"Cuando es obvio que las metas no van a ser alcanzadas, no ajuste las metas, ajuste sus acciones" —Confucio
Seguro que todos conocemos a alguien que está todo el tiempo haciendo dieta, y sin embargo, parece no perder ni un gramo de peso. Pues bien, yo soy uno de esos. O por lo menos, ese ha sido mi triste caso durante el 2015.
No es que siempre haya sido así, también he vivido momentos felices. En los últimos cinco años he perdido una cantidad significativa de peso (25 kilos) y, con pequeñas variaciones, me las he arreglado para evitar que regresen. Pero el 2015 no ha sido mi año, ni un gramo, cero, nada de nada. Cansado de intentar, fracasar, intentar, fracasar… decidí poner en práctica una nueva estrategia: utilizar la presión social. Así que le pedía ayuda a una amiga, entre los dos acordamos establecer un desafío: debía bajar cinco kilos antes de terminar julio, y si no lograba la meta, mi castigo sería depilarme las piernas con cera, en la fiesta de cumpleaños de mi hija delante de todos los invitados. La decisión de comprometerme de manera pública (y potencialmente vergonzosa y muy dolorosa) la tomé después de leer sobre una investigación conducida por el Dr. Gail Matthews que encontró que las personas que escriben sus metas y las comparten con familiares y amigos son en promedio 33% más exitosas. Resulta que al hacer públicas tus metas, la presión social, es decir, el temor a fallar en público, ejerce una enorme fuerza sobre nosotros. Una cosa es fallar en la intimidad sin que nadie más se de cuenta, y otra cosa es hacerlo de manera épica en frente de otros. Cuando solo nosotros sabemos que tenemos un objetivo por cumplir, es fácil caer en la auto-complacencia, inventamos (y nos creemos) todo tipo de excusas para justificarnos ante nosotros mismos. Pero justificarse ante la peña es otra cosa, no todos están dispuestos a tragarse nuestras insólitas excusas. Aquí solo hay dos opciones: se cumplió o no el objetivo. Lo demás no cuenta. Después de un comienzo dubitativo, puedo contar con alegría que no solo bajé los cinco kilos propuestos sino que seguí de largo y bajé un kilo y medio más. Mi hija al fin pudo respirar tranquila, no iba a tener que ver a su padre lloriquear y andar con las piernas lampiñas y enrojecidas en su fiesta. Para sacar el máximo partido de la presión social en favor de tus metas, los expertos recomiendan centrarse en unas pocas, nunca más de tres. Cuando se desea abarcar mucho de una sola vez, es fácil perder enfoque y terminar fallando en todo. También es recomendable establecer objetivos intermedios. Empezar a trabajar sobre un objetivo, nos hace sentir inspirados y energizados, pero al pasar las semanas es fácil ir perdiendo empuje. Las victorias intermedias nos ayudan a confirmar que vamos en la dirección correcta y también nos dan nueva motivación y entusiasmo. El éxito crea más éxito. Reinventarnos no es algo que ocurre de la noche a la mañana, es fruto del trabajo paciente y constante que ejercemos sobre nosotros mismo. Pulimos un poco aquí, otro poco allá, y poco a poco va emergiendo la persona que deseamos ser. La presión social es una herramienta más para ayudarnos en ese camino.
3 Comentarios
Lola
27/10/2015 04:59:27 am
Genial, ese tipo de presión. Lo voy a poner en practica.
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Pablo
28/10/2015 07:14:11 pm
Perfecto Lola. Me encantaría saber como te va.
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jos martinez
14/3/2016 10:59:42 pm
Esta experiencia de vida, es verdaderamente una gran lección de vida, con ideas como esta, se puede tocar el cielo y eso que no esta tan bajito.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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