían logrado llenar un casco con el precioso líquido. Corrieron hacia Alexander y se lo presentaron. El ejército se mantuvo en su lugar, mirando. Todos los ojos se fijaron en su comandante. Alejandro agradeció a sus exploradores por traerle este regalo, luego, sin tocar una gota, levantó el casco y vertió el precioso líquido en la arena. De inmediato, una gran ovación ascendió, rodando como un trueno desde un extremo de la columna al otro. Se escuchó a un hombre decir: "Con un rey como este que nos guía, ninguna fuerza en la tierra puede oponerse a nosotros".
¿Te gustó? Puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
1 Comentario
Julio
21/3/2019 05:49:50 am
Buenas noches. Quisiera saber sobre el curso?
Responder
Dejar una respuesta. |
Tu privacidad está a salvo, tu correo no será compartido con nadie
pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
Archivos
Agosto 2022
|