Digamos que tienes un ordenador de última tecnología. Cuando recién lo compraste todos admiraban y envidiaban tu poderosa máquina.
Tú también estabas orgulloso. Además, contento. A cualquiera que pillabas descuidado lo “entretenias” hablándole de las novedosas prestaciones del bicho. Que los gráficos, que el disco duro con capacidad infinita, que los procesadores ultra-mega-rápidos, que la elegancia del diseño, que no pesa un carajo, y más cosas así. Sin embargo, a pesar de tu amor declarado por ese prodigio electrónico, resulta que eres un poco vago y no le haces el mantenimiento ni lo actualizas como es debido. ¿Qué es lo que va a ocurrir? Pues que en poco tiempo la máquina maravilla empezará a bajar su rendimiento. Se volverá más lenta, inestable y fallona. Aquel que otrora no era sino pura velocidad y eficacia, ahora tiene un rendimiento de pena. Todo por no dedicar un poco de atención a mantener la máquina en óptimas condiciones. Pues bien amigo mío, esto mismo es lo que ocurre con nosotros cuando fallamos en dedicar tiempo y recursos a nuestro cuidado personal: se nos entrega la más prodigiosa máquina jamás inventada, y terminamos viviendo una gran parte de nuestra vida con un cachivache destartalado que a duras penas funciona a un cuarto de su capacidad. Por otro lado, tomarnos en serio nuestro cuidado personal es afirmar de manera contundente, con hechos, no con vanas palabras, que nos consideramos dignos y merecedores de la atención y el esfuerzo. Pongo el énfasis en la palabra esfuerzo porque el cuidado personal es agotador. Pero no hay sentimiento más dulce que irse a la cama exhausto por hacer lo correcto. El cuidado personal no es irse para un spa a que te masajeen las plantas de los pies. El cuidado personal no es correr al centro comercial y darte un caprichito (esos bonitos zapatos que tanto admiras). El cuidado personal no es pasarte la tarde agustito en el sofá deambulando por los 150 canales de televisión disponibles. El cuidado personal es ir al gimnasio (o correr, o la bici, o cualquier otro deporte que te plazca) y cuidar de tu cuerpo. Cuidado personal es ser tan inteligente como puedes llegar a ser. En este apartado las herramientas son los libros, las conferencias, los cursos online… Cuidado personal es hacerte cargo de tus emociones. No dejar que sean ellas las que te controlen. Meditación, Yoga, llevar un diario, son actividades que te ayudarán en este aspecto. Como lo ves, cuidarse es un asunto de mucho cuidado. Pero es la inversión con la más alta rentabilidad. Por todo ese esfuerzo se nos devuelve a cambio una vida plena. Feliz. Así que para ayudarte a comenzar (o continuar si ya lo has empezado) el arduo camino hacia la excelencia personal, te comparto las siguientes frases que espero te den un empujón cuando tu motivación se encuentre baja. "Colóquese en la parte superior de su lista de tareas todos los días y el resto caerá en su lugar" —Desconocido
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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