"Sólo ponga un día de trabajo tras otro. Esa es la forma en que aparece. Y esa es la única forma en que funciona" —John Steinbeck
Cuando el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi escribió al padre del management, Peter Drucker, invitándolo a participar en su monumental estudio sobre la creatividad, este último amablemente declinó la invitación argumentando que él no creía que existiera tal cosa. Dijo, además, que lo único que él hacía era trabajar todos los días, y si alguien lo consideraba creativo, era debido a su disciplina de trabajo.
La creatividad ha sido cubierta por un manto metafísico que ha originado confusión a su alrededor. Cuando hablamos de ella, es común encontrarla junto a términos como musas, inspiración, genio, don… Lo anterior ha hecho que pensemos que los creativos son seres con dones que no están disponibles para el resto de los mortales. Sin embargo, cuando las personas creativas son preguntadas por el origen de su talento, la inmensa mayoría ofrece una respuesta más terrenal: la creatividad es hija del trabajo. Del trabajo duro. (aunque algunos de ellos, pocos, realmente creen en las hadas). Producir ideas originales requiere un enorme esfuerzo, no son chispazos que aparecen de la nada, como a menudo sugieren las historias sobre manzanas que caen y eurekas en la bañera. Si, los chispazos ocurren, pero surgen después de haber trabajado sobre una idea durante algún tiempo. Para producir buenas ideas debemos dedicar tiempo y esfuerzo a crearlas. El problema es que nuestro cerebro es perezoso y tiende a conformarse con la primeras ideas que produce, las cuales, por lo general, son las más comunes; en las primeras que todos pensamos. Llegar a ideas originales exige reprimir la tentación de conformarnos con las primeras que aparecen. Es necesario continuar explorando, cavar con mayor profundidad. Darle tiempo a nuestra mente para que establezca conexiones entre conceptos aparentemente desconectados. David Ogilvy, uno de los más grandes publicistas de todos los tiempos, describió el arduo proceso que tenía que llevar a cabo para crear sus exitosos anuncios. En el, hay poco de ayuda divina y mucho de transpiración (aunque en casos de sequía, el ron echaba una mano): Voy a casa y me siento en mi escritorio. Encuentro que estoy completamente sin ideas. Me pongo de mal humor. Si mi mujer entra en la habitación, le gruño. (Esto ha empeorado desde que dejé de fumar).
Otro tanto ocurre a el cantautor, poeta y novelista canadiense, Leonard Cohen, quien describe así su lucha por crear:
Estoy escribiendo todo el tiempo. Y cuando las canciones comienzan a ensamblarse, no hago otra cosa que escribir. Me gustaría ser una de esas personas que escriben canciones rápidamente. Pero no soy así. Me toma mucho tiempo descubrir cuál es la canción. Así que estoy trabajando la mayor parte del tiempo.
Crear es una opción que está al alcance de todos. Aunque eso no significa que todos vamos a ser creativos; no todas las personas están dispuestas a realizar el esfuerzo que ello exige. Pero ya lo sabes, solo depende de ti.
2 Comentarios
22/8/2015 05:54:56 am
No hay que confundir la creatividad con la genialidad. Para la primera, recomiendo esta web:
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23/8/2015 02:22:06 am
Es una mezcla de ambas, pero si constancia y esfuerzo no va a surgir.
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pablo a. arangoLector. Escritor. Coach. Emprendedor. Puedes apoyar a Las Notas del Aprendiz entrando a Amazon a través de este enlace
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