"Ahora, con las ciencias y las artes unidas... lo tenemos todo" —Edward O. Wilson
El conocimiento humano se viene expandiendo desde hace un tiempo a niveles jamás vistos.
Si juntamos todo el saber que se ha creado durante las últimas décadas, encontraremos que es mayor a la suma del producido durante el resto de la historia de la humanidad. Hagamos un pequeño ejercicio para entender la magnitud del cambio. Supongamos que alguien que vivía en el año 1.000 entró en un sueño profundo y se despertó 500 años después. Esa persona no encontraría mayores diferencias, la humanidad avanzó poco durante ese tiempo. Supongamos luego que alguien entró en el mismo tipo de sueño hace 70 años y se despertó ahora. Los avances tecnológicos que encontraría serían asombrosos: videollamadas, inteligencia artificial, internet, supercomputadoras, robots, por nombrar solo algunos. Nuestro conocimiento crece a escala exponencial, y eso hace imposible estar al día con todos los últimos avances de la ciencia. La incapacidad para mantener el paso con el progreso del conocimiento, es muy pronunciada en campos como la medicina. Los médicos, que atienden pacientes durante extensas jornadas, tienen poco tiempo para estar al tanto de los últimos descubrimientos en su profesión. Ante la imposibilidad de permanecer al día con los avances en muchas disciplinas, parece inevitable, si queremos llegar a destacar como profesionales, que tengamos que súper especializarnos en un campo muy específico del conocimiento. Y así, por esta vía, terminamos sabiendo mucho de áreas cada vez más pequeñas. Desarrollamos gran profundidad, pero poca amplitud. El camino hacia la ultra-especialización comienza cuando debemos escoger, a edades muy tempranas, si seremos de ciencias o de humanidades. Con una clara preferencia por la primera en el corazón de padres y gobiernos. Según parece, la mayoría de empleos disponibles en el futuro cercano estarán en el campo de la ingeniería y de la tecnología, por eso la preocupación porque los chicos dominen la física y las matemáticas. En tiempos no tan remotos ocurría todo lo contrario, un amplio conocimiento de las humanidades era sinónimo de una gran educación. Daba caché. Sin embargo, yo creo que esta dualidad no debería existir, no deberíamos tener que escoger entre una y otra. Una persona bien educada de cualquier época, debe tener conocimientos, al menos básicos, de ambas. Es razonable, por lo expuesto al principio, que cada uno de nosotros profundice más en una rama del conocimiento. Pero no se puede prescindir por completo de la otra si deseamos tener una mejor comprensión del mundo en el cual vivimos. Las humanidades (historia, literatura, filosofía… ) pueden describir muy bien cómo somos los seres humanos. Pero son las ciencias las que nos explican porqué somos como somos. Los grandes escritores de la historia (Shakespeare, Tolstoi, Proust… ) reflejaron con gran precisión en sus obras nuestra condición. Pero son los psicólogos evolutivos y la neurociencia los encargados de explicar la razón de dicho comportamiento. Los poetas pueden describir con hermosas palabras la magnificencia de una aurora boreal, pero son los físicos y los astrónomos quienes nos descubren las razones detrás de su belleza. El ser humano tiene una inclinación natural hacia lo bello, de la misma manera que la música también nos seduce. Por eso, para mayor bienestar de nuestra especie, necesitamos personas con una sensibilidad especial hacia la estética. Nos gusta vivir en urbanizaciones y ciudades que sean a la vez eficientes y hermosas. Por eso necesitamos ingenieros y arquitectos que aprecien tanto lo bello como lo práctico. Un científico tendrá más fácil destacar si es capaz de expresar con elegancia y claridad sus ideas. La hermosa prosa que atesoran las grandes obras de la literatura resulta muy útil para aprender a escribir con claridad, precisión y elegancia. Yo, por mi parte, disfruto aprendiendo de todo: psicología, filosofía, historia, marketing y negocios, nutrición y ejercicio y muchas otras cosas más. Por esta razón, Las Notas del Aprendiz es un lugar ecléctico donde tiene cabida casi cualquier rama del conocimiento humano. Y continuará siendo así. Y a propósito de eclecticismo, tengo la difícil misión de escoger que libro voy a empezar a leer enseguida. Las opciones son: historia, literatura y ciencia, uff… no me decido. Nos vemos pronto.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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