"La acción más pequeña es mejor que la mayor intención" —John Burroughs
Había llovido durante toda la semana, por ello, la esplendorosa y soleada mañana de ese sábado era recibida con alegría.
Yo estaba dedicado al tipo de lectura con la que me gusta iniciar cada día: algo inspirador que eleve mi ánimo y me incite a ser mejor persona. El comportamiento de los seres humanos se ve influenciado de forma poderosa por el comportamiento de quienes nos rodean. Venimos cableados para hacer lo que vemos hacer a otros. Lo más sorprendente de todo es que ni siquiera debe existir cercanía física para que dicho efecto se produzca. Estudios psicológicos han encontrado, por ejemplo, que los niños tienden a comportarse de forma más amable cuando ven programas de televisión en los cuales los personajes se comporten así. Por esta razón es que me gusta empezar cada día con alguna lectura que me mueva en dirección de mi mejor yo. Aprendiendo de los buenos quizá yo también pueda ser bueno. Mi hija se había levantado hacía poco y estaba jugando sola en su habitación. De repente, como susurrada por un espíritu benévolo, tuve una idea clara de lo que tenía que hacer: cerrar el libro y salir con mi hija a disfrutar de aquella encantadora mañana. Pero saber que hacer, y hacer lo que hay que hacer, son dos cosas muy diferentes. No me fue fácil abandonar la comodidad del sofá y soltar el libro que, obstinado, se negaba a separarse de mi. Como hacen esos elementos pegajosos que no se desprenden por más que uno sacuda la mano. En mi cabeza surgían infinidad de mediocres pretextos que pretendían convencerme de que estaba bien seguir leyendo: «luego no vas a tener tiempo», «leer también es importante», «este es tu momento de relax»… Por fortuna en ese momento apareció Pepito Grillo, la buena conciencia, y lanzó un ataque que resultó demoledor. Esto fue lo que me dijo: «Estás leyendo un libro para ser mejor persona. ¿En lugar de leer sobre como ser buena persona, no es mejor ACTUAR como una buena persona?». Nada que discutir. Zanjó el asunto con implacable lógica. Así que cerré el libro y me fuí a disfrutar de la mejor compañía y de un día majestuoso. Moraleja: ninguna teoría es capaz de superar el poder de una buena acción. Ejecutar, aunque de manera imperfecta, es mejor que el plan perfecto que nunca se lleva a cabo.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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