"No seas demasiado tímido y quisquilloso con tus acciones. Toda la vida es un experimento. Cuantos más experimentos hagas, mejor" —Ralph Waldo Emerson
En muchas ocasiones nuestra dependencia de los resultados es tan grande que termina paralizándonos.
Si no tenemos certeza de que las cosas van a salir bien, preferimos la inmovilidad. Necesitamos estar seguros de que nos dirán que si, antes de invitar a salir a esa persona que nos gusta. Si no estamos seguros de que nuestra idea de negocio va a funcionar, no damos el salto. Si dudamos de que el nuevo proyecto pueda ser aprobado, no lo proponemos. Pero como tu ya sabes, nuestro anhelo de certeza no es más que una ilusión. Es imposible saber de antemano si algo va a funcionar. Una aproximación más interesante es considerar las cosas como experimentos. Considerar a la vida misma como un gran experimento e ir realizando pequeñas pruebas. Conservando lo que funciona y descartando y aprendiendo de lo que no. De esta manera no hay fracaso posible, pues los experimentos nunca fallan. Estos son llevados a cabo para reunir información, para probar hipótesis. Si una hipótesis no resulta cierta, intentamos otras. El procedimiento más habitual cuando necesitamos comprarnos pantalones nuevos es ir a la tienda, probarnos algunos, y luego decidirnos por el que creemos es la mejor opción. Cuando vemos que un pantalón que no cumple con nuestras expectativas (léase, ‘no hace lucir bien el trasero’), no decimos: “¡maldita sea! he fracasado otra vez”. Lo que hacemos es probarnos el siguiente. Y el siguiente. O quizá buscamos en otra tienda. Y después en otra... Hasta que encontramos la opción más conveniente y compramos. Estamos llevando a cabo pequeños experimentos, reuniendo datos. Aprendiendo. Y luego, con la información recopilada, decidimos con base en lo que funciona y descartamos lo que no. Por desgracia, esta buena metodología no la aplicamos a otras áreas de nuestra vida. O a toda ella. Queremos saber que no vamos a fracasar antes de intentar algo nuevo. Esto, simplemente, no es posible. Cuando intentemos algo audaz o innovador, es bueno decirnos a nosotros mismos: “quizá esto no funcione y no pasa nada si es así”. De esta manera nos liberamos de la tiranía de los resultados y adoptamos una mentalidad a prueba de fracasos, pues los experimentos nunca fallan.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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