"Yo siempre estoy haciendo lo que no soy capaz de hacer, de es manera aprendo como hacerlo" Pablo Picasso
Malcom Gladwell en su libro Fueras de Serie (Outliers) popularizó un concepto que se conoció como ‘La regla de las 10.000 horas’. Esas son las horas de práctica que necesitaría una persona para convertirse en una figura destacada a nivel mundial en su campo. Ya sea en los deportes, la música, la medicina, etc. Para llegar a esa cifra, Gladwell se basó en un artículo publicado en 1993 por el profesor de la Universidad Florida State, Anders Ericsson.
Durante los últimos años la ‘Regla de las 10.000 horas’ ha estado bajo controversia. Tanto, que el propio Ericsson escribió un artículo para aclarar la distorsión que había sufrido su investigación. Gladwell también escribió otro para la revista New Yorker matizando el asunto. Lo que el profesor Ericsson aclara son dos cosas: 1) 10.000 horas son la media, es decir, algunos consiguen destacar en menos tiempo y otros tardan más. 2) Lo que conduce a la excelencia son las horas de ‘práctica deliberada’ (concepto que no es mencionado por Gladwell). No basta con jugar al tenis durante 10.000 horas para ser como Rafa Nadal. La práctica deliberada es una práctica llevada a cabo por un entrenador de primer nivel y personalizada de acuerdo a las necesidades de cada individuo. A medida que el concepto se popularizó, también se fue distorsionando más. Dentro de un público más amplio se fue formando la idea que se necesitan 10.000 horas para aprender con fluidez algo. Tampoco era eso lo que señalaba Ericsson. Lo que el profesor sostiene es que las 10.000 horas (en promedio) de práctica deliberada, conducen a la cima de una disciplina, a destacar a nivel mundial; pero para aprender algo y hacerlo bien, bastan muchas menos. Seamos claros, si para aprender a tocar las maracas, la pandereta o hacer la voltereta lateral, se necesitan 10.000 horas, yo... paso. Pero tranquilos, no todo está perdido. Como toda buena historia debe tener su superhéroe, es aquí donde aparece el nuestro para rescatarnos: el escritor y experto en aprendizaje Josh Kaufman. Este buen hombre nos trae un poco de esperanza. Kaufman realizó sus propias investigaciones y encontró que 20 horas es un número mágico. Cuando aprendemos algo nuevo, al comienzo somos tan torpes que es muy fácil desmotivarse y abandonar. La vocecita saboteadora que todos llevamos dentro empieza con su cantilena: “no vales para eso”, “para que te molestas si no vas a aprender nunca”, “mira que torpe...”. Lo peor de todo es que le creemos y renunciamos. Lo que nos dice Kaufman es que si somos capaces de superar esos primeros momentos de extrema torpeza, pronto empezaremos a ver progresos tan evidentes que nos motivarán a continuar practicando. En 20 horas de práctica, con la técnica adecuada, habremos avanzado tanto que nos sorprenderemos a nosotros mismos. El y otras muchas personas ha seguido su método de 5 pasos para adquirir numerosas habilidades, desde aprender yoga, tocar un instrumento, hasta surfear. Aquí están los cinco pasos:
Yo por mi parte, quiero darle una oportunidad a Kaufman y su técnica. Voy a dedicar 20 horas a aprender algo nuevo. El problema que tengo es que no me decido a que; son tantas las cosas que me encantaría aprender. La voltereta lateral es una de ellas. También quisiera aprender a programar en “R”, el programa estadístico. O chino. En fin, ya os contaré cuando me decida. Y a tí, ¿qué te gustaría aprender en 20 horas?
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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