"Pero creo que no importa que tan inteligente es, la gente suele ver lo que ya están buscando, eso es todo" —Veronica Roth
En la actualidad las probabilidades de ser devorado por un depredador, asesinado por una tribu vecina, o aniquilado por alguna infección, son mucho menores de las que enfrentaban nuestros ancestros del paleolítico.
Hoy la vida es más segura. Sin embargo seguimos tan estresados, ansiosos y preocupados como lo estaban ellos. Tal vez un poco más. ¿Por qué ocurre esto? Según el doctor en psicología y autor del libro Cultiva la felicidad, Rick Hanson, se debe al sesgo negativo con el que nuestro cerebro evolucionó: A medida que nuestros ancestros evolucionaban necesitaban transmitir sus genes. Y las amenazas del día a día, como depredadores o riesgos naturales tenían más urgencia e impacto para la supervivencia. Por otra parte, las experiencias positivas como la alimentación, la vivienda, o las oportunidades de apareamiento, son provechosas, pero si un animal no puede obtener hoy una de esas buenas experiencias, tendrá una nueva oportunidad mañana. Pero si ese animal o ser humano primitivo no pudo escapar hoy de los depredadores, literalmente, morirá.
Lo que las investigaciones del doctor Hanson han encontrado es que las cosas positivas que nos suceden no tienen el mismo impacto en nuestras vidas que las negativas. Tendemos a pasar por alto u olvidar con rapidez las primeras, mientras que las segundas se quedan grabadas a fuego en nuestra memoria.
Por fortuna, el cerebro tienen la capacidad de adaptarse y cambiar gracias a las experiencias y al aprendizaje. Mediante práctica y entrenamiento podemos contrarrestar el sesgo negativo y construir un cerebro más positivo que nos brinde mayor felicidad, paciencia, fortaleza y confianza. Hay un dicho clásico: "Las neuronas que se activan juntas, permanecen juntas". Lo que esto significa es que los patrones repetidos de actividad mental establecen estructuras neuronales. Este proceso se produce a través de una gran cantidad de mecanismos diferentes... El problema es que el cerebro es muy bueno modificando la estructura del cerebro de acuerdo a las experiencias negativas. Aprendemos de inmediato del dolor, ya sabes, "una vez quemado, la segunda precavido". Por desgracia, el cerebro es relativamente malo convirtiendo experiencias positivas en estructuras neuronales emocionales.
Ya lo sabes, la próxima vez que tengas una experiencia positiva, no permitas que se desvanezca sin dejar huella. Saboréala. Así ayudarás a tu cerebro a almacenarla y, de paso, te ayudarás a ser más feliz.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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