Si estás pensando en emprender, en ser independiente, please, please, please, hazlo en algo en lo cuál crees y que te importa; estarás muchos pasos adelante.
Resulta que cuando nos involucramos en actividades que tienen un propósito noble, soportamos con mayor decisión las adversidades, el cerebro se encarga de darnos un extra de coraje. En el magnífico libro Tropezar con la Felicidad, su autor, Daniel Gilbert, hace referencia a la siguiente investigación: Los voluntarios de un estudio eran estudiantes a los que se invitó a entrar a un club fuera del entorno académico, cuyo rito de iniciación exigía que se sometieran a descargas eléctricas. Algunos de los voluntarios vivieron una experiencia muy desagradable, las descargas que recibieron fueron muy intensas (grupo iniciación intensa) y otros, una experiencia ligeramente desagradable porque las descargas fueron más bien leves (grupo de iniciación leve). Aunque puede que crea que a las personas no les gusta nada relacionado con el dolor físico, a los voluntarios del grupo de iniciación intensa les gustó más el club… De hecho, las investigaciones demuestran que cuando las personas reciben descargas eléctricas, sienten menos dolor si creen que están sufriendo por una causa elevada y muy importante.
‘Sarna con gusto no pica’, o por lo menos no pica tanto. Cuando las personas pensamos que el sufrimiento que experimentamos tiene noble intención, nuestro cerebro activa mecanismos para hacer ese sufrimiento más soportable.
Así como tenemos un sistema inmunológico que protege a nuestro cuerpo de bichos externos, también tenemos un sistema inmunopsicológico que ayuda a nuestra mente a darle sentido, y a hacer menos intenso, el sufrimiento que padece. Poner nuestro corazón al servicio de una causa noble, significa contar con un extra de resistencia que marca una gran diferencia. Las adversidades parecen menores, soportamos estoicos absurdas de horas de trabajo, persistimos hasta encontrar las soluciones. Si fracasamos, estaría fracasando un proyecto que estamos convencidos es beneficioso para otras personas. Y no estamos dispuestos a permitir que eso ocurra sin antes dejarnos la piel. Servir, ayudar a nuestros clientes a convertirse en la persona que desean, o solucionar los problemas que afrontan, es un motivador más poderoso que el deseo de conducir un Ferrari. Por supuesto que hacemos negocios para ganar dinero, pero el dinero es una agradable consecuencia, un efecto secundario de llevar a cabo la misión que nos hemos impuesto cumplir. Viktor Frankl expreso el deseo de servir de los seres humanos de manera hermosa: Sufrir deja de ser sufrimiento una vez le hallamos significado. El ser humano siempre apunta y se dirige hacia algo o alguien que no sea él mismo; ya sea un misión por cumplir o otro ser humano a quien encontrar. Cuanto más se olvida de sí mismo por entregarse a una causa a la cual servir o a otra persona a quien amar: más humano es.
Nuestra vida es demasiado corta para dedicarla a algo que no nos importa, es mejor poner nuestro esfuerzo donde está nuestro corazón.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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Agosto 2022
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