"En el mundo moderno es inútil ser creativo, un pensador original, a menos que también pueda vender lo que ha creado" —David Ogilvy
Siempre ha sido importante, pero hoy lo es mucho más. Escribir bien es una obligación para cualquiera que desee establecer bases sólidas en su carrera profesional. Ser capaz de comunicar bien abre puertas a nuevas oportunidades.
Sin embargo, expresarse con claridad a veces no es suficiente. En ocasiones además tenemos que convencer, influir, seducir... Ocurre así cuando enviamos propuestas ofreciendo nuestros servicios, o cuando creamos perfiles en redes sociales como LinkedIn o Twitter. Con ello en mente, viene bien conocer la rutina de uno de los personajes que más ha influido en la mente de los consumidores: David Ogilvy. Cuando entró en el mundo de la publicidad, Ogilvy tenía una edad que muchos considerarían tardía para empezar una nueva carrera, 38 años; no obstante, solo tardó tres años en convertirse en un éxito rotundo. En 1955, el publicista escribió una carta dirigida a Ray Calt en la cual detalla la rutina que llevaba a cabo cuando se disponía a crear su magia. 19 de abril 1955
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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