La genialidad es cuestión de persistencia

«Las pequeñas disciplinas repetidas con consistencia todos los días conducen a grandes logros obtenidos lentamente con el tiempo»
​—John C. Maxwell

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El 90% del éxito es presentarnos y hacer nuestro trabajo. El secreto de los grandes logros es simple y responde al nombre de... constancia. 

Pocas cosas son capaces de resistirse al obstinado poder de la perseverancia. La gota es capaz de romper la roca cuando la golpea, una y otra vez, una y otra vez, con empecinada regularidad.

Al contrario, lo que por lo general evita que alcancemos nuestros anhelados objetivos es que dejamos de intentarlo muy pronto.

Si vas al gimnasio un día, no verás ningún cambio a la mañana siguiente. Si vas durante dos semanas, tampoco notarás nada.

Pero si continuas yendo por seis meses, los cambios serán apreciables. Tus bíceps comenzarán a lucir como deseas que luzcan.

Lo mismo ocurre con la meditación. Empiezas a practicar y en las primeras sesiones no notas cambios significativos. Pero la práctica regular durante varias semanas empieza a producir cambios profundos que comienzas a percibir.

Otro ejemplo es la lectura; te lees un libro y aprendes algunos datos interesantes. Pero cuando has leído de manera habitual durante un buen tiempo, se hace evidente para ti (¡y para todos los demás!) que tu intelecto es muy diferente al de la mayoría de los mortales.

La gran mayoría de habilidades que apreciamos en otras personas, incluso aquellas que denominamos como genialidad, no son sino el producto de una larga práctica.

Fue el gran escritor francés Gustave Flaubert quien afirmó:

«El talento no es sino una larga paciencia».

Es nuestro compromiso con la realización de pequeños (o grandes) esfuerzos de manera continuada, lo que nos da la oportunidad de alcanzar las grandes metas con las que hemos soñado.

Así que la genialidad es una decisión, no una concesión.

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