"Y ahora, démosle la bienvenida al nuevo año, lleno de cosas que nunca han sido"
-Rainer Maria Rilke
Cada comienzo de año es una gran oportunidad para empezar, por fin, a trabajar en esos proyectos o propósitos de mejora aplazados en los meses anteriores.
Enero viene dotado de una energía psicológica propicia para el cambio y la evolución. El inicio de un nuevo calendario produce algo llamado “Efecto Nuevo Comienzo”; la oportunidad de hacer borrón y empezar otra vez es un estímulo poderoso. Cada comienzo de año, de mes, de estación; el regreso de vacaciones, incluso cada nuevo amanecer, nos otorga un empujón psicológico especial: tenemos la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva. Los vientos favorables de enero fomentan la aparición en medios, como este, de consejos sobre como esta vez sí hacer realidad esas maravillosas iniciativas que hemos venido marinando en nuestra mente. Además de trucos y recetas que ayudan a triunfar, también se habla del gran porcentaje de fracaso que sufren muchas de las iniciativas de Año Nuevo; un número enorme de ellas naufraga en las primeras tres semanas. Sin embargo, resulta que los propósitos si funcionan, pues aunque muchos fallan, el hecho de establecerlos multiplica las probabilidades de éxito. Las personas que establecen objetivos tienen muchísimas más posibilidades de realizar mejoras que aquellos que no los tienen. Entonces, para aprovechar el empujón del nuevo comienzo y así hacer de este año el año del triunfo, dos reflexiones que espero te ayuden a llegar a buen puerto. Para cada nuevo proyecto que deseas empezar (perder peso, escribir un libro, viajar, meditar, etc.) piensa en el resultado final, imagina cómo luciría el producto terminado nacido de tu esfuerzo. Luego, piensa en porque es importante para ti alcanzar ese objetivo, como transformaría tu vida; que beneficios obtendrías. Una recomendación, es muy importante que te esfuerces por descubrir si tu objetivo es tuyo o son razones externas las que lo hacen atractivo. Hace unos años me estuve planteando correr una maratón; sin embargo, después de meditarlo un poco, entendí que la motivación para correrla no era mia. Lo que me impulsaba era más bien un motivo vanidoso: me imaginaba lo bien que luciría al decir que había culminado semejante reto. Dado que la razón de la iniciativa era absolutamente frívola, decidí que no valía la pena. No obstante, hace casi dos años me volvió a surgir la inquietud del maratón. Esta vez pude comprobar que lo que quería era el desafío personal. Más que alardear con el resultado de mi esfuerzo, lo que quería era ponerme a prueba a mi mismo. Esta vez la motivación era la correcta y me decidí a afrontar el reto. Para concluir; preguntarnos que quiero alcanzar y porque quiero hacerlo, son poderosas herramientas para ayudarnos a conseguir nuestros objetivos. Cuando sabemos a donde vamos y porque queremos ir, llegar a nuestro destino es mucho más fácil.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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