"El más grande don es la pasión por la lectura" —Elizabeth Hardwick
Si quieres ser mucho más inteligente, debes estimular tu cerebro con nuevos conocimientos.
Aprender expande tu potencia cerebral. ¿Y para que quisiera uno ser más inteligente? Pues bien, altos niveles de inteligencia están relacionados de manera positiva con muchas cosas buenas: mayores ingresos, mejor salud y longevidad, menos divorcios y mayor satisfacción general con la vida. En suma; poder, riqueza y felicidad se llevan bien con el conocimiento. Este como un imán que los atrae. Una de las mejores maneras (de hecho, mi preferida) de adquirir conocimiento es leer. Libros por encima de todo. Warren Buffett atribuye una gran parte de su colosal éxito a la costumbre de leer 500 páginas al día. Jeff Bezos y Bill Gates, dos emprendedores que han marcado época, son también insaciables lectores. Aunque no es una moda en el grueso de la población (la gran mayoría de personas lee desoladoramente poco), en las nuevas generaciones de emprendedores, líderes y youtubers, parece como si existiera una competencia por exhibir quien lee y aprende más. Esta moda ha estimulado la aparición de infinidad de “consejos” (o en términos más Sillicon Valley, ‘hacks’) sobre cómo aprender de forma acelerada. Dentro del variado menú encontramos: cursos de lectura rápida, escucha de audiolibros a dos y tres veces la velocidad normal y otras muchas joyas. Durante algún tiempo también estuve buscando métodos para acelerar mi lectura y, por lo tanto, mi aprendizaje. Sin embargo, después de varios libros leídos y además realizar un curso sobre las formas más eficaces de aprendizaje, descubrí que velocidad y formación son términos antagónicos. La educación, para que sea provechosa, debe ser pausada, reflexiva y metódica. La prisa es enemiga de la adquisición de conocimiento. En múltiples investigaciones los resultados han sido siempre los mismos: aprende más y mejor el estudiante que estudia un poco cada día que aquel que se atiborra y prepara el examen la noche anterior. Nuestro cerebro prefiere recibir pequeñas cuotas de conocimiento de manera regular y continua, que una mega dosis única. Entonces, cuando leemos durante varias horas (aplicando una técnica de lectura rápida, por supuesto), en el gimnasio seguimos con algún podcast y mientras conducimos escuchamos audiolibros, lo que estamos haciendo es desperdiciando tiempo y atención. Nuestro cerebro va a olvidar la (gran) mayoría de la información que está recibiendo de esta manera. Resulta que olvidamos a una gran velocidad, algunos estudios señalan que pasada una hora se ha desvanecido el 50% de lo aprendido. Con la lectura buscamos adquirir conocimientos y herramientas que nos permitan ser mejores y desempeñarnos a un nivel superior. No alardear de cuántos libros hemos leído. Queda muy bien decir que ya has leído todos los libros que están de moda. Pero esa prisa por chequear los nuevos lanzamientos, impide que de verdad te beneficies de los conocimientos que estos libros atesoran. Así que para que obtengas más de cada hora dedicada a la lectura, aquí te dejo tres prácticas que evitarán que tus esfuerzos sean en vano. Valor Aprender nuevas cosas, siempre y cuando las encontremos útiles, divertidas o interesantes; es decir, valiosas, es placentero. La dopamina es la hormona del placer. Esta es el mecanismo que usa la madre naturaleza para recompensar los comportamientos que le son beneficiosos. El sexo, que permite la prolongación de la especie, produce dopamina. Comer produce dopamina. Cuando aprendemos algo nuevo que nos es intrínsecamente interesante, también obtenemos recompensa: un buen subidón de dopamina. Pero la clave es que lo aprendido nos resulte (a nosotros, no al sistema escolar) interesante, divertido o útil. Si no percibimos, al menos una de ellas, no hay subidón. Según el psicólogo experto en conocimiento, Stephen Chew, las personas que encuentran valioso un material de lectura, recuerdan hasta siete veces más del mismo. “Si se piensa que una información es importante —afirma Chew—, las personas son mucho más propensas a recordar la información que si se piensa en ella en un nivel superficial carente de significado, y esto es cierto independientemente de si usted tiene la intención de aprender el material o no”. La próxima vez que estés luchando con un tema que encuentras aburrido, piensa como tu vida puede cambiar gracias a ese nuevo conocimiento, que nuevas cosas podrás hacer con esa nueva habilidad. Así le darás valor y lo aprenderás mejor. Concentración El conocimiento, para que quede asentado en la memoria de largo plazo, primero debe pasar por la memoria de trabajo. La memoria de trabajo es un sistema cognitivo, con capacidad limitada, responsable de mantener temporalmente disponible la información para su procesamiento. La memoria de trabajo tiene un ancho de banda limitado, cuanto menos ocupen de ella otras cosas no relacionadas con lo que estamos aprendiendo, mejor vamos a procesar y almacenar la información. Esta noción explica por qué no podemos realizar múltiples tareas (multitasking) mientras se aprende. La música, conducir y programas informáticos ocupan espacio en la memoria a corto plazo y por lo tanto no nos permiten comprender. En un estudio, las personas que tomaron clases online sin música de fondo aprendieron un 150 por ciento más. Tener el móvil a la vista mientras estudiamos es también una gran fuente de distracción y, por lo tanto, reduce nuestra capacidad de aprendizaje. Durante un estudio, los investigadores de UT Austin encontraron que la capacidad de una persona para mantener y procesar datos mejora significativamente si su teléfono no está a la vista. Los participantes en un estudio que mantuvieron sus teléfonos en un bolsillo o una mochila, superaron en pruebas para medir el control de la atención y los procesos cognitivos a los que mantuvieron sus teléfonos en el escritorio, incluso aunque este estuviera apagado y boca abajo. Adrian Ward resumió así los resultados de la investigación de su equipo: "vemos una tendencia que sugiere que a medida que el móvil se hace más notable, la capacidad cognitiva a disposición de los participantes disminuye. Su mente consciente no está pensando en el teléfono, pero el proceso de exigir a sí mismo no pensar en algo, utiliza algunos recursos cognitivos limitados". Cuando leas, dedícate solo a ello. Participación El aprendizaje es cuestión de hacer, es un proceso activo. Una gran cantidad de recientes investigaciones sugieren que los enfoques de aprendizaje cognitivamente más participativos, presentan mejores resultados. Estas mismas investigaciones han encontrado que dos de los acercamientos al aprendizaje más utilizados: releer y resaltar, son menos eficaces que otras alternativas como: tomar apuntes, resumir, auto examinarse, explicarse el texto asimismo o enseñarlo a otros. La cuestión es que cuanto más nos involucremos con el texto, ya sea tomando apuntes, o explicándolo a nosotros mismos o enseñándolo a otros, más robusto es el aprendizaje. Por el contrario, releer y resaltar son actividades que demandan menor esfuerzo, y por esta razón son menos eficaces. ************************** Aunque aún leo una gran cantidad de libros cada año, hoy mi mayor preocupación es obtener el mayor provecho de cada hora dedicada a la lectura. De nada sirve leer si olvidamos pronto lo leído y no nos sirve para ser mejores.
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2 Comentarios
Fernando
13/7/2017 04:58:07 pm
Hola Pablo muy buena aportación para nosostros los amantes de la lectura a mi me pasa algo muy malo leo un libro me aburro y comienzo otro tengo libros que he comprado y no he terminado que puedo hacer te ha pasado?
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Pablo Arango
21/7/2017 09:28:55 am
Hola Fernando
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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