"Es bueno levantarse antes del amanecer, este hábito te lleva a la salud, la riqueza y la sabiduría"
—Aristóteles "En cincuenta años el sol no nunca me ha atrapado en la cama" —Thomas Jefferson
Versión en vídeo AQUÍ
La gran mayoría de las veces que escucho a alguien decir que se levanta muy temprano, lo hace con amargura. A mi, al contrario, me encanta despertarme a las 5:30 am. Tenemos la tendencia a pensar que la disciplina es algo mortificante. No tiene porqué serlo. Aquella disciplina que es buena para nuestro desarrollo, que nos hace bien, termina también sintiéndose bien. Hacer ejercicio es agradable. Puede ser que no se disfrute mientras lo realizamos. Pero una vez hemos terminado, deja un regusto bastante grato. La buena alimentación, la que beneficia al cuerpo, es también agradable al espíritu. En ese mismo orden de cosas se encuentra la disciplina de levantarse muy temprano: una vez te acostumbras a ello, ya no quieres abandonar el hábito. Madrugar otorga una valiosa ventaja: mientras la mayoría duerme, nosotros ya estamos trabajando en hacer realidad nuestros sueños. Por eso, muchos de los personajes más exitosos del planeta acostumbran a levantarse antes de que salga el sol. Tim Cook, el CEO de Apple, lo hace a las 3:45 am. Michelle Obama, Exprimera Dama de EEUU, a las 4:30. Richard Branson, fundador del Grupo Virgin, 5:45. Howard Schultz, CEO de Starbucks, a las 6:00 am ya se encuentra en su oficina. En mi caso, la madrugada me brinda dos horas y media libres de interrupciones para trabajar en mi proyecto más importante: yo mismo. Las actividades que realizo durante la aurora son las que quizá tienen un mayor impacto en mi crecimiento. Esta es mi rutina Lo primero que hago al despertarme es la cama. Me gusta empezar el día con una victoria. Primera misión del día, primer triunfo. Luego dedico unos minutos a tareas de tipo operativo: primero, el inevitable paso por el baño. Una vez aliviada la carga, me peso y tomo la medida de mi panza (estos datos me gusta tenerlos al día, si noto, ¡como ahora mismo estoy notando!, desviaciones en sentido no deseado, puedo aplicar correctivos oportunos). Ahora si, despachadas las minucias, me pongo con lo serio. Lo siguiente que hago es explorar mi alma y registrar en el diario los hallazgos, con la misma meticulosidad que un botánico registra una nueva especie de planta. Llevar un diario es una de las actividades que más beneficios ha traído a mi vida. El conocimiento de nosotros mismos es el primer paso para empezar a mejorar. El diario resulta de gran ayuda para realizar esta perentoria labor. Son muchos los descubrimientos que he realizado acerca de mí mismo mientras escribo. Algunos resultan gratos y otros un poco más incómodos. Pero, si de verdad queremos saber quienes somos, debemos mirar con igual atención y curiosidad todos nuestros matices: los más luminosos (que resultan gratos de observar), y también los más sombríos (para los cuales debemos reunir no poca valentía). La evaluación constante e inmediata es una de las herramientas más poderosas para mejorar el desempeño. Por ello, algunas de las sesiones de escritura están dedicadas a observar mi rendimiento. Me gusta saber que estoy haciendo bien y que debe ser corregido y mejorado. Pienso acerca de cómo estoy gestionando mi tiempo, si mi rutina es eficiente o no. También reflexiono sobre sí mis actividades diarias son las más pertinentes o, por el contrario, me estoy ocupando en cosas que poco aportan a mi bienestar y mis metas. Otras veces (como hoy, por ejemplo) lo que hago es reflexionar acerca de mi estado emocional general; es mi versión particular de psicoanálisis. Escribo sobre sí he estado alegre, ansioso, enfadado, optimista, confiado… e intento desmenuzar las causas de dichos estados; no las superficiales, sino las más profundas, las que habitan en los rincones más oscuros de mi alma. Escribir sobre nuestras emociones nos ayuda a explicar y dar coherencia a nuestro estados anímicos. Son muchas las investigaciones que avalan los efectos terapéuticos de este tipo de escritura. En general, la escritura me ha ayudado a profundizar en el conocimiento de mi mismo. A saber que es lo más importante para mi y si estoy dedicando a ello el tiempo suficiente. Los utensilios de la siguiente actividad no son el lápiz y el papel, sino un tapete y dos cojines. Me siento, cruzo las piernas y durante los siguientes 30 minutos me dedico a observar mi respiración. Meditar es otra de las actividades que no pueden faltar en mi rutina matinal. Sobre los efectos positivos de la meditación ya he escrito aquí en abundancia (¡y lo seguiré haciendo!). Ejemplos aquí, aquí, aquí y aquí. Esta práctica milenaria nos ayuda a establecer una relación más saludable con el contenido de nuestra mente; es decir, con los pensamientos que en ella surgen. Otros de los efectos positivos de la meditación son: mejor concentración y memoria, fortalecimiento del sistema inmunológico y de la salud general, facilita el pensamiento crítico y el aprendizaje. Terminada la sesión meditativa, la siguiente hora la dedico, unos días a la lectura y otros a trabajo creativo, por lo general, escribir o editar los artículos del blog. Y ya está, esa es mi adorada rutina mañanera. Cuando termino estoy en las mejores condiciones mentales para afrontar el resto del día.
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6 Comentarios
El aprendiz cuarenton
28/11/2017 09:56:36 am
Hola Pablo, yo también soy un gran madrugador, me levanto a las 6:00, a veces un poco antes, además no necesito despertador, supongo que esto también te pasará a ti. Pero he echado en falta que nos cuentes también la hora en la que te acuestas. A ver si para otro artículo nos desvelas a tus seguidores cuales son tus rutinas antes de dormir, estoy seguro de que también las tienes.
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Pablo Arango
28/11/2017 01:48:58 pm
Estoy haciendo un vídeo con las recomendaciones para levantarse temprano. Mañana estará listo.
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Hola Pablo.
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Pablo Arango
28/11/2017 02:54:06 pm
Hola Víctor. ¡Totalmente de acuerdo! Más importante que madrugar es dormir bien. Yo intento dormir 8h, pero por lo general me salen 7h. Claro que todavía no me doy por vencido, seguiré persistiendo hasta que ajuste mi rutina para dormir las 8h.
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Unknown
6/12/2020 02:27:16 am
Desde el anonimato, para no ser apedreado, diré que en mi caso sucedió todo lo contrario. Descubrí, después de años de madrugar, que mi cuerpo respondía de forma excelente con una rutina totalmente diferente: trabajar de madrugada y despertar hacia la hora de comer.
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Pablo Arango
18/12/2020 07:55:30 am
Muchas gracias por comentar. Tienes razón, hay personas que como tu les viene mejor la noche que la mañana. Lo importante es conocerse y trabajar de acuerdo a sus condiciones. Saludos
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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