"Sólo hay un rincón del universo que usted puede estar seguro es capaz de mejorar, y ese es su propio ser" —Aldous Huxley
¡Comenzamos!
Después de unos estupendos días de descanso en familia y en compañía de amigos maravillosos, aquí estamos de nuevo, con ganas de seguir aprendiendo, creciendo y compartiendo muchas cosas durante este año. Todo comienzo de año es época de nuevos propósitos: año nuevo, vida nueva. Cada nuevo año queremos dejar atrás nuestros fallos y malos hábitos anteriores y ser mejores. Esa es la razón por la cual los gimnasios registran el mayor número de nuevas suscripciones en enero. También se multiplican por esta época las búsquedas en Google sobre dietas y cómo crear buenos hábitos. Aunque mejorar es posible durante todo el año, no tiene nada de malo aprovechar el empujón psicológico del nuevo comienzo. Si el inicio de un nuevo calendario nos motiva ¿por qué desperdiciar ese impulso? Nuestro desarrollo personal, nuestro crecimiento, es importante. Vital. No lo debemos considerar como algo opcional, como algo que estaría bien dedicarle atención algún día. Es una necesidad. Tenemos la obligación moral de luchar por ser mejores. No sólo por nosotros mismos sino también por nuestros seres queridos. El mejor regalo que le podemos dar a nuestros familiares, amigos y compañeros, es una versión actualizada y mejorada de nosotros mismos: un mejor tú. Un tú más sabio, amoroso, compasivo, creativo… Los hijos son un reflejo de los padres. Si los padres están bien, los hijos tienen muy buenas posibilidades de crecer y desarrollarse bien. Si los padres tienen buenos hábitos y han desarrollado un carácter apropiado, lo más probable es que sus hijos sean como ellos. Por ellos, por lo que más queremos, tenemos la obligación de luchar por mejorar todos los días. Educamos a través del ejemplo, no de las palabras. No le podemos enseñar a nuestros hijos a que respondan de manera apropiada a las frustraciones, con resiliencia, si cada vez que nos enfrentamos a una perdemos los estribos y estallamos como volcán. Tampoco les podemos enseñar a que contesten de forma respetuosa si los corregimos mediante gritos. ¿Les podemos exigir que coman de forma saludable y hagan ejercicio, si nosotros nos alimentamos con porquerías y permanecemos en el sofá? Sé el cambio que quieres ver. Si nosotros mejoramos, si adquirimos nuevos hábitos saludables, si trabajamos por ser mejores personas, más amorosos, empáticos y compasivos; esos cambios, y los beneficios que traen consigo, inspirarán a otros a querer cambiar. Los ayudaremos a crecer. Lo mismo ocurre en nuestro trabajo. Si ampliamos nuestro conocimiento, si somos más productivos y creativos, beneficiamos a todos a nuestro alrededor, y tendremos un mayor impacto dentro de nuestra organización. Ser mejores profesionales no solo nos beneficia a nosotros, beneficia también a nuestros clientes, compañeros y jefes. Así que el mejor regalo que le puedes dar a tus seres queridos eres tú, un mejor tú. Actualizado y con nuevas y mejores prestaciones. Y lo mejor de todo, si eres un lector habitual de Las Notas del Aprendiz, ya vas por el buen camino. Porque de eso se trata este blog: aprender a ser mejores, intentar todos los días crecer un poco, despacio, pero de forma continua e implacable. Con el tiempo, esas pequeñas ganancias harán una enorme diferencia. Y ese es mi compromiso contigo para este año: traer a estas paginas nuevo y abundante contenido que hagan que mejorar sea más fácil y divertido. Feliz año.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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