«La voz interior es un regalo sagrado; la mente racional es su fiel servidor. Hemos creado una sociedad que honra al servidor y ha olvidado el regalo sagrado» —Albert Einstein Hoy tenemos casi siempre en nuestra mano un arma de distracción masiva. Cada tiempo muerto que hay en nuestra vida lo usamos para atisbar que ocurre en la pequeña pantalla. Actuando así, nos privamos del espacio necesario para escuchar a nuestra voz interior y darle el alimento que necesita. Por ello, es necesario que creemos espacios donde podamos prestar atención a eso que nuestra alma tanto necesita decirnos. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
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«La compasión hacia nosotros mismos es simplemente obsequiarnos la misma bondad que daríamos a los demás» —Christopher Germer Los seres humanos somos criaturas imperfectas y, por lo tanto, propensas al error. Tenemos muchísimas deficiencias y, debido a ello, nos quedamos cortos una y otra vez. Con bastante frecuencia la liamos. Dado que es nuestra naturaleza la que nos hace imperfectos y no nuestra elección, debemos ser más compasivos con nosotros mismos y ¡también con los demás! ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Los hombres sabios hablan porque tienen algo que decir; los tontos porque tienen que decir algo» —Platón La forma como ganamos influencia y nos convertimos en mejores comunicadores es diciendo solo cosas que sintamos como ciertas. Si expresamos cosas sobre las cuales no estamos convencidos, se nota. Nuestra audiencia es capaz de percibir la falta de seguridad. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Si cumple con sus obligaciones todos los días, no tendrá que preocuparse por el futuro» — Jordan Peterson Los niños, si los dejamos por su propia cuenta, permanecerían pegados del televisor, consumirían todo el dulce que les cupiera y estudiarían muy poco. Por ello, nuestro deber como padres es disciplinarlos y ayudarles a cultivar hábitos saludables. Cuando somos mayores nadie viene a decirnos que apaguemos la tele, que comamos más sano o que estudiemos un poco. Debemos, entonces, adoptar para nosotros mismos el papel de nuestros padres; empujarnos a hacer las cosas que son mejores para nosotros. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Sólo quien es consciente de lo poco que sabe sobre sí mismo, tiene la posibilidad más razonable de descubrir algo importante sobre sí mismo antes de morir» —S. I. Hayakawa «El autodescubrimiento es el ingrediente secreto que alimenta la audacia» —Grace Lichtenstein Una de las cualidades predominantes que comparten las personas más exitosas es la gran consciencia que tienen de si mismos. Los exitosos se conocen muy bien. A través de la meditación podemos ahondar en el conocimiento de nosotros, pero no es la única manera. Utilizar un diario y escribir los pensamientos que van apareciendo por nuestra mente es una gran forma de alcanzar profundo autoconociento. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
"Si te atreves a hacer lo más difícil que puedas imaginar, tu vida funcionará mejor de lo que funcionaría si haces cualquier otra cosa» —Jordan Peterson La historia narrada en el Génesis dice que Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por probar el fruto del árbol del conocimiento. Algunas interpretaciones de este relato señalan que probar del árbol del conocimiento se refiere a la adquisición de conciencia por parte del ser humano. Y la expulsión del paraíso se produce porque, al ser consciente de sí mismo y de sus condiciones, el hombre ya no puede vivir como el resto de los seres vivos. Los animales (según sabemos hasta ahora) no son (muy) conscientes de sí mismos, no pueden pensar en su pasado ni mucho menos en su futuro. Viven plácidos en el eterno presente. El hombre, por su parte, vive atormentado por los errores que cometió en el pasado y vive aún más atormentado por su futuro. Sabe que es frágil, las enfermedades y los accidentes pueden terminar con su vida. Por lo tanto, es consciente de su mortalidad. Sabe que su buena fortuna puede cambiar en cualquier momento, y que sus condiciones de vida pueden verse dramáticamente alteradas. Sabe también el ser humano que su moral es frágil. Aunque a veces es capaz de conducir su vida con decoro, otras veces comete cagadones de dimensiones épicas. No somos ni santos ni pecadores sin redención. Somos ambos, a veces santos y a veces pecadores. Aunque la consciencia nos ha permitido hacer muchas cosas asombrosas, también ha supuesto una enorme carga sobre nuestra existencia. Jordan Peterson es uno de los psicólogos más influyentes de la actualidad, una verdadera celebridad. En su estupendo libro, 12 Rules for life, hace referencia a esta insoportable carga que lleva el hombre a cuestas y nos anima a reconocer el enorme mérito que eso tiene: En mi práctica clínica animo a las personas a que se den crédito a sí mismas y a quienes les rodean por actuar productivamente y con interés, así como por la genuina preocupación y consideración que manifiestan hacia los demás. La gente vive tan atormentada por sus limitaciones y deficiencias que me sorprende que puedan algunas veces actuar correctamente o mirar más allá de ellos mismos. Pero no solo merecemos respeto, también, afirma Peterson, merecemos atención y cuidado. Y cada uno de nosotros somos responsables de darnos ese mimo que tanto necesitamos para florecer como individuos: Eres importante tanto para otras personas como para ti mismo. Juegas un papel vital en el destino del mundo. Por lo tanto, estás moralmente obligado a cuidarte a ti mismo. Te debes cuidar, ayudarte y ser bueno contigo mismo de la misma manera en que cuidarías, ayudarías y serías bueno con alguien a quien amas y valoras. Por lo tanto, debes comportarte habitualmente de una manera que te permita sentir cierto respeto por tu propio ser, y ser suficientemente justo contigo, pues cada persona tiene defectos profundos. 12 Rules for life está siendo una lectura interesantísima, con seguridad que algún otro tema traeré a estas páginas. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Céntrate en ser productivo en lugar de ocupado» —Tim Ferriss «La productividad nunca es un accidente. Siempre es resultado del compromiso con la excelencia, la planificación inteligente y el esfuerzo concentrado» —Paul J. Meyer Antes mi lista de tareas diaria era bastante extensa. Hoy la he reducido a las tres o cuatro actividades más importantes (estratégicas) del día. Y eso ha hecho una gran diferencia. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Cuando te comprometes a vivir una vida extraordinaria, el universo acepta tu trato y silenciosamente se pone a trabajar, te envía desafíos para que siempre estés preparado para desafíos más grandes y recompensas mayores» —Mike Dillard «Cuando una persona no puede encontrar un profundo sentido de significado, se distrae con placer» —Viktor Frankl Cuando se le pregunta a las personas, ¿cuál es el propósito de su vida? La mayoría responde: «ser feliz». Y con esto quieren decir estar libres de dificultades y experimentar abundante placer. Sin embargo, hay otro tipo de vida, mucho más interesante en mi opinión que la «vida feliz»; es, la vida significativa. En el libro The all or nothing marriage (El matrimonio todo o nada) del psicólogo Eli J. Finkel aparece una clara distinción entre lo que implica una y la otra: Las investigaciones filosóficas y psicológicas sobre felicidad y significado han producido una literatura académica repleta de sutiles distinciones y definiciones contradictorias. Para los propósitos actuales, definiremos la felicidad (o "bienestar hedónico") como un estado psicológico caracterizado por una alta experiencia de placer y una baja experiencia de dolor (más experiencias emocionales positivas que negativas). Definiremos el significado (o "bienestar eudaimónico") como un estado psicológico caracterizado por la creencia de que en nuestra vida experimentamos crecimiento personal y autoexpresión (es decir, muchas oportunidades para descubrir nuestras fortalezas únicas y la posibilidad dedicarse a sobresalir en ellas). Basándose en las ideas de la Ética a Nicómaco de Aristóteles, la psicóloga Carol Ryff sugiere que una vida significativa resulta “del esfuerzo por alcanzar el verdadero potencial que yace dentro de cada uno". Una vida significativa no es una vida fácil, alcanzar nuestro pleno potencial demanda un gran esfuerzo, una gran disciplina y dedicación. Crecer implica asumir constantemente nuevos retos, intentar hacer cosas que antes no podíamos hacer, lo cual abre la puerta al fracaso. Fracasar no es fácil ni divertido. Pero es mucho más apasionante una vida en la todos los días nos levantamos con la misión de ver que somos capaces de hacer, que una vida en la que el mayor objetivo es la gratificación instantánea. ¡Agh! ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Cada vez que lees un buen libro, en algún lugar del mundo se abre una puerta para permitir más luz» —Vera Nazarian Versión en vídeo AQUÍ Todos sabemos que leer es bueno. Es más, leer es de esas cosas que pensamos que deberíamos hacer con más frecuencia (como llamar a nuestros padres y comer más frutas y verduras). Los beneficios de la lectura son indiscutibles; la lectura, por ejemplo, es el gimnasio del cerebro, te ayuda a mantener tu mente en forma y aleja enfermedades como el Alzheimer. Leer ayuda a reducir el estrés; mejora la memoria y la capacidad de concentración; amplía tu vocabulario y te ayuda a ser un comunicador más preciso y eficaz. Y, como si lo anterior fuera poco, a través de la lectura adquieres nuevas ideas que te pueden ayudar a vivir una vida más exitosa y satisfactoria. El verano es una época que nos da un poco de más espacio y podemos leer algún par de libros interesantes mientras tomamos el sol. Ahora bien, una vez decidimos que sí, que vamos a leer más, el siguiente problema es ¿que diablos leo? La lista de posibilidades es interminable; no solo están los libros de moda, esos de los que todo el mundo habla, también están los más antiguos que tal vez llevan años (¿décadas?) en nuestra lista de «algún día que tenga tiempo lo leo». Mi recomendación, siempre leer lo que más curiosidad nos despierte o lo que más necesitemos (lo cual, por lo general, tienden a coincidir). Todos tenemos en nuestra vida aspectos que nos gustaría mejorar: carrera profesional, salud, relaciones, etc. Así que un libro que nos ayude a resolver esos temas tiene muchas probabilidades de capturar nuestra atención. Cuando leemos algo con verdadero interés es cuando más nos aprovecha la lectura. Si nos interesa, prestamos atención; y si estamos atentos, aprendemos mucho más. Resulta que nuestro cerebro decide que almacenar en la memoria de largo plazo con base en la atención que prestamos a algo. Si prestamos poca atención a algo, nuestro cerebro entonces considera que eso no debe ser importante y pronto lo descarta. Pero si algo nos cautiva, el cerebro dice, «esto es importante. Lo guardo». Además, cuando algo nos interesa nuestra mente absorbe el material de forma más eficiente. Por lo tanto, aprendemos más rápido. De esta manera, leer sobre las cosas que más nos interesan es el camino hacia el superaprendizaje y la genialidad. Así que amigo mio, aprovecha el verano para convertirte en un verdadero genio. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
«Los sueños nos se alcanzan victimizándose o culpando a otros. Se alcanzan mediante el trabajo duro, la determinación y una buena educación» —Alphonso Jackson Versión en vídeo AQUÍ Dos de los peores hábitos que podemos desarrollar en la vida es sentir pena por nosotros mismos y responsabilizar a otros por nuestras circunstancias. Por desgracia, aunque son muy nocivos, son también bastante comunes. Tanto sentir pena por uno como responsabilizar a otros destruyen nuestra confianza en nosotros mismos y también nuestra autoestima. La autoimagen que creamos, como consecuencia de esta conducta, es la de una persona impotente ante las circunstancias, la de un desvalido ante la vida. Dejamos así de ser los capitanes de nuestra barca y nos convertimos en un madero que flota en altamar, siempre a merced del viento y las corrientes. Los únicos responsables de nuestra vida somos nosotros. Nadie más tiene la responsabilidad sobre nuestro bienestar emocional, profesional, físico y espiritual. Ni nuestros padres, ni nuestros amigos, ni nuestra pareja, ni mucho menos nuestros jefes, son los encargados de hacernos felices. Ser feliz, o como prefiero llamarlo yo, vivir una vida satisfactoria, es deber nuestro. De nadie más. Es cierto que no tenemos control absoluto sobre nuestras circunstancias. Cosas malas ocurren porque sí, porque la vida es caótica. Pero si somos responsables de nuestra actitud ante la adversidad y, por encima de todo, tenemos la responsabilidad de intentar cambiar nuestra situación si consideramos que no es adecuada. Si no me siento agusto con mi vida, si mi trabajo no me es grato, si la relación con mi pareja es insatisfactoria, si mi salud es deficiente, soy yo quien tiene la responsabilidad de arreglar esas situaciones. No es responsabilidad de mi jefe hacer que mi trabajo sea agradable. Si hay cosas que no me gustan de él, debo intentar cambiarlas, y si no es posible, cambiar de trabajo. Muchas personas dicen que detestan su empleo, pero si les preguntamos si están buscando otro de manera activa, la respuesta es no. Lo mismo vale para las relaciones de pareja, si no me gusta como avanza mi relación, yo soy quien debo dar un paso al frente, dialogar y buscar soluciones. Si después de mucho esfuerzo me doy cuenta de que sigue sin funcionar, es mi responsabilidad tomar la decisión de romper el vínculo. Pero lo que es una soberana tontería es permanecer con los brazos cruzados soportando algo que no me gusta. Quejándome por lo infeliz que soy, pero sin mover un solo músculo para cambiar la situación. El otro habito, la victimización, sentir pena por nosotros, es quizá aún peor. Se que suena extraño, pero sentir pena por nosotros mismos es cómodo, se siente bien. A todos los seres humanos nos gusta la atención, y andar pregonando las cosas malas que nos pasan es una forma de obtener atención inmediata. Este patrón de conducta lo aprendemos cuando somos niños. En nuestra infancia, si nos caíamos y nos hacíamos daño, obteníamos atención inmediata de nuestros padres que querían consolarnos. Y en nuestra adultez seguimos pensando igual, si voy contando lo desgraciado que soy, otros me prestarán atención. Por otro lado, declararse víctima de las circunstancias siempre es más cómodo que hacer algo para cambiarlas; no solo es que obtengo atención de otras personas, también me veo liberado de tener que realizar el esfuerzo que significa cambiar. Todos conocemos a personas que se quejan todo el tiempo de lo dura que es su vida, pero que hacen muy poco para cambiarla. Son expertos en encontrar las “razones” por las cuales están atrapados en una situación sin salida. Aunque quizá el control que tenemos sobre la realidad sea muy pequeño, también es cierto que mediante el esfuerzo, la determinación y una buena actitud podemos sugerirle a la vida por donde queremos que vaya. Tal vez tengamos suerte y pase por donde queremos que pase, pero si no ocurre así, es mucho más divertido pasarnos la vida luchando por hacer realidad las cosas que deseamos que andar quejándonos y postrados ante nuestras circunstancias. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tú. Suscríbete AQUÍ
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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