"Los humanos hemos perdido la sabiduría de descansar y relajarnos genuinamente. Nos preocupamos demasiado. No permitimos que nuestros cuerpos se curen. No permitimos que nuestros corazones y nuestras mentes se curen" Thich Nhat Hanh
Ser super-productivos es un anhelo de todos. Descargamos aplicaciones para aumentar nuestra eficiencia, elaboramos listas de tareas, recordatorios en post-it... Todo con el fin de sacar el mayor partido del tiempo.
Manejar de manera eficiente el tiempo es importante, no voy a ser yo quien contradiga lo obvio. Pero el tiempo es el que es, el día tiene 24 horas y no podemos hacer nada para cambiar eso. Aunque nada podemos hacer para sumar horas al día, en lo que sí podemos influir es en nuestros niveles de energía a través de él. Los atletas saben que un buen entrenamiento está compuesto por períodos de actividad intensa y recuperación. Esto, que para los deportistas resulta obvio, no lo aplicamos a nuestro trabajo. Nosotros no estamos hechos para funcionar a máxima velocidad de forma continua durante largos períodos de tiempo. La ciencia señala que cuando lo hacemos mejor es cuando alternamos rítmicamente entre esfuerzo y descanso, entre gasto y recuperación de energía. Trabajamos mejor si esprintamos y a continuación descansamos. Sin embargo, nuestra forma de trabajar se parece a una maratón, realizamos un esfuerzo continuo y agotador durante un tiempo prolongado. Para rendir al máximo, tanto física como mentalmente, debemos tener a lo largo del día periodos de descanso que permitan renovar nuestras energías. Esos periodos de recuperación no son pérdida de tiempo, son etapas donde recargamos las energías y que nos permiten ser mucho más eficientes en el siguiente ciclo. Cuando consideramos los períodos de descanso como una pérdida de tiempo, estamos partiendo de la creencia equivocada que los humanos podemos trabajar como robots mecánicos de una cadena de ensamble, o como ordenadores. Pero no es así. Necesitamos descansos regulares que nos permitan recobrar energía y concentración. Si a lo largo de la jornada no tenemos espacio para renovar fuerzas, nuestro rendimiento cae dramáticamente. Perdemos agudeza mental, tomamos peores decisiones, ahuyentamos la creatividad y disminuye la capacidad de concentración. Todo esto hace que nuestra productividad se frene haciendo que al final del día hayamos hecho menos y, seguramente, de menor calidad. Los beneficios mentales de los descansos es algo que podemos comprobar fácilmente. La próxima vez que, después de haber trabajado sin interrupciones, te encuentres atascado escribiendo un memorando importante, o una propuesta comercial para un cliente, o cualquier otra tarea que demande creatividad y concentración, prueba a dar un paseo, sal a caminar 10 o 15 minutos y verás como, al regreso, las ideas fluirán de nuevo casi sin esfuerzo. El escritor Henry Miller afirmaba: “la mayor parte de la escritura ocurre lejos de la máquina de escribir, lejos del escritorio. Yo diría que ocurre en los tranquilos, silenciosos momentos, mientras usted está caminando…” La necesidad y beneficios de parar es algo que ya saben algunas de las empresas líderes en el mundo, esa es la razón por la que en Google podemos encontrar gimnasios, videoconsolas, toboganes, comidas saludables, zonas de siestas. Para manejar tu energía como un profesional, te dejo cuatro consejos: Dormir bien. Esta es la piedra angular de todo, si fallamos en descansar las horas adecuadas (entre 7 y 9) todo el día iremos faltos de energía y con una espesa bruma en nuestra mente que bloque las ideas. Programe los descansos. Una investigación llevada a cabo por Draugiem Group encontró que los empleados más productivos trabajaban llevando a cabo sprints de 52 minutos y recuperaciones de 17. Por ahí puedes empezar. Ejercicio. El ejercicio físico moderado es una gran forma de recuperación de energía. Caminar es quizás la mejor opción y la más utilizada por poetas, filósofos y escritores. Siesta. Cuando mejor funciona nuestro cerebro es dentro de las cuatro horas siguientes a despertarnos. Tomar una pequeña siesta es como disfrutar de un nuevo amanecer a mitad del día. El tiempo de reposo no es tiempo desperdiciado, es productividad ganada. Ahora que ya descansaste, y de paso aprendiste algo, ponte a trabajar de nuevo ;)
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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