“el éxito no es la clave para la felicidad. La felicidad es la clave para el éxito” -Albert Schweitzar Shawn Achor es líder mundial en el estudio del vínculo que existe entre felicidad y éxito. Dos de sus libros, La ventaja de la felicidad y Antes felicidad, se han convertido en bestsellers del New York Time. Su charla en TED se ubica entre las 20 más vistas de todos los tiempos, con casi 10 millones de reproducciones. En enero del 2014 estuvo en las oficinas de Google para atender una sesión de preguntas y respuestas que se prolongó un poco más de una hora. La sesión no tiene desperdicio y me gustaría compartir algunas de las ideas expresadas por el autor. Felicidad y placer son dos cosas distintas. Tener experiencias placenteras aumenta nuestra sensación de bienestar, pero no alcanzan para ser felices; son necesarias, pero no suficientes. Placer sentimos cuando comemos chocolate, jugamos videojuegos, salimos de compras, etc., estas experiencias tiene poca relación con la felicidad como el estado de gozo que es experimentado por períodos prolongados. Felicidad y significado no pueden separarse. La felicidad sin significado es solamente placer. El significado es lo que nos permite afrontar momentos difíciles y a pesar de ello seguir siendo felices. Ser padre es algo que no siempre es placentero, a veces es angustiante y complicado, pero en términos generales somos más felices siéndolo, a pesar de los momentos difíciles. El significado es lo que diferencia el sexo casual de hacer el amor con la persona que realmente amamos. El significado es lo que permite que músicos y deportistas se someten a largas, tediosas; en ocasiones dolorosas horas de prácticas y sean felices; el amor a su profesión, a su arte le da significado a esas horas miserables. Pero entonces, si el placer no es felicidad ¿Que es la felicidad? Pregunta complicada. Existen casi tantas definiciones de felicidad como culturas en el mundo. Shawn Achor adoptó como suya la definición que tenían los antiguos griegos: felicidad es la alegría que experimentamos cuando nos esforzamos por alcanzar nuestro potencial. Lo contrario de felicidad no es infelicidad, es apatía. La infelicidad, bien encauzada, es una poderosa fuerza que nos impulsa a mejorar, a alcanzar nuestro verdadero potencial. Si estamos infelices con nuestro cuerpo, podemos ejercitarnos, comer saludable y cambiarlo. Si no nos gusta nuestro trabajo, está en nuestras manos capacitarnos y buscar uno mejor. Que algo no nos guste lo podemos convertir en un aliciente para crecer, para mejorar, y de paso, ser felices. Mientras que la infelicidad nos puede movilizar a crecer, la apatía nos hunde en la desesperanza. Si permitimos que la apatía se apodere de nosotros, renunciamos a conducir nuestra vida, nos convertimos en esa hoja seca que está a merced del viento, incapaz de conducir su destino. Cuando caemos en la apatía renunciamos a liderar nuestra vida. El estrés es malo ¿o no? El estrés es la reacción del cuerpo ante una cambio que requiere una respuesta o un ajuste. El cuerpo reacciona a esos cambios con respuestas físicas, mentales o emocionales. El estrés es parte de nuestra vida y nuestro cuerpo está diseñado para soportarlo y reaccionar ante el. El estrés se vuelve negativo cuando una persona se enfrenta a desafíos continuos sin alivio o descanso entre ellos. Como resultado, la persona se siente exhausta y la tensión relacionada con el estrés se acumula. Sin embargo, el estrés también puede ser positivo, nos mantiene alerta y listos para reaccionar. Todo gran éxito ha sido conseguido bajo condiciones de estrés, el deportista que gana una medalla olímpica ha encarado el estrés de los entrenamientos y de la competición. El emprendedor que triunfa con su empresa ha soportado los estresantes momentos iniciales de su iniciativa. El escritor que ve publicada su novela ha sentido la angustia de enfrentarse a una página en blanco día tras día. La felicidad nos hace exitosos, en tanto el éxito no siempre trae felicidad. Cuando aumentamos nuestro optimismo empezamos a disfrutar de la ventaja de la felicidad, el cerebro trabaja mejor en un estado de ánimo positivo, gozamos de mayores niveles de energía, creatividad e inteligencia. Cuando nos sentimos optimistas y contentos segregamos dopamina, esta hormona tiene dos funciones: 1. hacernos más felices y 2. activar los mecanismos de aprendizaje que nos permiten adaptarnos mejor al mundo. Cinco actividades que la ciencia ha probado te convertirán en un optimista, practicarlas durante 21 días hará que tu cerebro empiece a fijarse en las cosas buenas.
Escoge una, varias, o mejor, todas las actividades arriba listadas y te garantizo que transformarán tu vida. Si tienes alguna sugerencia para añadir a la lista me encantaría conocerla, puedes dejarla abajo en los comentarios, o a través de Twitter, Facebook o Linkedin.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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