"Cuanto más tranquilo estás, más puedes oir" Ram Dass
Nuestro cerebro tiene dos modos de atención sobre los cuales alterna constantemente como un balancín: cuando uno está activo el otro no. Uno es altamente atento, necesario para realizar tareas que requieren concentración y precisión, el modo enfocado. El otro es el modo que adopta por defecto para relajarse y que permite que la mente vague libre, el modo difuso.
El modo enfocado es esencial para estudiar matemática y ciencias; también ha permitido a la humanidad dominar el fuego, entender la relatividad y crear programas para ordenadores. El modo enfocado trabaja sobre los problemas de manera directa, usando aproximaciones racionales, secuenciales y analíticas. El modo difuso ocurre cuando nos relajamos y permitimos que nuestra mente vague (en este caso vagar no es igual a improductivo, todo lo contrario). Este es el modo que adopta por defecto nuestra mente cuando llevamos a cabo acciones que no requieren gran concentración: lavar platos, conducir, dar un paseo… todas estas son actividades que realizamos sin pensar mucho en ellas y por lo tanto nuestra mente puede deambular, soñar despierta. En el modo relajado las ideas viajan libremente en el cerebro y forman conexiones entre ellas que al modo enfocado (el “racional”) le podrían parecer disparatadas. Este modo es responsable de gran creatividad; aquí somos capaces de resolver problemas que previamente parecían sin solución. Quizás mientras paseas al perro de repente ¡bam! aparece la solución que antes nos era esquiva. Las personas con gran capacidad creativa hacen uso de los dos estados para obtener nuevas ideas. En teoría no debería ser muy complicado, lo único que exige es que estemos dispuestos a tolerar algo de aburrimiento, sin embargo, esto resulta cada vez más difícil en estos tiempos de hiperconectividad y ubicuos aparatos electrónicos. David Ogilvy, genio de la publicidad, describe en el estupendo libro Confesiones de un Publicitario como estimula su creatividad: Soy casi incapaz de desarrollar el pensamiento lógico, pero he puesto en práctica algunas técnicas para mantener en comunicación la línea telefónica con mi subconsciente, para cuando éste tiene algo que decirme. Oigo gran cantidad de música. Mantengo una cordial amistad con John Barleycorn. Tomo largos baños calientes. Me dedico a la jardinería. Observo a los pájaros. Doy largos paseos por el campo. Me concedo frecuentes vacaciones, de forma que mi cerebro permanezca ocioso. Nada de golf, ni cocktails, ni tenis, ni bridge, ni concentración. Sólo una bicicleta…
También Austin Kleon, autor del maravilloso libro Roba Como un Artista, nos da su receta:
Dedica tiempo a aburrirte. Una vez escuché a un compañero de trabajo diciendo: "Cuando estoy muy ocupado, me vuelvo estúpido." ¿No es que la verdad? Las personas creativas necesitan tiempo para sentarse y no hacer nada. Tengo algunas de mis mejores ideas cuando estoy aburrido, por eso nunca me llevo mis camisas a la tintorería. Me encanta planchar mis camisas, es tan aburrido y casi siempre da buenas ideas. Si estás sin ideas, lava los platos. Toma un paseo largo. Mira fijamente a un punto en la pared durante todo el tiempo que puedas. Como dice la artista Maira Kalman, "evitar trabajar es la manera de enfocar mi mente."
Finalmente la escritora norteamericana Madeleine L’Engle:
Tocar el piano es para mí una manera de conseguir desbloquearme. Si estoy atascada en la vida o en lo que estoy escribiendo, me siento y toco el piano. Esto lo que hace es romper la barrera que se interpone entre el consciente y el subconsciente. La mente consciente quiere hacerse cargo y se niega a dejar trabajar a la mente subconsciente: la intuición. Así que si puedo tocar el piano, esto romperá el bloqueo y mi intuición será libre para darle cosas a mi mente, a mi intelecto. Así que no es sólo un hobby. Es una alegría.
1 Comentario
9/4/2015 07:06:19 pm
Solemos pensar, erróneamente, que cuando no estamos trabajando o utilizando el cerebro de forma activa para resolver un problema o estudiar o producir el cerebro está parado. Nada más lejos de la realidad, cuando paramos el cerebro está más activo que nunca, archivando donde corresponde la información que hemos aprendido, o estudiado, y de ese archivo surgen conexiones de información inesperadas, dando lugar a fantásticas ideas. Por eso lo más productivo es conectar con la capacidad de crear que tenemos, aquietando la mente, desconectando las emociones y abriéndonos al impresionante caudal creativo que tenemos y que somos.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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