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La gran coreógrafa Twyla Tharp sobre la creatividad, ¿hábito o genialidad?

15/11/2016

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"Yo leo para crecer, creo firmemente que lo que eres hoy y lo que serás en cinco años dependerá de dos cosas: la gente que conoces y los libros que lees" —Twyla Tharp

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Gracias a Kent G. Becker por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Estaba yo conversando con un amigo que tiene un restaurante, me contaba lo mucho que disfrutaba del permanente contacto con sus clientes.

Basta con verlo durante unos minutos para darse cuenta que es así. La alegría y la cordialidad con que atiende a sus visitantes le sale natural.

Sin embargo, es también cierto que trabajar en un restaurante que abre desde primera hora de la mañana y cierra después de la cena, resulta agotador e impide disfrutar de muchas cosas que otros disfrutamos.

“Tu lo tienes más fácil —me dijo— estás sentado en casa frente al ordenador tranquilito escribiendo”.

La verdad es que no me puedo quejar, como él, también disfruto lo que hago y me siento privilegiado por ello.

Hay muchos trabajos que son de verdad duros de realizar, la hostelería es uno de ellos: largas horas y un gran desgaste físico.

No obstante, enfrentarse todos los días a una página en blanco, estrujándose la cabeza en busca de ideas útiles e interesantes que puedan ser de provecho para los lectores no es un desafío menor.

En muchas ocasiones me he pasado dos horas mirando la pantalla sin que nada aparezca. Cero. Lo peor es que durante esas dos horas se supone que has estado trabajando; sin embargo, no has producido nada.

La minería también es trabajo duro, y sospecho que algunos mineros, enfrentados a la página en blanco durante varios días, gustosamente se levantarán de la silla y se irán de nuevo a continuar excavando.
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La famosa y consumada coreógrafa Twyla Tharp, en su delicioso libro The Creative Habit, expresa la dificultad de la creatividad:
Para algunas personas, el espacio vacío (la tarea de comenzar desde cero y recorrer el camino hacia la creación de algo terminado, hermoso y satisfactorio) simboliza algo profundo, misterioso y aterrador… Algunas personas encuentran este momento, el momento anterior al inicio de la creatividad tan doloroso que simplemente no pueden lidiar con él. Se levantan y se alejan de la computadora, el lienzo o el teclado; se toman una siesta, o se van de compras, o quedan para almorzar, o se ponen a hacer las tareas domésticas. Procrastinan. En su forma más extrema, este terror paraliza totalmente a la gente.
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Sobre el esfuerzo creativo siempre se asoma la sombra de la genialidad. Son muchos los que todavía piensan que las ideas novedosas son producto de un susurro celestial.
Es el eterno debate, nacido en la era romántica, entre las creencias de que todos los actos creativos nacen de (a) algún acto trascendente e inexplicable de inspiración dionisíaca, un beso de Dios en tu frente que te permite dar al mundo 'La Magia Flauta', o (b) trabajo duro.

Si no es obvio ya, yo estoy del lado del trabajo duro. Es por eso que este libro se llama El hábito creativo. La creatividad es un hábito, y la mejor creatividad es el resultado de buenos hábitos de trabajo. De esto se trata en pocas palabras.

[...]

Después de tantos años, he aprendido que ser creativo es un trabajo de tiempo completo, con sus propias pautas diarias. Por eso a los escritores les gusta, por ejemplo, establecer rutinas para ellos mismos. Los más productivos comienzan temprano en la mañana, cuando el mundo aún está en silencio, los teléfonos no están sonando y sus mentes están descansadas, alertas y no contaminadas por las palabras de otros. Pueden fijarse una meta para sí mismos: escribir mil quinientas palabras, o permanecer en su escritorio hasta el mediodía. Pero el verdadero secreto es que lo hacen todos los días. En otras palabras, son disciplinados. Con el tiempo, las rutinas diarias se transforman en su segunda naturaleza, la disciplina se convierte en hábito.

Es lo mismo para cualquier persona creativa, ya sea un pintor que encuentra su camino cada mañana al caballete, o un investigador médico que regresa diariamente al laboratorio. La rutina forma parte del proceso creativo tanto como el rayo de inspiración, tal vez más. Y la rutina es algo que está disponible para todos.

La creatividad no es sólo para los artistas. Es para los empresarios que buscan una nueva manera de cerrar una venta; es para los ingenieros que tratan de resolver un problema; Es para los padres que quieren que sus hijos vean el mundo de más de una manera.
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Gracias a Will Brenner por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Pero y Mozart, ¿no era él ​un genio?
No existen genios "naturales". Mozart era el hijo de su padre. Leopold Mozart había pasado por una ardua educación, no sólo en la música, sino también en filosofía y religión. Era un hombre sofisticado y de pensamiento amplio, famoso en toda Europa como compositor y pedagogo. Esto no es noticia para los amantes de la música. Leopold tuvo una influencia masiva en su joven hijo. Me pregunto cuánto de "natural" era este joven. Genéticamente, por supuesto, probablemente estaba más inclinado a escribir música que, digamos, jugar al baloncesto, ya que sólo medía tres pies cuando capturó la atención del público. Pero su primera fortuna fue tener un padre compositor y virtuoso en el violín que pudiera tocar los instrumentos de teclado con habilidad y que, al reconocer alguna habilidad en su hijo se dijera: "Esto es interesante. A él le gusta la música. Vamos a ver hasta dónde nos lleva esto"

El destino, muy a menudo, es tener un padre determinado.

Nadie había trabajado más duro que Mozart. Cuando tenía veintiocho años sus manos estaban deformadas debido a todas las horas que había pasado practicando, actuando y sosteniendo una pluma para componer. Ese es el elemento que falta en el popular retrato de Mozart. Ciertamente tenía un don que lo diferenciaba de los demás. Era el músico más completo imaginable, uno que escribió para todos los instrumentos en todas las combinaciones, nadie ha escrito mejor música para la voz humana que él. Sin embargo, pocas personas, incluso aquellos enormemente dotados, son capaces de la aplicación y enfoque que Mozart mostró a lo largo de su corta vida. Como escribió Mozart a un amigo, "La gente se equivoca pensando que mi arte me viene fácilmente. Te aseguro, querido amigo, que nadie ha dedicado tanto tiempo y pensamiento a la composición como yo. No hay un solo maestro famoso cuya música yo no haya estudiado con mucha diligencia”.
Los creativos no nacen, se hacen. Es sólo trabajo duro. Y todos podemos trabajar de esa manera.
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El dr. James Doty sobre el poder de la visualización para alcanzar tus metas

14/11/2016

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"Tienes que entender que lo que crees que quieres no siempre es lo mejor para ti y para los demás. Necesitas abrir tu corazón antes de usar esta magia para conocer de verdad lo que quieres, de lo contrario, si realmente no sabes lo que quieres y obtienes lo que crees que quieres, vas a terminar recibiendo lo que no querías"

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Decir que los logros alcanzados por James R. Doty son espectaculares es quedarse corto.

Es profesor de neurocirugía en Stanford, director del Centro de Investigación y Educación para el Altruismo y la Compasión de Stanford. Es además inventor, emprendedor y filántropo.

​Y multimillonario.


Lograr todas esas cosas constituye un gran mérito para el común de los mortales, pero sí conocemos las dificultades que tuvo que superar, las angustiosas condiciones en las cuales creció, las cosas adquieren un aspecto épico.

James R. Doty creció en medio de una dolorosa pobreza. Durante su niñez y adolescencia el hambre fue una presencia constante.

Su padre era alcohólico y muchas veces financiaba sus borracheras con el escaso dinero que tenía la familia para comer.

Su madre rara vez actuaba como se espera de una madre. Pasaba gran parte del tiempo en cama, incapaz de levantarse a causa de una incesante depresión. Incluso realizó varios intentos de suicidio.

Su hermano era homosexual y murió de sida. Su otra hermana murió debido a problemas de salud causados por la obesidad.
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La trágica vida del destacado neurocirujano cambió cuando tenía doce años y conoció a Ruth dentro de la tienda de magia de Lancaster, su pueblo natal.

Ruth era la madre del dueño de la pequeña tienda de magia en la cual entró el joven Doty un día de verano. Algo vio ella en él que le hizo querer enseñarle los secretos del control de la atención (mindfulness) y la visualización.

El hambre y la pobreza no desaparecieron de la vida de Doty por arte de magia. Sin embargo, gracias a la meditación aprendió a sobrellevarla de mejor manera y aprendió también cómo programar su mente para hacer sus sueños realidad.

Ruth le pidió a Doty que escribiera una lista con 10 cosas que quería obtener. Durante muchos años estuvo visualizando, al despertar y antes de dormirse, como sería su vida cuando ya hubiera logrado todo lo que deseaba.
Quizá yo no podía cambiar la realidad de nadie, pero sabía que podía cambiar la mía. Sabía que cada una de las cosas de mi lista podía convertirse en realidad.

[...]
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Practicaba cada mañana y cada noche, día tras día, semana tras semana, mes tras mes. De igual manera que los atletas que se visualizan o se imaginan realizando en su cabeza una destreza una y otra vez (el salto perfecto, el hoyo en uno, un home run golpeado por el centro del campo) están cambiando su fisiología y creando patrones neuronales en su mente que realmente permiten a sus músculos desempeñarse de forma diferente, yo estaba usando imágenes visuales para crear nuevas vías neuronales en mi propio cerebro.
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Y la magia funcionó.

Doty se convirtió en un prestigioso y acaudalado neurocirujano y, gracias a inversiones en acciones y a la gestión directa de empresas, también se convirtió en multimillonario.

Para ser claro, la visualización practicada por Doty no le ahorró ni una sola gota de sudor. Para alcanzar sus metas tuvo que trabajar más fuerte que sus más privilegiados compañeros. La visualización lo que hizo fue mantenerlo enfocado en sus metas. Evitando dudas y distracciones que imposibilitaran o dilataran alcanzarlas.
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A pesar de haber obtenido todo lo que deseaba cuando era un niño, se sentía solo y vacio. Su búsqueda implacable de riqueza acabó con su matrimonio y le hizo alejarse de su hija.
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En medio de su colosal éxito, Doty descubrió algo: el dinero no es lo que hace a una persona en realidad feliz.
¿Podría haber entendido yo todo mal? Pensé que quería dinero. La verdad era que había conseguido dinero, pero nunca había suficiente dinero para hacerme sentir como si tuviera suficiente.
Y entonces la vida se encargó de enseñarle una gran lección. Cuando estalló ‘la burbuja de las puntocom’ en el 2000 las acciones del neurocirujano pasaron a valer casi cero, y debido a que muchas de esas inversiones las había financiado con líneas de crédito, su patrimonio pasó a ser negativo. Estaba arruinado.

Para pagar sus deudas tuvo que vender sus múltiples coches, su casa en Italia, su casa en California y la isla en Nueva Zelanda.

Un día, mientras terminaba de vaciar su casa para entregarla a los nuevos dueños, recibió una llamada de su abogado. Resulta que J. Doty había hecho unas semanas antes de perderlo todo una importante donación a causas filantrópicas, pero por distintas omisiones y errores no se habían formalizado los documentos, así que aún podía detener la operación. Si lo hacía, el Dr. Doty podría recuperar una gran parte de su fortuna.
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Sin embargo, el recién arruinado neurocirujano decidió cumplir su promesa, y dio órdenes a su abogado de continuar con los trámites de la donación.
​Sentí algo que sólo había sentido una vez en mi vida, una sensación de estar envuelto por calidez y amor. . . Una sensación de profunda paz interior y una certeza absoluta de que todo iba a estar bien…

Abrí los ojos y cogí el teléfono para llamar al abogado. "Voy a firmar el documento de confianza y donar todo según lo planeado".

Él dijo: "Usted está bromeando, ¿verdad?"

"No, no estoy bromeando. Hazlo."

Cuando estaba colgando el teléfono, le oí decir: "Mierda". Y luego sólo hubo silencio. No tenía millones de dólares, pero seguía siendo neurocirujano. No iba a morirme de hambre. Seguiría siendo rico bajo cualquier estándar, pero no iba a tener una fortuna. Era hora de empezar de nuevo y verdaderamente convertirme en una persona valiosa, cuyo valor no tuviera nada que ver con la cantidad de dólares en su cuenta. Esto era lo que Ruth había querido enseñar a aquel muchacho joven, pero hay algunas lecciones que no se pueden enseñar, y deben ser aprendidas mediante la experiencia para poder ser entendidas de verdad.

En ese momento me sentí libre, libre de seguir la brújula de mi corazón, y eso no tenía precio. El mono que había estado agarrándome tan fuertemente de la espalda y me había conducido con la falsa creencia de que el dinero me haría feliz, que el dinero me daría el control, de repente me soltó y me dejó ir. Aprendí que sólo hay una forma de que la riqueza traiga felicidad, y eso es regalándola. Ahora era libre.

El cerebro tiene sus misterios, pero el corazón tiene secretos que yo estaba decidido a descubrir. Mi búsqueda había comenzado en la tienda de magia y me había llevado a un viaje hacia el interior, pero ese viaje no había terminado. Sabía que tenía que viajar también hacia afuera. La mente quiere dividir y mantenernos separados. Nos enseña a compararnos, a diferenciarnos, a luchar por conseguir lo que es nuestro, porque sólo hay poco alrededor. El corazón, sin embargo, quiere conectarnos y quiere compartir. Quiere mostrarnos que no hay diferencias y que al final todos ​somos iguales. El corazón tiene una inteligencia propia, y si aprendemos de ella, sabremos que sólo conservamos lo que tenemos, dándolo. Si queremos ser felices, hagamos felices a los demás. Si queremos amor, tenemos que dar amor. Si queremos alegría, necesitamos hacer que otros se sientan felices. Si queremos perdón, tenemos que perdonar. Si queremos paz, tenemos que crearla en el mundo a nuestro alrededor.
Todos tenemos un tremendo poder; podemos obtener y realizar grandes cosas. Pero si usamos ese poder de manera egoísta, si solo pensamos en nosotros, si somos codiciosos, terminamos viviendo vidas muy pobres.

La verdadera felicidad, el verdadero éxito, está determinado por la cantidad de vidas que afectamos de manera positiva. Por la cantidad de bien que somos capaces de dar y de crear.

Tu tienes ese gran poder dentro de ti, pero recuerda: "con gran poder viene gran responsabilidad".

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¿Y si la fama nunca llega?

9/11/2016

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"La fama huye de aquellos que la buscan y persigue a aquellos que no le prestan atención"
​—Arthur Schopenhauer

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Ray Allen. Gracias a Basket Streaming por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Cada vez que descubría la historia de un gran artista que murió sin ver su trabajo apreciado, no podía evitar sentir pena.

Acostumbrado a los finales felices de Hollywood, ver la gran injusticia cometida con el héroe de la historia, que muere siendo considerado un don nadie, un perdedor, me parecía excesiva crueldad.

¡Tanto tiempo, esfuerzo y vida utilizados para nada! Si además ese artista tuvo que vivir grandes infortunios y cruel pobreza (como Kafka, por ejemplo), mucho peor.

La lista de personajes que hoy consideramos grandes genios que murieron sin reconocimiento es notable: Kafka, Van Gogh, Bach, El greco... por nombrar solo algunos.

Hoy no pienso igual, ya no me produce la misma pena; mi opinión ha cambiado desde entonces.

Cuando empecé a investigar sobre lo que significa dedicarte a aquello que te apasiona, cuando haces un trabajo que amas, entendí que el gran premio es el trabajo en sí.

La fama, los premios, el dinero son una agradable consecuencia. Pero la gran recompensa es poder hacer ese trabajo.


Arthur Schopenhauer, a quien le faltó muy poco para estar en la lista anterior, pues su trabajo recibió el reconocimiento que merecía casi al final de su vida, lo explica así en el extraordinario Aforismos sobre el arte de vivir: ​
Los... obstáculos a la consecución de la fama ponen de manifiesto que si los autores de obras famosas no las crearan por amor a ellas mismas y por el placer que sienten al hacerlas, sino que necesitasen el estímulo procedente de la fama, la humanidad habría recibido muy pocas obras inmortales, si es que alguna.

[L]a fama es indudablemente algo totalmente secundario, un mero eco, reflejo, sombra y síntoma del mérito, y como lo admirado siempre debe tener más valor que la admiración misma, la verdadera causa de la felicidad no puede yacer en la fama, sino en aquello que permite alcanzarla, es decir, en el mérito mismo o, para ser más exactos, en la actitud y las habilidades que lo hicieron posible.

La fama huye de aquellos que la buscan, y persigue a aquellos que no le prestan atención: pues los primeros se adaptan al gusto de sus contemporáneos, mientras que los segundos lo desdeñan.

Así pues, lo verdaderamente valioso no es la fama, sino lo que hace merecerla… Por lo tanto, quien sólo merece la fama, pero no llega a alcanzarla ya dispone, sin duda, de lo principal.
Schopenhauer nos dice que el gran placer radica en cultivar las habilidades que permiten llegar a ser famoso, y si esta, al final no se presenta, no es gran cosa, el premio mayor ya sea conseguido.

Hace unos días un amigo me envió la carta que la recién retirada estrella de la NBA, Ray Allen, le escribió a su pequeño ‘yo’ de trece años.

​Miremos este pasaje:

Se trata de que hagas tu trabajo cada día, cuando nadie esté mirándote.

Pero quiero que entiendas algo más profundo. Lo importante no son los campeonatos.

Sí, habrá un sentimiento de validación y reivindicación cuando levantes el trofeo por encima de tu cabeza, recordando a todos los que alguna vez dijeron que nunca llegarías a nada.
​
Los campeonatos son casi secundarios comparando con la emoción de levantarte cada mañana y ponerte a trabajar... Son solo la culminación.

En el arduo camino a esos momentos… es donde encontrarás la felicidad.

De verdad te lo digo, desde lo más profundo de mi corazón: lo importante en la vida es el viaje, no el destino. Y ese viaje te cambiará como persona.
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Ray Allen. Gracias a Simplistic Designs por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Lo que Allen, Schopenhauer y tantos otros entendieron, es que cuando te dedicas a hacer el trabajo que amas, no hay recompensa más grande posible. Lo demás queda en lugar secundario.

Si al final no llegan fama, dinero, campeonatos, premios, no hay porque entristecerse. Ya hemos sido felices haciendo lo que amamos. No necesitamos que factores externos validen lo que hacemos. Si nos aprobamos a nosotros mismo, no es necesario nada más.
​

Por ello es tan importante descubrir cuál es el gran trabajo de tu vida. Porque ahí hallarás auténtica y duradera felicidad.

​Hoy me despido con una frase de Oprah Winfrey:
Todo el mundo tiene un llamado. Y tu verdadero trabajo en la vida es averiguar, lo antes posible, cual es, que es lo que estás destinado a ser, y comenzar a honrarlo de la mejor manera posible para ti.
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Conocerse a uno mismo, una labor inacabada

8/11/2016

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"Es el individuo que reconoce lo poco que sabe acerca de sí mismo, quien tiene la oportunidad más razonable de descubrir algo sobre sí mismo antes de morir" —S.I. Hayakawa

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Gracias a Leandro Puca por la imagen (clic sobre ella para más info.)
En una entrevista que escuché hace unos años,  le preguntaron a una escritora (ahora no recuerdo su nombre): “¿Por qué cree usted que algunos hombres maduros le resultan atractivos a mujeres más jóvenes?”.

Y ella respondió: “Siempre es seductor un hombre que sabe lo que está haciendo”.

Muchos años después, cuando se supone que ya soy un hombre maduro, tengo que reconocer que la mayoría del tiempo no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.

Así que, o yo soy un bicho muy raro que no madura; o aquellos hombres maduros tan resueltos (y por lo tanto tan atractivos) no estaban más que fingiendo. Llevaban puesta la careta de la falsa seguridad.

Mi apuesta es que lo último es cierto, lo cual no significa que lo primero no lo sea. Las dos premisas no son excluyentes.

Una de las mayores sorpresas que me he encontrado ahora que paso de los cuarenta, es la cantidad de incertidumbre que todavía hay en mi vida. En muchas ocasiones me siento mas bien como un adolescente que no termina de decidir que rumbo coger.

Y esto último no lo digo con frustración, todo lo contrario, me alegra que sea así. El no saber te obliga a continuar prestando atención, a permanecer curioso y seguir descubriendo nuevas cosas.

Cuando se supone que ya sabemos, dejamos de mirar con interés, y cosas maravillosas, oportunidades únicas, pueden pasar por nuestro lado sin que nos percatemos.

La incertidumbre nace de que somos seres en permanente transformación. Hoy no somos como éramos ayer. Siempre estamos cambiando. Pero debemos estar atentos, porque “todo cambio no es crecimiento. Igual que todo movimiento no es hacia adelante” como afirmó la escritora Ellen Anderson.

Esta metamorfosis continua impide que podamos responder con total certeza a las preguntas ¿quién soy yo? y ¿qué necesito?

Jamás llegamos a tener una imagen nítida de quienes somos. Somos como puzzles, como rompecabezas a los que les faltan piezas.

Pero si prestamos atención, si escuchamos a la tímida voz que se halla en nuestro interior, empezaremos a reconocer una imagen en la cual nos podemos identificar, vemos algo que se parece a nosotros.

Claro está que la imagen nunca estará completa. Cuando encontramos las piezas del puzzle que estábamos buscando, resulta que otras, con las que ya contábamos, se han perdido. Ocurrió que mientras explorábamos no paramos de cambiar. Obligándonos a seguir rastreando, a dejar sin respuesta definitiva la pregunta ¿quién soy yo?

Esto es uno de los encantos de vivir, si nunca terminamos de cocinarnos, significa que la receta siempre puede ser mejorada. Evolucionar es posible en cualquier momento.

Para ello debemos permanecer atentos, seguir curiosos. Nunca considerarnos un caso cerrado. Y seguir disfrutando del viaje.
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¿Es el desarrollo personal egoísta?

7/11/2016

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"Fuerza y ​​crecimiento sólo vienen mediante continuo esfuerzo y persistente lucha"
​—Napoleon Hill

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Gracias a Ben White por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Tienes metas, sueños, ambiciones que deseas ver cumplidas.

Y si te has atrevido a soñar en grande. Si tus aspiraciones son de verdad elevadas. Para hacerlas realidad tendrás que dar lo mejor de ti.

No basta con tímidos y lánguidos esfuerzos. El éxito demanda capacidad y esfuerzo.

Para llegar a la meta tienes que estar en forma. Tienes que estar bien preparado. Operar a tu máximo nivel.

Ser capaz de desempeñarte a toda capacidad, el nivel que demanda tus ambiciosas metas, hace necesario que te comprometas con tu desarrollo personal.

​Las grandes metas te obligan a crecer. El crecimiento requiere tiempo, esfuerzo y disciplina. Pero es imprescindible.


¿Cómo se llega a un desempeño superior? Cultivando un desarrollo holístico que te mejore en todos los aspectos.

Necesitarás dedicar tiempo a cultivar tu intelecto. Libros, conferencias, talleres, cursos… todos ellos te ayudarán a adquirir nuevas habilidades que te permitan seguir avanzando. Varias investigaciones señalan que la lectura y el aprendizaje constante son LOS factores claves en el éxito profesional.

Necesitarás  cuidar de tu cuerpo. El ejercicio, la nutrición apropiada y el descanso son los pilares del cuidado de la salud. Es muy difícil tener una mente ágil, precisa y creativa, si nuestro cuerpo no está en buenas condiciones. La actividad física y un sueño reparador propician el buen funcionamiento del cerebro, nuestra principal herramienta en la era del conocimiento.

Necesitas cuidar de tu espíritu. Un estado emocional positivo; alegre y optimista, expande tus capacidades mentales. Por el contrario, el estrés crónico y la tristeza, la disminuyen. Por otro lado, una persona alegre y amable atrae a otras personas a su lado. Las personas significan oportunidades.

Ser tu mejor tú no es un trabajo menor. Actualizar y optimizar tu rendimiento va a requerir que dediques un tiempo considerable a tu desarrollo personal.

Las horas que pases en el gimnasio, meditando y leyendo son horas que echarán en falta familiares y amigos. Incluso puede que pienses que estás actuando de manera egoísta por dedicar tanto tiempo a cuidarte.


Pero no es así:
El cuidado de uno mismo —comenta el lúcido Parker Palmer-- nunca es un acto egoísta; es simplemente la buena administración del único don que tengo, el único regalo que puedo poner sobre la tierra para ofrecer a otros. Cada vez que podemos escuchar a nuestro verdadero yo, y le damos el cuidado que requiere, lo hacemos no sólo para nosotros mismos, sino para los muchos otros cuyas vidas tocamos.
La magnitud de la contribución que podamos realizar al mundo, la cantidad de bien que podemos derramar sobre aquellos que están a nuestro alrededor, está determinada por nuestro grado de desarrollo personal.

Para poder hacer más, dar más; debemos ser más.

Cuando comenzamos a recorrer la ruta del crecimiento personal todas las personas a nuestro alrededor se benefician. Una persona más feliz, positiva, compasiva y comprensiva tiene una influencia directa sobre las personas con las cuales interactúa.

Mejorar nuestros patrones de pensamiento y nuestro comportamiento; esforzarnos por ser cada vez mas creativos, cálidos, tranquilos nos permite causar un mayor impacto en la vida de las personas que más valoramos.

Así que ocuparte de tu crecimiento no es un acto de egoísmo. Ser tu mejor tú es el gran obsequio que puedes dar a las personas a tu alrededor. A todos nosotros. Y lo necesitamos.
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El mejor ejercicio para mejorar tu salud general, según uno de los mejores entrenadores del mundo

6/11/2016

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"Un cuerpo débil debilita la mente" --Jean-Jacques Rousseau

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Cuando era más joven mi filosofía sobre el deporte era muy distinta.

Si no era intenso, si no me ponía las pulsaciones a mil y si no sudaba por litros; no contaba.

Miraba con desdén todas aquellas actividades físicas de baja intensidad. Me parecían de flojos.

Y, ¿qué buscaba haciendo deporte? Pues lo que todos: estar más saludable, despejar la mente, reducir el estrés… ¡Mentira cochina!

Con 20 años uno se siente inmortal, no repara para nada en el paso de los años ni piensa en la salud.

​En esas cosas uno se fija cuando empiezan a faltar. Como a esa edad, vida y salud abundan, se derrochan sin recato.


Lo que en realidad buscaba era tener un cuerpo decente para poder triunfar con el sexo opuesto. Lo demás es cháchara.

Hoy las cosas son distintas. Por fortuna los años traen (algunas veces, no siempre) sabiduría y sosiego.

Ahora mi principal objetivo en cuanto a actividad física SI es mantenerme saludable y reducir al máximo, los efectos negativos del inevitable paso de los años.

Esta nueva actitud no significa que haya abandonado del todo la cuestión estética. Las cosas como son: unos bíceps fuertes y el vientre plano son como la buena educación, jamás pasarán de moda. ;)

Steve Maxwell es uno de entrenadores de fuerza y acondicionamiento físico más reconocidos del mundo. Y su filosofía sobre el ejercicio está encaminada hacia la conservación de la funcionalidad del cuerpo, la salud y la longevidad.

Según Maxwell un buen programa de ejercicios (para todas las edades) debe producir estos cinco resultados.

  1. Aumentar la fuerza.
  2. Aumentar la resistencia muscular. (Es decir, la capacidad de sostener un esfuerzo físico por un tiempo prolongado.)
  3. Mejorar la función cardio-respiratoria.
  4. Aumentar la flexibilidad y la movilidad.
  5. Disminuir el riesgo de lesiones.

Y según también el estudioso entrenador, el único ejercicio que logra esos cinco objetivos a la vez, es el entrenamiento de fuerza, ya sea que se realice con pesas o utilizando el peso del cuerpo.
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Ahora bien, antes de que abandones los agradables paseos andando, cuelgues la raqueta o vendas la bici, es necesario recordar que cualquier ejercicio es una bendición para nuestro cuerpo y para nuestro cerebro. Lo que afirma Steve Maxwell es que el entrenamiento de fuerza es la forma más eficiente de obtener todos los beneficios.

Por si esto fuera poco, investigadores de la Universidad de Sydney, publicaron recientemente un artículo en el cual destacan las mejoras en las funciones cognitivas como consecuencia del entrenamiento de fuerza.
Lo que encontramos en este estudio de seguimiento es que la mejora en la función cognitiva se relaciona con las ganancias de fuerza muscular. Cuanto más fuerte se hicieron los participantes, mayor fue el beneficio para su cerebro. —afirmó el autor principal del estudio, el Dr. Yorgi Mavros, de la Universidad de Sydney—.
No obstante, el ejercicio aeróbico también produce enormes beneficios al cerebro. Algunos estudios incluso apuntan a que sobrepasa las ganancias cognitivas obtenidas mediante el uso de pesas.

Pero bien, lo más importante no es el tipo de ejercicio, lo importante es hacer algo. Así que dejemos esta pantalla por un rato y vamos a movernos.
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Los peligrosos sesgos

3/11/2016

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"Los hombres juzgan las cosas de acuerdo con la condición de su mente y prefieren imaginar cosas que entenderlas" —Baruch Spinoza

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Gracias a Chris Scott por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Durante un tiempo, cada mañana estuve realizando un pequeño juego bastante tonto.

Suelo tomar el café en distintas tazas, no tengo una favorita. Y para escoger en cual bebería ese día, abría la estantería, les daba un vistazo a todas, y luego ‘pretendía’ escoger la que más me apeteciera. La que más buena vibra me diera.

Después de varios días realizando la misma rutina me di cuenta de que mis elecciones no eran neutrales y que estaban muy condicionadas.

Aunque le daba un vistazo a todas las tazas, casi todas las veces la ganadora era la primera que veía. La primera en asomar.

Esta tendencia que tenemos los seres humanos a escoger sobre lo primero que vemos o lo que tenemos más a mano, se conoce en psicología como sesgo (o heurística) de disponibilidad.

Los sesgos cognitivos son atajos que usa el cerebro para tomar decisiones y el de disponibilidad es solo uno de ellos.

Estos atajos mentales han resultado muy útiles para los seres humanos en situaciones de supervivencia, donde es necesario actuar con rapidez y el exceso de análisis es un lujo que puede llevar a la desaparición (es decir, a ser devorado).

Los sesgos cognitivos que poseemos son muchos y muy variados (lista aquí). Y aunque en ocasiones pueden ser de mucha ayuda, en otras nos pueden llevar a actuaciones u opiniones irracionales.

Recuerdo una conversación que tuve con alguien que venía de Estados Unidos a pasar vacaciones a España. Esta se quejaba de que ​“la mayoría” de los inmigrantes (aunque ella misma era también inmigrante) constituían una carga para las finanzas del país.

Su opinión se fundamentaba en algunos episodios en los cuales observó a familias inmigrantes solicitar atención médica gratuita.

Unos pocos ejemplos bastaron para que se formara una opinión “racional y fundamentada”.

Sin embargo la realidad es muy distinta. Las estadísticas señalan que los grupos que más están creando empresas (y por lo tanto puestos de trabajo) en EE.UU. son los inmigrantes y las mujeres.

Otro ejemplo de sesgo de disponibilidad es la percepción de seguridad. Aunque vivimos en la época más pacífica de la historia, debido a la avalancha de informaciones negativas con la que nos bombardean los medios de comunicación, percibimos al mundo como un lugar cada vez más inseguro.

Ser conscientes de los muchos sesgos que poseemos es un requisito necesario si queremos aprender a tomar buenas decisiones y a actuar de manera razonable.

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Ayudar escuchando

2/11/2016

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"Si amamos a alguien debemos practicar escuchar. Al escuchar con calma y comprensión, podemos aliviar el sufrimiento de otra persona" —Thich Nhat Hanh

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Gracias a Harli Marten por la imagen (clic sobre ella para más info.)
Estaba yo leyendo en el parque mientras mi hija jugaba con algunas amiguitas, cuando dos jóvenes madres se pusieron a conversar muy cerca de donde yo estaba. Tan cerca que podía oírlas con claridad.

Resulta que una de las madres estaba teniendo una semana difícil: algunos contratiempos y discusiones con personas cercanas.

Y su amiga, tal como hacen las amigas (y los amigos, ambos procedemos igual), a medida que iba escuchando las congojas de su compañera iba también disparando consejos y “soluciones”.

La atribulada madre, no se si por azar o lo había previsto así, estaba contando sus cuitas en estricto orden ascendente: de lo más simple a lo más complejo; de lo intrascendente a lo dramático.

Así que su amiga cada vez tenía más dificultades para sacar del sombrero sus mágicas soluciones.

Hasta que llegó el momento en que se dio por vencida y dijo: “Pues no se que decirte, no conozco la situación lo suficiente para aconsejarte”.

Y la otra respondió: “No te preocupes, lo que yo necesito es desahogarme”.

Y, si, eso era todo. Nuestra afligida madre lo único que quería era un oído amigo, amable y compasivo, en el cual descargar sus dificultades. No deseaba soluciones apresuradas ni superficiales.

La mayoría de las personas que se acercan a nosotros a contarnos sus dificultades lo que buscan es a alguien que los escuche, que los escuche de verdad. Con empatía y sin juzgar.

Todos los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos escuchados y comprendidos. Necesitamos un lugar seguro donde descargar y ventilar nuestros asuntos.

Pero hacemos lo contrario, de inmediato sale a relucir el yo-lo-arreglo-todo-al-instante que llevamos dentro. Entonces empezamos a lanzar consejos frívolos y poco meditados.

Quizá con quien peor lo hacemos es con nuestros hijos. Como padres, queremos ayudarlos y apoyarlos en todo, queremos ahorrarles todo el sufrimiento que podamos.

Por ello, cuando acuden a nosotros con sus dificultades, en lugar de regalarles atención ininterrumpida, de inmediato entramos en modo escúchame-lo-que-te-voy-a-decir y no les damos la oportunidad de explicarse y sentirse comprendidos.

Cuando damos a las personas espacio y atención, con frecuencia encuentran dentro de sí mismas las respuestas que necesitan.

Escuchar es dar amor. Escuchar no es fácil. Requiere paciencia, compasión y dejar de centrarnos en nosotros mismos (tarea complicada) y poner el foco de atención en los demás.

Cada uno de nosotros podemos dar mucho a nuestros seres queridos solo prestándoles atención. Demostrándoles que lo que tienen para decir nos interesa, que sus asuntos son también nuestros asuntos.

Así que la próxima vez que te vengan a contar algo, escucha. No interrumpas. Presta atención. Regala amor.
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Escalar sin dificultades

1/11/2016

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"Permíteme abrazarte, amarga adversidad, porque dicen los sabios que eres el camino más sabio" —William Shakespeare

Imagen
Gracias a Vincenzo di Giorgi por la imagen (clic sobre ella para más info.)
El poeta David Whyte, autor de un estupendo libro que estoy releyendo, The Three Marriages, también ha sido un apasionado de la escalada. Incluso durante algunos años ha sido instructor de dicha práctica.

Cuenta Whyte que en algunas ocasiones, en medio de las prácticas, a los escaladores principiantes los paraliza el miedo.

Se ven incapaces de dar el siguiente paso, juzgan que no tienen el apoyo necesario y que si se mueven irremediablemente caerán al vacío.

Lo que esas almas aterrorizadas desean en ese momento es que algo o alguien se materialice (un helicóptero, su ángel de la guarda, una virgen  o cualquier otro ser celestial) y los eleve directo hasta la cima.

Sin embargo, si esto ocurriera, el escalador dejaría de ser escalador, su ascenso a la cima carecería de mérito y significado alguno.

Se habría visto despojado de todo el placer que ofrece esta práctica.

En algunas ocasiones, en la vida, cuando nos enfrentamos a complejos desafíos, a contratiempos dolorosos, o luchamos por alcanzar objetivos distantes, nos comportamos como los escaladores aterrorizados.

También quisiéramos ser mágicamente transportados hasta la cima, salvados del peligro, exonerados del dolor; privándonos de esta manera no del placer de escalar, sino de la satisfacción de vivir. Porque en la vida, al igual que en la montaña, la mayoría de la diversión, del crecimiento, ocurre durante el trayecto, no en la cumbre.

Quisiéramos que nuestro sobrepeso se evaporara “sin necesidad de aburridas dietas ni agotadores ejercicios”. Que un par de pastillas deshagan todo el daño causado por años de malos hábitos. Que de nuestra guitarra, con solo un par de clases, salieran hermosas melodías. Que el dolor de la ruptura se desvanezca durante la noche y amanezcamos otra vez alegres y llenos de optimismo.

Por fortuna la realidad es muy distinta.

Toda gran conquista exige esfuerzo, disciplina, paciencia, sacrificio. Ningún gran propósito carece de dificultades. Porque son los obstáculos que superamos en la vida los que hacen que valga la pena vivir.

Que triste sería una vida en la que todo nos fuera dado y nada nos costara.


No es casualidad que algunos de los seres humanos más espléndidos que han existido sean aquellos que ha superado enormes dificultades. Las aguas mansas no forjan grandes marineros.

​Para finalizar, una frase de Malcom X:

No hay nada mejor que la adversidad. Cada derrota, cada angustia, cada pérdida, contiene su propia semilla, su propia lección sobre cómo mejorar su desempeño la próxima vez.
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    Lector. Escritor. Coach. Emprendedor.
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