"Las personas exitosas y las no exitosas, no varían mucho en sus habilidades. Varían en sus deseos de alcanzar su potencial" —John Maxwell
El gran pintor Rafael Sanzio (Urbino, 1483), más conocido simplemente como Rafael, desde muy joven mostró un gran interés en la pintura. Tal era su pasión, que su padre lo llevó a Perugia para que trabajara como aprendiz del reconocido pintor Pietro Perugino.
Muy pronto el joven aprendiz empezó a realizar pinturas de su propia autoría. Antes de cumplir los 20 años, había hecho retratos para algunos de los miembros de la Corte de Urbino. También había decorado altares de iglesias cercanas a la ciudad. A pesar de que su talento era poco a poco reconocido, Rafael sabía que aún no era el gran artista que quería ser. Al observar las obras de dos grandes maestros: Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel) y Leonardo da Vinci, Rafael reconocía que era incapaz de pintar como ellos. La joven promesa no dominaba aún la perspectiva linear, concepto necesario para poder pintar figuras en movimiento. Ser consciente de su deficiencia no intimidó al joven Rafael. Todo lo contrario, le sirvió como incentivo. A los 21 años Rafael dejó Urbino y se trasladó a Florencia para poder estudiar de cerca los trabajos de los dos grandes maestros a los cuales admiraba. Allí siguió el ejemplo de Miguel Ángel y da Vinci, quienes diseccionaban y pintaban cadáveres. Pronto el esfuerzo de Rafael empezó a dar frutos; sus pinturas empezaron a lucir más naturales y de mayor calidad. Luego se convirtió en uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. La historia de Rafael no es la historia de un genio superdotado que alcanzó la gloria con facilidad. Es la historia de una persona que respondió con inteligencia a sus deficiencias. En lugar de venirse abajo por la incapacidad de pintar como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, buscó la forma de aprender de ellos y dominar las técnicas que ellos ejecutaban. A pesar que la evidencia es abrumadora al señalar que la genialidad y los grandes logros son hijos del esfuerzo de personas comunes y corrientes, todavía insistimos en pensar que son actos realizados por superhéroes. Cuando hablamos de alguien que ha tenido éxito en los negocios, es muy común escuchar que la buena marcha de sus empresas se debe a que tiene un gran olfato para los negocios, o a la suerte, o alguna otra cualidad con la cual nació. No reconocemos con facilidad que es una persona normal que estuvo dispuesta a asumir algunos riesgos, a aprender, y a superar las inevitables frustraciones que aparecen en el camino hacia al éxito. ¿Por qué atribuimos con tanta facilidad a otros superpoderes? La razón es porque eso nos sirve de coartada. Si las grandes hazañas son llevadas a cabo por individuos con talentos innatos fuera del alcance de los demás, para que vamos nosotros, simples mortales, a siquiera intentarlo. Nosotros, aunque inmunes a la kriptonita, somos vulnerables a todo lo demás. Carecemos de los dones que esas grandes gestas demandan. Mejor quedarnos tan agustito en nuestra zona de confort. El filósofo Friedrich Nietzsche era consciente de esta perniciosa tendencia: ¡No hables de dones, ni de talentos innatos! Uno puede nombrar todo tipo de grandes hombres que no fueron muy dotados. Su grandeza fue adquirida. Se convirtieron en 'genios' (como solemos decir) a través de una cualidad que quien no la posee evita hablar: todos ellos tenían la seriedad diligente de un artesano, aprendieron primero a construir las piezas correctamente antes de atreverse a ensamblar una gran obra. Se tomaron tiempo para ello, obtienen más placer haciendo las pequeñas cosas secundarias que terminando la deslumbrante gran obra.
Las grandes obras, las grandes gestas, no están destinadas sólo a los superhéroes. Están al alcance de casi todos. Con diligencia y un poco de suerte, las probabilidades de éxito son enormes. Solo necesitamos atrevernos a intentarlo.
2 Comentarios
1/9/2015 11:50:54 am
Hoy pasa lo mismo con los buenos futbolistas. Cristiano y Messi eclipsan a todos los demás.
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3/11/2022 02:20:54 pm
Saben cuál era la técnica empleada de Rafael Sanzio para sus obras pictóricas?
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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