"Aplícate tu propio bálsamo. Proclama por doquier tu enfermedad. Eso te restablecerá. Cuanto más emplees este tratamiento, más digno y más sabio te harás. Y recuerda que, si crees que en este momento no tienes ningún defecto, te convertirás de inmediato en el artífice de tu propia desgracia" —RUMI
El conocimiento… personal —afirmó la doctora en filosofía y psicología Liliane Frey-Rohn— constituye el requisito fundamental de cualquier acción responsable y, consecuentemente, resulta imprescindible para tratar de atenuar la oscuridad moral del mundo.
Los árboles que se elevan a una mayor altura, son aquellos que han sido capaces de hundir bien sus raíces en las oscuras profundidades de la tierra.
Lo mismo ocurre con los seres humanos. El crecimiento de las personas también tiene dos direcciones. La altura que alcanzamos depende de que tan hondo hemos cavado en la oscuridad de nuestra alma. Así pues, nos desarrollamos hacia arriba y hacia abajo. Si pretendemos alcanzar un pleno desarrollo, no podemos mirar solo a nuestro lado más luminoso; debemos también mirar al más sombrío, porque ahí está la materia con la cual hemos de trabajar. Es solo cuando nos atrevemos a reconocer nuestros vicios, carencias e imperfecciones, cuando podemos empezar a corregirlos y disminuir así la influencia que ejercen sobre nosotros. [Se] requiere que tomemos conciencia de nuestra propia necesidad de crecer, y si no lo hacemos así, no tenemos más alternativa que intentar erradicar todo indicio de nuestra imperfección. —Afirmó el psiquiatra y escritor M. Scott Peck.
Si al pararnos frente al espejo todo lo que observarnos es virtud libre de manchas, pues no tendremos nada más que hacer salvo admirar la perfección.
Pero tu y yo sabemos que esa perfección no existe. Quien no se encuentre manchas, muchas, podemos estar seguros de que, lo sepa o no, se está engañando. Siempre habrá imperfecciones que corregir. Los seres humanos tenemos la necesidad de crecer, de evolucionar, y para ello es necesario que nos enfrentemos a la ardua tarea de menguar nuestras deficiencias. El crecimiento, por lo tanto, requiere humildad, coraje y comprensión. Humildad para reconocernos como seres imperfectos que deben realizar un gran trabajo si quieren alcanzar su pleno desarrollo. Sólo podremos llegar a convertirnos en portadores de la luz —afirmó Robert Bly— cuando seamos capaces de abrazar compasivamente el lado oscuro de la realidad.
Coraje, se necesita fortaleza de ánimo para mirar hacia nuestro lado más sombrío y no espantarse ante lo que ahí se encuentra. Porque es en la oscuridad «donde escondemos nuestros secretos más vergonzosos y amordazamos nuestros impulsos más violentos».
Comprensión para entender que, aunque somos responsables de nuestros actos, la envidia, la vanidad, los celos, el egoísmo y la crueldad hacen parte de la naturaleza humana. No fuimos nosotros los que decidimos incorporar esas características al catálogo, fue madre naturaleza y millones de años de evolución las que las dejaron ahí. Por ello, el gran mérito de la humanidad es haber creado un mundo cada vez más próspero, justo y amable a pesar de sus propias limitaciones. No nacimos ángeles, y eso es precisamente lo que nos hace más dignos de admiración.
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1 Comentario
XLuis MP
25/4/2023 11:53:28 pm
Interesante artículo.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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