«El camino de la felicidad auténtica es descubrir tus fortalezas y buscar la excelencia» —Martin Seligman La idea predominante en nuestra sociedad sobre la felicidad, es que esta consiste en la abundancia de placer y la ausencia de dolor e incomodidades. Que las personas más felices son aquellas que pueden vivir la mayor cantidad de experiencias gratificantes. Es decir, que los deleites lleguen uno tras otro y que nunca se suspenda su suministro. Ah, y que las incomodidades y contratiempos no asomen su odiosa cara. No hay nada malo en disfrutar de las delicias que nos ofrece la vida: una amena cena en compañía de amigos entrañables, un domingo perezoso en los brazos de la persona que nos alegra el alma. Una copa de vino. O mejor, dos. Y si la tercera se pone insistente, pues nos dejamos convencer y damos cuenta de ella. Las experiencias gratas tiñen la vida de preciosos colores. No obstante, cuando todo a lo que aspiramos es a una diversión interminable, corremos el riesgo de vivir de manera superficial, y de no perseguir metas más elevadas que nos llevarán a experimentar satisfacciones aún más sublimes. Desde hace más de dos mil años los antiguos griegos descubrieron que la auténtica felicidad no proviene de la búsqueda afanosa de diversión, sino de cultivar las más excelsas cualidades en cada uno de nosotros. Para ellos, la buena vida está relacionada con el concepto de ‘Areté’, que se puede traducir como excelencia personal. Los más felices son, entonces, aquellos que se convierten en la mejor versión de sí mismos. Así lo explicaba el sabio Aristóteles: «La mayor parte de los hombres… solo piensan en entregarse a la diversión… La felicidad no consiste en divertirse; sería un absurdo que la diversión fuera el fin de la vida; sería absurdo trabajar y sufrir durante toda la vida sin otro objetivo que el de divertirse… » No, no es la diversión, sino el desarrollo pleno de nuestras facultades. Continúa Aristóteles «Nadie llamaría idealmente feliz a un hombre que no tiene una pizca de valentía ni de autodominio ni de decencia ni de sensatez; no sería feliz alguien que teme a las moscas que revolotean a su lado, que no puede abstenerse de ningún impulso, ni siquiera de los más extravagantes, con tal de satisfacer su deseo de comer o beber, o que arruina a sus amigos más queridos por ganarse un céntimo». Esta antigua noción de felicidad basada en la excelencia personal; en el perfeccionamiento de cualidades como la valentía, la disciplina, la honradez, la amabilidad... ha sido respaldada por numerosas investigaciones científicas, entre ellas, las de uno de los más prominentes psicólogos de nuestra época, el cofundador de la Psicología Positiva, Martin Seligman. «El camino de la felicidad auténtica —afirma Seligman— es descubrir tus fortalezas y buscar la excelencia». Ahora bien, cualquiera que haya intentado dejar atrás sus malos hábitos (cigarrillo, comida basura, redes sociales, etc.) para dar luz a su versión más radiante, sabe lo difícil que resulta abandonar a estos persistentes compañeros. De modo que, si para ser felices debemos ganara todas esas batallas, el panorama parece desalentador. Por fortuna, no es así. Es posible transformarnos, soltar todo lo que nos lastra y elevarnos hasta espléndidas alturas para reunirnos con nuestro mejor YO. Con esa versión majestuosa de nosotros mismos que vuela alto y no se marea por las imponentes vistas que se aprecian desde el Olimpo. ¿Y como podemos convertirnos en esa versión extraordinaria de nosotros mismos y ser felices? Me alegro que lo preguntes. La clave está en volvernos maestros del arte de la evolución continua. En lugar de intentar cambiar muchas cosas de golpe, debemos enfocarnos en avanzar mediante pequeños pasos. Pero dejemos que sea James Clear, autor del libro Hábitos Atómicos, quien lo explique: «La evolución continua es dedicarse a realizar pequeños cambios y mejoras todos los días, con la intención de que esos pequeños progresos, con el tiempo, se conviertan en algo significativo». La manera más común como intentamos cambiar es establecer grandes metas y buscar alcanzarlas en el menor tiempo posible. Pero esta aproximación, como hemos observado antes en repetidas ocasiones, tiende a fallar. Es mejor enfocarnos en pequeñas mejoras que no resulten muy intimidantes ni demasiado abrumadoras. Por ejemplo, si lo que queremos es mejorar nuestra condición física, en lugar de intentar correr una maratón en tres meses; nos ponemos como meta salir a caminar durante cinco minutos todos los días. Durante una semana, o durante un mes, si así lo preferimos. Luego, pasado ese plazo, aumentamos la dosis a diez minutos. Posteriormente podemos intentar correr durante dos minutos y caminar los otros ocho. Y así, poco a poco, vamos progresando hasta que nos convirtamos en personas activas y en forma. O digamos que quieres aumentar tu conocimiento, entonces te comprometes a leer todos los días (antes de sentarte a ver por horas Netflix) una página, o incluso media, de algún libro que te resulte interesante o que pueda ayudarte a resolver algún asunto que te preocupa. Con el tiempo empezarás a notar que en lugar de media página, te enganchaste y leíste cinco. Más adelante te darás cuenta de que te has convertido en un ávido lector y en todo un erudito. Cuando nos ponemos metas (aunque sean muy pequeñas) y las cumplimos, empezamos a ganar confianza en nosotros mismos y en nuestra capacidad de transformación. Nuestra autoimagen mejora. Nos vemos como personas en constante evolución, capaces de abandonar los comportamientos que nos impiden alcanzar todo nuestro potencial. Esa confianza nos permitirá ir transformándonos y convertirnos en lo que estamos destinados: nuestro más extraordinario y auténtico YO. Ah… y de paso, ser felices y vivir una vida maravillosa. ¿Te gustó? Recibe gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu. Suscríbete AQUÍ
2 Comentarios
RUBEN
28/8/2019 03:12:11 am
Superacion Personal,
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Marcelo Futerman
19/9/2020 02:07:29 pm
Quise comprar el curso y no tenes Pay Pal.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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