"Se curioso. Lee ampliamente. Prueba cosas nuevas. Lo que la gente llama inteligencia es simplemente curiosidad" Aaron Swartz
Joseph Lister (1827-1912) fue un cirujano inglés responsable de una de las mayores contribuciones en la historia de la medicina: descubrió que mejorando las condiciones higiénicas en los quirófanos se salvarían muchas vidas al reducir la aparición de infecciones (algo que nos resulta obvio hoy, pero que para entonces era desconocido).
Durante esa época las salas de cirugías se diferenciaban poco de la mesa del carnicero. Los cirujanos vestían batas oscuras, las cuales era común que estuvieran manchadas con sangre de operaciones previas. Lo mismo ocurría en las mesas donde se operaba, contenían restos de los pacientes anteriores. Toda esa materia orgánica se descomponía y favorecía la aparición de infecciones en los pacientes a quienes se les practicaba una cirugía. Pero no solo era la aparición de infecciones, también propiciaba el contagio de enfermedades entre un paciente y otro. El protocolo propuesto por Lister redujo dramáticamente las muertes por infección. Pero ¿cómo llegó a Lister semejante idea? Haciendo algo que Steve Jobs denominaba conectar los puntos. Las ideas no surgen de la nada, las ideas son hijas de otras ideas a las que previamente hemos sido expuestos. Voy a explicarlo así: dos ideas que tenemos almacenadas en nuestro cerebro (o adquiridas recientemente) se conocen, se gustan, tienen sexo y procrean otra idea nueva. Igual como lo hacen papá y mamá. Las ideas no son producto de la generación espontánea: tienen padres, y en ocasiones, más de dos. También podemos utilizar la metáfora de la abejita y decir que las ideas nuevas nacen de la polinización cruzada. Pero nosotros somos mayores y no nos ruborizamos por llamar las cosas por su nombre ;) Regresemos a la historia de nuestro espabilado cirujano. Lister había leído un artículo de Louis Pasteur donde exponía que la descomposición y fermentación de los alimentos se debía a la presencia de microorganismos. También había leído otro artículo sobre el éxito de la ciudad de Carlisle (Pensilvania) eliminando los malos olores de las aguas residuales usando ácido carbólico (también conocido como fenol). Lo que ocurrió en la mente del cirujano fue lo siguiente: Lister pensó que las infecciones en las salas de operación se debían a las mismas razones que Pasteur atribuía a la descomposición de los alimentos: la presencia de microorganismos. También caviló que el éxito de Carlisle en la desodorización de las aguas se debía a que el fenol mata los microorganismos que hacen heder las aguas. Entonces ¡Zas! ¡Pumba! Lister conectó los puntos: podía usar fenol en los quirófanos para eliminar los microorganismos y reducir la tasa de mortalidad debido a la aparición de infecciones. Y así fue. La cópula de las ideas de Lister salvó millones de vidas. Son muchos los avances de la humanidad que han seguido este mismo patrón: una idea que surge en una disciplina, resulta teniendo aplicabilidad en otra área completamente distinta. Seth Godin lo expone de esta manera: "innovar es ver que funciona por ahí y aplicarlo por aquí". Esa es la razón por la cual, leer ampliamente, sobre temas diversos, favorece la aparición de ideas novedosas en nuestra mente. También es la razón por la que dejé de ser un monógamo serial con los libros (solo empezar un libro cuando he terminado el anterior) y, sin pudor y recato alguno, empecé a practicar la promiscuidad con ellos. En este momento tengo seis libros empezados. Esta práctica, que intenta mejorar la cantidad y la calidad de las ideas que surgen en mí, ha tenido una consecuencia positiva inesperada: estoy leyendo más. ¿La razón? Disponer de varios tipos de lectura me permite una mayor flexibilidad a la hora de elegir qué leer. No siempre estás con el ánimo apropiado para cierto tipo de lectura. A veces estoy cansado y no me siento con fuerzas de abordar algo complejo, así que en vez de prender el televisor agarro algo más ligero y santo remedio. Otras me pasa todo lo contrario, me encuentro ansioso de estimular mi mente con los grandes dilemas morales que enfrenta la humanidad y entonces escojo algo más profundo. En las mañanas generalmente leo algo con mayor contenido espiritual, con el fin de empezar el día de manera positiva. Así como durante la semana variamos lo que comemos, lo mismo podemos hacer con los libros: disfrutar de un manjar cada día. Y tu ¿eres un monógamo serial o un promiscuo sin salvación?
3 Comentarios
Maria Julia
31/8/2015 09:20:34 am
Me gusta mucho leerte. Saludos desde Paraná, Entre Ríos, Argentina.
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Pablo
1/9/2015 04:54:56 am
Gracias por tu comentario María Julia. Me ponés una enorme sonrisa en la cara.
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Jaime Carrillo
21/9/2015 06:46:53 pm
Muy buen punto. Me atrevería a afirmar que son múltiples los beneficios de la lectura variada cuasi simultanea, entre ellos debe estar la estimulación cerebral en diferentes zonas.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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