"Conócete a tí mismo. No aceptes la admiración de tu perro como evidencia concluyente de que eres maravilloso" —Ann Landers
Conocernos a nosotros, saber que es lo que en realidad apreciamos, cuales son nuestros valores, es difícil. En todo momento, incluso sin notarlo, estamos siendo influenciados por factores externos que nos alejan de quienes somos en realidad.
Amigos, compañeros de oficina, tendencias sociales, la publicidad, entre otros muchos, suelen ejercer sobre nosotros una poderosa atracción que nos confunde y nos separa de nuestra esencia. Puede ocurrir, por ejemplo, que en tu círculo más próximo se espera de ti que te comportes de una determinada manera. Puede ocurrir, también, que a ti no te interese ser como los demás esperan. Pero por encajar, por temor a ser rechazado o decepcionar a alguien, termines siendo o haciendo lo que no te apetece. Es por ello que todos deberíamos dedicar todos los días unos minutos a reflexionar sobre nosotros mismos. Pues es muy difícil vivir una gran vida, una vida satisfactoria que exprese con nitidez quienes somos, hacia donde vamos y qué es lo que de verdad nos importa, si no llegamos a conocernos bien. “Una vida sin reflexión no merece la pena ser vivida” afirmó el sapientísimo Sócrates. Deberíamos, por ejemplo, preguntarnos si estamos viviendo como nos gustaría vivir. Si nuestro estilo de vida o nuestra rutina diaria, o nuestros proyectos actuales, reflejan nuestros más íntimos y verdaderos valores. No los valores de la sociedad, no los valores de tu pareja. Ni los de tus padres. Los tuyos. Conocernos es el camino de la autenticidad. Cuando sabemos quienes somos podemos vivir de la manera como en realidad deseamos. Ser auténtico significa que hay consistencia y congruencia entre nuestros valores, creencias y acciones. Cuando somos auténticos surge la espontaneidad sin cautela. No necesitamos aprobación. No estamos pendientes de lo que otros piensen. No actuamos de manera pretenciosa ni con falsos aires. Pero, ¿cómo podemos aprender a conocernos un poco mejor? Lo primero es advertir que no existe ningún ejercicio mágico que te revele la respuesta en un par de minutos. Conocernos es un proceso que nos tomará toda la vida. Sin embargo, hay dos actividades que resultan muy apropiadas en el proceso de auto descubrimiento: leer y escribir. Los libros, en especial las grandes obras de la literatura, son una ventana maravillosa a la naturaleza humana. Los buenos autores consiguen darnos acceso a una vasta cantidad de emociones y eventos que nos tomarían décadas experimentar nosotros mismos directamente. En ocasiones llegamos a sentir que algunos autores nos conocen mejor que nosotros mismos, pues son capaces de expresar con palabras sentimientos que nosotros no sabemos describir. “En el trabajo de los grandes autores encontramos nuestros propios pensamientos ignorados” afirmó Ralph Waldo Emerson con razón. Cuando esto ocurre, adquirimos sabiduría sobre nosotros mismos. Escribir es otra gran forma de conocernos. No es casualidad que muchos de los grandes personajes de la historia hayan sido devotos 'diaristas'. Poner en papel nuestros sentimientos y pensamientos en una gran manera de conocernos a nosotros mismos. El auto conocimiento es un factor necesario del gran liderazgo. Los grandes líderes saben quienes son y hacia a donde van. Registrar en las mañanas o al final del día eventos, sentimientos y pensamientos que hemos tenido durante la jornada nos ayuda a desarrollar un mayor entendimiento sobre nosotros mismos. Atrevernos a ser quienes realmente somos es uno de los pilares de una gran vida. Y conocernos es el primer paso.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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