"Tienes que entender que lo que crees que quieres no siempre es lo mejor para ti y para los demás. Necesitas abrir tu corazón antes de usar esta magia para conocer de verdad lo que quieres, de lo contrario, si realmente no sabes lo que quieres y obtienes lo que crees que quieres, vas a terminar recibiendo lo que no querías"
Decir que los logros alcanzados por James R. Doty son espectaculares es quedarse corto.
Es profesor de neurocirugía en Stanford, director del Centro de Investigación y Educación para el Altruismo y la Compasión de Stanford. Es además inventor, emprendedor y filántropo. Y multimillonario. Lograr todas esas cosas constituye un gran mérito para el común de los mortales, pero sí conocemos las dificultades que tuvo que superar, las angustiosas condiciones en las cuales creció, las cosas adquieren un aspecto épico. James R. Doty creció en medio de una dolorosa pobreza. Durante su niñez y adolescencia el hambre fue una presencia constante. Su padre era alcohólico y muchas veces financiaba sus borracheras con el escaso dinero que tenía la familia para comer. Su madre rara vez actuaba como se espera de una madre. Pasaba gran parte del tiempo en cama, incapaz de levantarse a causa de una incesante depresión. Incluso realizó varios intentos de suicidio. Su hermano era homosexual y murió de sida. Su otra hermana murió debido a problemas de salud causados por la obesidad. La trágica vida del destacado neurocirujano cambió cuando tenía doce años y conoció a Ruth dentro de la tienda de magia de Lancaster, su pueblo natal. Ruth era la madre del dueño de la pequeña tienda de magia en la cual entró el joven Doty un día de verano. Algo vio ella en él que le hizo querer enseñarle los secretos del control de la atención (mindfulness) y la visualización. El hambre y la pobreza no desaparecieron de la vida de Doty por arte de magia. Sin embargo, gracias a la meditación aprendió a sobrellevarla de mejor manera y aprendió también cómo programar su mente para hacer sus sueños realidad. Ruth le pidió a Doty que escribiera una lista con 10 cosas que quería obtener. Durante muchos años estuvo visualizando, al despertar y antes de dormirse, como sería su vida cuando ya hubiera logrado todo lo que deseaba. Quizá yo no podía cambiar la realidad de nadie, pero sabía que podía cambiar la mía. Sabía que cada una de las cosas de mi lista podía convertirse en realidad.
Y la magia funcionó.
Doty se convirtió en un prestigioso y acaudalado neurocirujano y, gracias a inversiones en acciones y a la gestión directa de empresas, también se convirtió en multimillonario. Para ser claro, la visualización practicada por Doty no le ahorró ni una sola gota de sudor. Para alcanzar sus metas tuvo que trabajar más fuerte que sus más privilegiados compañeros. La visualización lo que hizo fue mantenerlo enfocado en sus metas. Evitando dudas y distracciones que imposibilitaran o dilataran alcanzarlas.
A pesar de haber obtenido todo lo que deseaba cuando era un niño, se sentía solo y vacio. Su búsqueda implacable de riqueza acabó con su matrimonio y le hizo alejarse de su hija.
En medio de su colosal éxito, Doty descubrió algo: el dinero no es lo que hace a una persona en realidad feliz. ¿Podría haber entendido yo todo mal? Pensé que quería dinero. La verdad era que había conseguido dinero, pero nunca había suficiente dinero para hacerme sentir como si tuviera suficiente.
Y entonces la vida se encargó de enseñarle una gran lección. Cuando estalló ‘la burbuja de las puntocom’ en el 2000 las acciones del neurocirujano pasaron a valer casi cero, y debido a que muchas de esas inversiones las había financiado con líneas de crédito, su patrimonio pasó a ser negativo. Estaba arruinado.
Para pagar sus deudas tuvo que vender sus múltiples coches, su casa en Italia, su casa en California y la isla en Nueva Zelanda. Un día, mientras terminaba de vaciar su casa para entregarla a los nuevos dueños, recibió una llamada de su abogado. Resulta que J. Doty había hecho unas semanas antes de perderlo todo una importante donación a causas filantrópicas, pero por distintas omisiones y errores no se habían formalizado los documentos, así que aún podía detener la operación. Si lo hacía, el Dr. Doty podría recuperar una gran parte de su fortuna. Sin embargo, el recién arruinado neurocirujano decidió cumplir su promesa, y dio órdenes a su abogado de continuar con los trámites de la donación. Sentí algo que sólo había sentido una vez en mi vida, una sensación de estar envuelto por calidez y amor. . . Una sensación de profunda paz interior y una certeza absoluta de que todo iba a estar bien…
Todos tenemos un tremendo poder; podemos obtener y realizar grandes cosas. Pero si usamos ese poder de manera egoísta, si solo pensamos en nosotros, si somos codiciosos, terminamos viviendo vidas muy pobres.
La verdadera felicidad, el verdadero éxito, está determinado por la cantidad de vidas que afectamos de manera positiva. Por la cantidad de bien que somos capaces de dar y de crear. Tu tienes ese gran poder dentro de ti, pero recuerda: "con gran poder viene gran responsabilidad".
¿Te gustó? Puedes compartirlo en las redes sociales (enlaces abajo). También puedes suscribirte AQUÍ y recibir gratis artículos con ideas y consejos sobre cómo superarte y ser tu mejor tu.
2 Comentarios
Julia
22/5/2024 05:14:58 pm
Todos los temas de crecimiento personal me apasionan y veo que este pague es una de ellas
Responder
Stella Guzmán Garzón
26/5/2024 12:44:01 am
Total mente de acuerdo! Está es una gran lección el poder es querer y ya escribiré mis deseos.
Responder
Dejar una respuesta. |
Tu privacidad está a salvo, tu correo no será compartido con nadie
pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
Archivos
Agosto 2022
|