Tengo que reconocerlo: le tengo manía a la frase “sal de tu zona de confort”, es posible que esa antipatía se deba a que de tanto escucharla se me parece más a un eslogan vacío que a una forma de vivir. Por favor no me mal interpretes, el concepto es maravilloso, sintetiza una de las mayores lecciones que podemos aprender, pero el sobre-uso pienso que lo ha trivializado.
Aunque la frase me aburre, no significa que menosprecie su mensaje, todo lo contrario, lo considero vital: dentro del confort no hay evolución. El confort es aquello que conocemos, lo que hacemos habitualmente y sabemos como se hace. Sólo cuando nos decidimos a abandonar esa zona crecemos, porque es ahí donde aprendemos cosas nuevas. Mientras aprendemos somos torpes: siempre los primeros pasos son vacilantes. Pero es en la lucha, no en la comodidad, donde evolucionamos: nuestros músculos crecen cuando se esfuerzan, el sofá y el mando los atrofian. El corazón es robusto cuando se ejercita, el sedentarismo lo debilita. Lo mismo ocurre con el cerebro, desafiarlo aprendiendo lo hace más inteligente. ¿Y qué decir del carácter? También la adversidad lo engrandece. No son pocos los personajes de insoslayable éxito que atribuyen sus logros a haber crecido en medio de dificultades: Richard Branson tiene dislexia, Einstein pudo hablar sólo hasta los cuatro años, Benjamin Franklin se educó así mismo a partir de los diez años porque sus padres no podían pagar su formación. Mientras algunos usamos la adversidad como pretexto, otros la convierten en la chispa que enciende el fuego de su grandeza. En el otro lado de la moneda encontramos a personas que lo han tenido todo desde su nacimiento y ese exceso de comodidad ha malogrado sus vidas. Son numerosos los hijos de millonarios que crecen con problemas de drogadicción y desórdenes de personalidad, tenerlo todo fácilmente los priva del goce de disfrutar de la victoria conseguida mediante esfuerzo, porque es el esfuerzo, no el premio, lo que le da sentido al triunfo. Como sociedad hemos tenido que luchar contra una de las crisis económicas más severas de los últimos tiempos, todo se ha puesto cuesta arriba, pero esa lucha está creando un tejido más fuerte, y es ahí donde reside mi optimismo de cara al futuro: hoy contamos con una gran cantidad de profesionales que por las circunstancias han tenido que reinventarse, actualizarse. Adquirir nuevas destrezas para salir adelante. Una gran proporción de quienes se deciden a emprender son esos profesionales renovados, que cuentan con experiencia, conocimientos y un sentido de urgencia que en la adversidad florece. No es casualidad que Google haya escogido a España como sede de su campus de emprendimiento, ellos conocen el gran talento del que disponemos. Talento que ha sido forjado en la lucha, no en el confort.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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