"Sé lo que eres y conviértete en lo que eres capaz de llegar a ser" —Robert Louis Stevenson
Yo creo que en nuestro interior, todos quisiéramos llegar a ser como Robert Louis Stevenson, una fuerza de incorregible audacia y espíritu aventurero.
El autor de clásicos como La Isla del Tesoro y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, durante su vida corrió grandes riesgos persiguiendo audaces sueños. Un día mientras caminaba por las calles de París, vió a través de la ventana a una hermosa joven que dentro de la casa compartía animadamente con otras personas. Pues bien, al osado Stevenson no se le ocurrió otra cosa que entrar por la ventana y presentarse. Por fortuna, su gracia y simpatía causaron una buena impresión en los tertulianos y terminó siendo acogido con agrado. La atractiva joven, que quedó aún más impresionada, terminó casándose con el. Aunque ese final feliz solo llegaría después de superar grandes obstáculos que estuvieron a punto de costarle la vida al valiente Stevenson. Para el inmortal escritor, una derrota, después de haberlo intentado con valentía, eran tan honrosa como la victoria. Y la peor derrota era la cobardía. Así lo expresó en el siguiente párrafo de sus exquisitos Ensayos: El rehuir una ocasión para ejercitar nuestras virtudes es un fracaso en mucho mayor grado que el caer tras una valiente arremetida. Está muy bien que roguemos a Dios que no nos deje caer en la tentación; pero no está bien que nos escondamos de las que nos llegan.
Como no podía ser de otra manera en un aventurero como él, Stevenson creía en la gran capacidad del ser humano conquistar formidables triunfos, sabía que dentro de nosotros residen los recursos para darle forma a nuestro destino:
Hay mucho asuntos en los cuales podemos acechar al Destino y obligarle a rendirse a nosotros. Capacidad de trabajo, altura de pensamientos, afán aventurero y muchas otras cosas que forman el bagaje espiritual de esta o aquella persona, están al alcance de cualquiera si es osado y sabe esperar.
Aunque tenía gran confianza en sus facultades, no era ingenuo. La vida le había enseñado que el fracaso era una posibilidad que siempre estaría presente.
Si, debemos lanzarnos a la conquista de grandes empresas, pero debemos hacerlo con los ojos bien abiertos. Una cosa es encarar los desafíos con ingenuidad y otra con un realismo pragmático. Por ello Stevenson hacía diferencia entre esperanza y fe. La esperanza es ingenua y se deja llevar por coloridas ilusiones. La fe, por su parte, considera la victoria posible, pero también cuenta con el fracaso y las dificultades: La esperanza es como un mozo aturdido y arrojado, buen muchacho, bueno para matar moscas con los famosos polvos. La fe es el hombre maduro, grave, experimentado y, sin embargo, sonriente. La esperanza vive en la ignorancia; la fe, de ojos abiertos, está basada en el conocimiento de nuestra vida, de la tiranía de las circunstancias y de la fragilidad de las resoluciones humanas. La esperanza busca éxitos inmoderados. La fe cuenta con el fracaso y considera la derrota con honor como una forma de victoria. La esperanza es un amable viejo pagano; la fe creció en días cristianos y aprendió pronto la humildad. Bajo la influencia de una, el hombre se indigna de no poder alcanzar de un golpetazo las cumbres del refinamiento y la virtud. Bajo la otra, por la conciencia de sus flaquezas, el hombre está pleno de confianza por el solo hecho de que un año haya llegado, y haya pasado, y el conserve todavía algunos de sus jirones de honor. Por la primera, espera que su mujer ha de ser un ángel. Con la segunda sabe que es semejante a él: falsa, casquivana, sujeta a error; pero que, está está llena de un forcejeante irradiar de cosas mejores y adornada de poco aparatosas cualidades… que nosotros mismos somos un conjunto de imperfección, y que, sin embargo, hay algo en nosotros digno de estima y de ser conservado… Pensando de este modo, nuestras propias faltas se nos harán más llevaderas y estaremos prontos a perdonar las flaquezas de nuestros amigos.
Los Ensayos de Robert L. Stevenson son una delicia en su totalidad, con seguridad que tendremos por aquí algo más de su exquisita sabiduría.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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