“Siembra un pensamiento y cosecharás un acto;
siembra un acto y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino.” Samuel Smiles
Todos queremos cambiar. Crecer. Evolucionar. La lista de buenos hábitos que quisiéramos adoptar es larga; pero, con tristeza, debemos reconocer que la lista de intentos fallidos lo es aún más.
Con frecuencia es a comienzo de año cuando nos disponemos a desatar la revolución y creamos un extenso catálogo de buenos hábitos que adoptaremos. Sin embargo, la revolución dura poco, en menos de tres semanas las buenas intenciones se han desvanecido. Dejándonos impotentes y desconsolados ante la falta de firmeza de nuestra voluntad. La razón por la cual esas transformaciones masivas fracasan es porque nuestra fuerza de voluntad es limitada, su funcionamiento es parecido al de un músculo. Cuando levantas pesos, llega un momento en que el músculo se agota y se produce el fallo muscular: ya no es posible hacer una repetición más. No obstante, ese músculo durante la noche se repara y se hace más fuerte, permitiendo que en la próxima sesión levantemos un poco más de peso. El fortalecimiento ocurre de manera progresiva. Lo mismo ocurre con nuestra fuerza de voluntad. Cuando ejercemos una presión desmesurada sobre ella, se agota y colapsa. Por eso los cambios masivos no funcionan. La forma como podemos realizar transformaciones radicales en nosotros mismos no es acometiendo todo los cambios en un solo intento, sino uno a uno, un paso a la vez. Esa es la manera como iremos fortaleciendo nuestro músculo transformativo. Leo Babauta, el experto en hábitos, hace unos días publicó un artículo en su blog con la siguiente recomendación: ¿Cómo empezar a trabajar con el hábito de la disciplina cuando se tiene mucho que cambiar?
Durante los últimos cinco años, realizando un cambio a la vez, he podido llevar a cabo una verdadera revolución en mi. Empecé por hacer ejercicio de nuevo; luego mejoré mi alimentación, perdí 25 kilos; en seguida, el inglés. Después, todo se ha hecho más fácil: meditar con regularidad, dejar de ver televisión, pasar de leer unos pocos libros al año a leer casi 100, escribir todos los días...
Lo mejor de todo es que no tenemos que esperar hasta que empiece el siguiente año para transformarnos. Podemos empezar ya, como lo dijo Leo: lavando lo platos. Con una sonrisa.
Si te ha gustado el artículo, significa mucho para mi que lo compartas. Pero siéntete libre de hacerlo o no.
3 Comentarios
Stella Maris Martínez Toñanez
11/6/2015 08:00:00 am
Realmente me llegó,..........es lo que siempre queremos hacer y se nos vá de las manos por falta de fuerza de voluntad constante. A veces creemos que vamos a dominar el mundo por que nos creemos muy fuertes y capaz de enfrentar todo lo que venga...Pero no dura mucho hasta que nos desinflamos totalmente en el entusiasmo.
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Pablo
11/6/2015 02:02:26 pm
Gracias Stella.
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Hola Pablo muy interesante, es cierto un pequeño paso de cambio para crear un hábito , tiene que se así poco a poco pero con grandes dosis de voluntad, como bien dice para que el final se transforme en hábito y cale en el interior.
14/6/2015 11:02:21 am
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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