“El mito más peligroso sobre liderazgo es que los líderes nacen, que tienen el gen del liderazgo. Este mito asevera que las personas simplemente, o tienen ciertas cualidades que los hacen carismáticos o no las tienen. Eso es una tontería. De hecho, es todo lo contrario; los líderes se hacen, no nacen” Warren Bennis Hace poco más de un mes falleció Warren Bennis, el que para muchos es considerado el pionero del estudio moderno del liderazgo. El prestigioso diario Financial Times se refirió a él como “el profesor que estableció al liderazgo como un campo académico respetable” y la revista Forbes lo nombro como “el decano de los gurús del liderazgo” En julio de 2010 concedió una entrevista para Harvard Business Review, y como no, le preguntaron por las cosas que hace un gran líder. El profesor Bennis nombró dos como las principales: formar grandes equipos y tomar buenas decisiones. Los líderes son evaluados por los resultados que obtienen, y para que estos sean extraordinarios, deben llevarse a cabo (bien) las dos tareas nombradas por el profesor Bennis. Los grandes líderes ensamblan equipos que triunfan. Y para que triunfen no basta con tener a los mejores; los más brillantes. Si estos no son capaces de trabajar juntos, casi con seguridad se le verán las orejas al fracaso. En el fútbol, por ejemplo, todos hemos visto equipos formados por estrellas que luego no alcanzan los resultados esperados, porque primaron más los egos individuales que el espíritu colectivo (remember Mourino’s Team). Los buenos equipos se apalancan en las fortalezas de sus miembros (que deben ser complementarias) y disimulan o hacen irrelevantes las debilidades de cada uno. Eso hace que sean más fuertes juntos que separados. Son conscientes de que su destino está en estrecha correlación y que el éxito individual invariablemente pasa por tener éxito como colectivo. Es importante que el líder siempre esté en sintonía con su equipo, debe ser capaz de reconocer síntomas de agotamiento, de confusión. Saber cuándo se ha producido un desvío del rumbo y tomar las medidas necesarias para superar los baches que inevitablemente aparecerán y continuar la buena marcha. La otra gran asignatura del líder es tomar buenas decisiones y asegurarse de que sean adecuada y oportunamente ejecutadas. Sin embargo, es una ilusión pensar que en cada ocasión tomaremos la mejor decisión posible y nunca fallaremos; es el balance entre las positivas y las negativas lo que determina si una carrera fue exitosa o no. Para tomar buenas decisiones de manera consistente es condición sine qua non que el líder posea una gran cantidad de autoconocimiento. Como señalan las investigaciones de los sicólogos Dan Ariely y Daniel Kahneman, entre otros, no somos aquellos sujetos perfectamente racionales que hemos creído ser. Por el contrario, tenemos numerosos sesgos y prejuicios que influyen de una manera u otra en las decisiones que tomamos. Ser consciente de ellos hará posible que cometamos menos errores de juicio. El buen juicio y buenos equipos están en el corazón del arte de liderar bien. Si te ha gustado el artículo ayúdame a difundirlo y compártelo. Gracias
0 Comentarios
Tu comentario se publicará tras haber sido aprobado.
Dejar una respuesta. |
Tu privacidad está a salvo, tu correo no será compartido con nadie
pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
Archivos
Agosto 2022
|