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¿Es realmente la felicidad lo más importante?

7/9/2017

5 Comentarios

 

"La felicidad no es ni la virtud ni el placer. Ni esta cosa o la otra. Simplemente es crecimiento" —W.B. Yeats

"La verdadera felicidad implica la búsqueda de metas dignas. Sin sueños, sin riesgos, obtendremos solamente un insignificante bosquejo de lo que es vivir" —Dan Buettner

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Agradecimiento a Jakob Owens en Unsplash por la imagen (clic sobre ella para más info.)
¿Es importante ser feliz? Yo creo que si, y si sigues conmigo, más adelante te voy a mostrar que la ciencia también piensa igual.

¿Es la felicidad el fin último de nuestra existencia? Aquí ya no estoy tan seguro, pienso que hay otras cosas más interesantes que perseguir que solo la felicidad.

Obsesionarse con la búsqueda de la felicidad personal es un objetivo egoísta y poco ambicioso. Me parece más interesante intentar ser útil, servir a una causa más grande que mi propio bienestar.

Además, la felicidad es un bicho huidizo de raras costumbres. Los que la persiguen por lo general no la encuentran. Pero si te olvidas de ella, te dedicas a vivir y a realizar cosas que tengan significado para ti, es muy probable que se presente sin necesidad de ser llamada.

Hablar de la felicidad no es fácil. Felicidad se le llama a diferentes cosas, y esa falta de unidad sobre su significado confunde.

Entonces, para evitar la confusión, vayamos por partes y volvamos a nuestra primera pregunta: ¿es importante ser feliz? Pues como ya lo había dicho, sí y aquí van mis razones.

Para empezar, es cuestión de gusto. Cada uno de nosotros tiene sus preferencias; a mi, por ejemplo, me gusta más vivir en pueblos pequeños que en grandes ciudades, me gusta más el vino tinto que el blanco, la barbacoa antes que la paella. Y entre estar triste, enojado, amargado, celoso o deprimido, prefiero estar contento. Me sabe mejor.

Además, parece ser que la ciencia, por abrumadora mayoría, también se inclina hacia el lado de la alegría.

Miremos lo que numerosos estudios han encontrado: las personas felices trabajan más duro y son más productivas; las empresas donde hay más trabajadores felices tienen mejor desempeño que el índice de la bolsa de valores; los estudiantes felices obtienen mejores calificaciones.

Un estado emocional saludable no solo nos ayuda a desempeñarnos bien, también nos brinda mejor salud. Una revisión exhaustiva de más de 160 estudios encontró que las personas más felices gozan de mejor salud y viven más años.

Ser felices también tiene efectos positivos sobre la sociedad en general. Un gran estudio británico encontró que la felicidad de las personas afectaba de manera positiva sus relaciones sociales hasta tres grados de separación.

Es decir, la felicidad de Manolito alcanza hasta para hacer más feliz al amigo del amigo del amigo. Nada mal, ¿no?

Ok, perfecto. Ya sabemos que ser feliz está de lujo, trae muchas cosas buenas. Solo nos falta un cosita, ¡¿cómo hacemos para ser felices?! ¿Donde se compra la felicidad?, ¿viene en ungüento o en jarabe?

Por aquí es donde el terreno se pone resbaladizo y es más fácil patinar. Para empezar, existe una enorme confusión sobre que es en realidad la felicidad y las cosas que la producen.

La mayoría de las personas piensan que la felicidad es la ausencia de sufrimiento y adversidad y, además, poder obtener lo que uno desea.

Cuando alguien dice: “quiero ser feliz”, por lo general se refiere al deseo de experimentar un caudal sin fin de emociones positivas. Encadenar un placer tras otro.

Las emociones positivas son necesarias, claro que si. Es difícil disfrutar de una gran vida si no las experimentamos.

¿Quien no va a querer disfrutar de los placeres que nos son ofrecidos? Una buena copa de vino, que la báscula señale un kilo menos, las almendras fritas que prepara mi amigo Ramón, ver cómo se engorda tu peor enemiga, el sexo: disfrutar de todo tipo de polvos: tiernos, apasionados, salvajes, rapiditos y, como no, los des-pa-ci-tos, tan de moda este verano.

Sin embargo, si todo lo que perseguimos es placer (compras, fiestas, alcohol, sexo, drogas, entretenimiento… ), corremos el enorme riesgo de vivir una vida superficial que en últimas conduce a la infelicidad.

La felicidad no es una emoción pasajera que llega después de cada experiencia placentera.

Ni tampoco es la ausencia de emociones negativas, problemas o adversidad. Nadie se va a salvar de sufrir aunque sea un poco de dolor en esta vida. Y la mayoría vamos a tener de sobra.

Entonces, el placer por sí solo no basta. A la receta de la felicidad hay que añadirle más ingredientes.

Pero para ir poniéndonos de acuerdo (aunque quizá esto sea mucho pedir), antes veamos una definición de felicidad que pienso tiene mayor sentido que la mera búsqueda de placer y la ausencia de dolor.

Según el intelectual convertido a monje budista Matthieu Ricard:
La felicidad es una sensación profunda de que estamos floreciendo, no un mero sentimiento placentero o emoción fugaz, sino un estado óptimo de ser.
Como dice Ricard, la verdadera felicidad es un sentimiento de satisfacción con nuestra vida que perdura aún cuando enfrentamos momentos difíciles.

Ser feliz no significa que estamos libres de problemas, emociones negativas o contratiempos. Ser feliz significa que al poner nuestra vida en la balanza, a pesar de los malos momentos, consideramos que vale la pena continuar viviendo.

Ahora volvamos a la primera parte de la definición de Ricard, "la sensación profunda de que estamos floreciendo", la ciencia se muestra de acuerdo, en forma abrumadora, con nuestro amigo monje.

Son muchas las investigaciones que han encontrado que son felices quienes establecen y se esfuerzan por alcanzar grandes metas.

Esto afirma la doctora Bettina Wiese de la Universidad de Zurich:
La investigación empírica ha demostrado en repetidas ocasiones que esforzarse por alcanzar metas... fortalece el vínculo entre el progreso hacia la meta y el bienestar emocional.
¿Por qué tener grandes metas nos hace más felices? Porque para alcanzarlas tenemos que crecer, avanzar en nuestro desarrollo personal.

Las metas que contribuyen con nuestra felicidad son aquellas que no podemos alcanzar con nuestro nivel actual de competencia, y, por lo tanto, nos obligan a evolucionar. Volvernos más competentes nos hacen sentir que estamos floreciendo.

Una característica muy importante, vital, que deben poseer las metas para que contribuyan con nuestra felicidad, es que sean intrínsecamente significativas.

Estas deben ser importantes para nosotros, debemos ser nosotros quienes las escogemos, no pueden ser impuestas por otras personas.

Bueno, ya tenemos otro ingrediente más en nuestra receta de felicidad, uno importante: las metas. ¿Que otro ingrediente hace falta? Pues el que, según criterio de muchos, es el más, más importante: las relaciones.

Los seres humanos somos la especie más social del planeta. Y para decirlo con toda claridad: una persona carente de relaciones es alguien que tendrá muy pocas probabilidades de sobrevivir. El aislamiento y la soledad nos destruyen.

Ahora bien, pensemos por favor en los dos últimos ingredientes de nuestra receta, vamos a encontrar algo curioso; tal vez contradictorio.

Alcanzar metas difíciles es, bueno… difícil. Cultivar relaciones de calidad con otras personas es también… difícil. Así que al parecer, ser felices tiene menos que ver con una vida fácil y más con una vida esforzada.

Si piensas en tu propia experiencia sabrás que esto es cierto. Las cosas por las cuales te sientes más orgulloso son aquellas por las que has tenido que realizar un gran esfuerzo.

No se siente lo mismo que te lleven en helicóptero hasta la cima del Everest, a pasar 15 días luchando y sufriendo por alcanzar la cúspide escalando. En este último caso, aunque no se logre coronar, la satisfacción es infinitamente mayor.

Por lo tanto, tiene mucho sentido pensar que una vida feliz es una vida de lucha y sacrificio, de esfuerzo por alcanzar metas significativas.

Para concluir porque esto se está alargando demasiado, una gran vida no es una vida cómoda. Una gran vida es una vida de desafíos, de lucha por superar obstáculos y por querer ser siempre un poco mejor, eso si, condimentada con un poco de placer.
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5 Comentarios
pedro luis
8/9/2017 07:25:16 am

La ilusión renovada día a día en alcanzar una noble meta, alimentada por pequeños logros que ademas de satisfacernos (hacernos felices) ,nos animan a continuar.
Gracias.

Responder
Jos link
18/9/2017 03:57:07 am

Que beunísimo post. Para reflexionar un poco. Me gustó. Ëxitos.

Responder
Brianna link
17/1/2021 07:27:57 pm

Thhis is awesome

Responder
Joaquín Gorreta Martínez
15/9/2023 01:08:59 pm

COMO DESARROLLAR CONCIENCIA ESPIRITUAL
Con el patinete eléctrico

1- velocidad aconsejable 20 kms
2- aceleraciones suaves y progresivas, igual máxima comodidad y seguridad
3- ceder el paso a todos los peatones posibles en tú trayecto, igual a máximos actos de conciencia
4- agradece a los conductores que te ceden el paso, igual a educación espiritual
5- tu relajación y evolución será progresiva a más tiempo más actos de conciencia, igual a pura inteligencia.

Responder
Elizabeth Fetish link
3/11/2024 09:10:10 pm

Thhank you for being you

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    pablo a. arango

    Lector. Escritor. Coach. Emprendedor.
    Las Notas del Aprendiz está dedicado a ayudarte a comprender que significa vivir una gran vida y como puedes conseguirlo.
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    Espero disfrutes la conversación

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