“Cuando estoy en modo de escritura de una novela, me levanto a las 4:00 de la mañana y trabajo de cinco a seis horas. Por la tarde, corro 10 kilómetros o nado 1.500m (o ambas cosas), luego leo un poco y escucho algo de música. Me voy a la cama a las 9:00 pm. Sigo a esta rutina todos los días sin variación. La repetición en sí se convierte en lo más importante; es una forma de hipnotismo. Me hipnotizo a mí mismo para llegar a un estado más profundo de la mente”. Escribe el novelista Haruki Murakami. Los especialistas en trastornos del sueño a menudo recomiendan seguir la misma rutina antes de irnos a la cama. Utilizar la habitación solo para dormir, tomar una ducha de agua caliente, beber una infusión, leer una novela... son actividades relajantes y que nos predisponen para el sueño. Cuando son realizadas de manera habitual antes del reposo, le anuncian a nuestro cuerpo que es hora de entrar en modo descanso, propiciando que el sueño sea conciliado más rápido. Esa misma estrategia (establecer una rutina) puede ser utilizada para entrar en modo creador. De la misma manera que el cuerpo se adapta a un horario regular y a un ritual de sueño establecido, la mente también se familiariza con rutinas y horarios definidos para realizar el trabajo creativo. Son muchos los talentos creadores que adoptaron inflexibles rutinas diarias para liberar su genio. Steven Pressfield en su libro La Guerra del Arte, nos describe la suya: “Me levanto, tomo una ducha, desayuno. Leo el periódico, me cepillo los dientes. Si tengo llamadas que hacer, las hago. Ahora, tomo mi café. Me pongo las botas de trabajo de la suerte y me ato los cordones de la suerte que mi sobrina Meredith me dio. Me dirijo de nuevo a mi oficina, enciendo el ordenador. Mi sudadera con capucha de la suerte reposa sobre mi silla, junto al amuleto de la suerte que le compré a un gitano en Saintes-Maries-de-la-Mer por sólo ocho dólares pagados en francos, y mi letrero de la suerte LARGO, el cual me vino en un sueño que una vez tuve. Me siento. Sobre mi diccionario de sinónimos está mi cañón de la suerte que mi amigo Bob Versandi me regaló en el Castillo del Morro, Cuba. Señala hacia mi silla, para que me pueda disparar inspiración. Digo mi oración, que es la Invocación de la Musa de la Odisea de Homero, traducción de TE Lawrence, Lawrence de Arabia, que mi querido compañero Paul Rink me dio y que se encuentra cerca de mi estantería junto con los gemelos que pertenecieron a mi padre y mi bellota de la suerte del campo de batalla de las Termópilas. Ahora son las diez y media. Me siento y me sumerjo.” El psicólogo cognitivo Ronald T. Kellogg en su libro La Psicología de Escribir, le da fundamento científico a lo que aparentemente no es más que superstición. Afirma que los horarios regulares, los rituales previos y el entorno de trabajo, son mecanismos que permiten a las personas entrar en estados que facilitan que la creatividad fluya: "[Hay] evidencia que los entornos, horarios y rituales reestructuran el proceso de escritura y mejoran el desempeño... Los principios de la recuperación de la memoria sugieren que ciertas prácticas deben aumentar el rendimiento. Estas prácticas fomentan un estado de flujo en vez de uno de ansiedad o aburrimiento [...] La habitación, la hora del día, o ritual seleccionado para un trabajo pueden permitir o incluso inducir una intensa concentración o un estado motivacional o emocional favorable. Por otra parte, de acuerdo con la especificidad de los códigos, cada uno de los aspectos del procedimiento puede desencadenar el recuerdo de ideas, hechos, planes y otros conocimientos relevantes asociados con el lugar, la hora o estado de ánimo seleccionado por el escritor para el trabajo." La creatividad es definida como la capacidad de tener ideas novedosas, fuera de lo común. Sin embargo existe una paradoja: una gran cantidad de ideas creativas han sido alumbradas dentro de las más predecibles y consistentes rutinas.
Sin embargo, para mejorar nuestra creatividad, establecer una rutina no es suficiente. La creatividad depende en gran medida del conocimiento. Eso significa que además de la rutina necesitas leer, atender seminarios, conocer personas interesantes… Es necesario exponerse a nuevas ideas y conocimientos para que nuestra mente haga conexiones novedosas y de a luz ideas creativas. Ahora tu turno ¿tienes alguna rutina en particular?
1 Comentario
23/2/2015 11:06:20 pm
Pues me temo que soy bastante anárquico, pero últimamente ando desbordado con la cantidad de cosas que me gustaría hacer, y salto de una a otra con demasiada facilidad y poca persistencia :P
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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