"El coraje de un gran líder para cumplir su misión proviene de su pasión, no de su posición"
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"Nunca confunda movimiento con acción" —Ernest Hemingway
Al comenzar cada día escribía en mi cuaderno el catálogo de actividades que quería dejar hecho ese día. Luego, empezaba a trabajar quitándome la mayor cantidad de tareas posibles en el menor tiempo.
Resulta que muchas de las tareas que iba realizando al principio del día eran las facilonas, aquellas que tienen poco impacto en mis metas de largo plazo. Pero cómo se siente bien ir avanzando y tachando, imaginándome súper productivo, así lo iba haciendo.
Incluso muchas veces he escrito en la lista tareas ya hechas, solo por el placer de tacharlas y ver al final del día ¡cuántas cosas he terminado!
Esta forma de llevar la lista de tareas es la que los expertos dicen que se hace más para consolar y animar al ego, que para estimular la verdadera productividad.
Lo que dicen las investigaciones que deberíamos hacer es anotar, en la parte superior de la lista, nuestra meta más ambiciosa, la difícil, la que parece inalcanzable. Con la que de verdad suspiramos: escribir un libro, montar tu propio negocio, realizar un doctorado, tener abdomen con tableta…
Resulta que tener un recordatorio constante de que estamos trabajando por algo realmente importante para nosotros, evita que caigamos en la tentación de perder tiempo después de haber concluído algunas tareas menores.
Muchas veces, después de haber realizado cosas triviales me obsequiaba con un (inmerecido) tiempo de ocio; visitar las páginas de la prensa deportiva, algunos videos en YouTube o navegar por internet sin objetivo alguno. Cuando miraba de nuevo el reloj, habían pasado 30 o 40 minutos (argg).
También me ha ocurrido que, aun habiendo realizado todas las tareas que tenía en la lista, al final del día no sentía plena satisfacción. En mi interior sabía que podía haber hecho más y que podía haberlo hecho mucho mejor.
Tener siempre visible mi meta principal me recuerda que cada minuto cuenta, que falta mucho para llegar a donde quiero llegar, así que no me puedo permitir perder más tiempo del necesario, debo descansar lo justo, para estar en óptimas condiciones para el siguiente intervalo de trabajo.
Las metas de largo plazo nos ayudan a evitar la complacencia, a pensar que ya hemos hecho suficiente y que nos merecemos una tregua. Si no nos esforzamos de verdad es muy difícil que logremos aquello que tanto anhelamos.
Es la combinación de objetivos de corto plazo con los de largo la que produce la magia. Ir tachando tareas nos crea la sensación de progreso, crea 'momentum', lo cual es un poderoso motivador. Y la meta de largo plazo nos pone los pies sobre la tierra, recordándonos que todavía queda mucho camino por recorrer.
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"Las batallas más grandes que tendrá que luchar son contra usted mismo, y usted debe ser siempre su rival más difícil. Siempre debe exigirse más a sí mismo de lo que otros le exigirán. La vida puede ser complicado. La verdad no lo es ". —Tim Grover
Hace quizá un par de meses estuve a punto de abandonar uno: Relentless (Implacable), pero mi testaruda maña me impidió hacerlo.
No es que el libro fuera infumable, sino que me pareció que era más largo de lo que debía ser. Con un 30% menos de páginas habría quedado mejor.
El libro fue escrito por Tim Grover, entrenador personal de leyendas como Michael Jordan, Kobe Bryant y Dwyane Wade. Y en él explica como lo que distingue a los buenos de los que alcanzan nivel de leyenda es la mentalidad.
El grado de compromiso de los superclase con su profesión no tiene comparación. Kobe Bryant, por ejemplo, el día que firmó su primer gran contrato, cuando oficialmente se convertía en millonario, en lugar de organizar una megafiesta y celebrar, se fue al gimnasio a entrenar en solitario.
Michael Jordan realizó una de las gestas más heroicas e inspiradores en la historia del deporte, El ‘Flu’ Game (El juego de la gripe). El 11 de Junio de 1997 se disputaba en Chicago el quinto partido de las series finales entre los Bulls y los Utah Jazz; la serie estaba igualada (2-2), por lo que el partido se suponía decisivo. El día anterior Michael llamó al personal médico de los Bulls porque se sentía indispuesto. Fue diagnosticado con una especie de virus estomacal y le comunicaron que ‘ no hay forma que pueda jugar ese partido’.
Jordan estuvo en cama las siguientes 24 horas. Se cuenta que perdió varios kilos y que estaba deshidratado. Sin embargo, a la hora del partido se presentó, lo jugó y lo ganó.
Aunque al principio del juego estuvo desastroso y los Jazz ganaban con comodidad, luego, cuando su equipo más lo necesitaba, emergió el gran Jordan y lideró la victoria de los suyos en ese decisivo encuentro.
Los Implacables (como les llama Grover a quienes alcanzan esa mentalidad y compromiso) no permiten que nadie ni nada se interponga en su carrera por ser los mejores. No escatiman ningún sacrificio, no huyen del dolor, no se rinden ante el cansancio. Hacen lo que tienen que hacer para llegar hasta la cima, no importa el precio que tengan que pagar por ello.
Lo que me ha resultado más sorprendente del libro es que, aunque no me pareció ninguna maravilla y estuve a punto de abandonarlo, está teniendo una gran influencia en mi. Cada vez que estoy agotado o poco motivado, y tengo ganas de abandonar lo que estoy haciendo y ‘continuar mañana’, me acuerdo de los Implacables sigo trabajando.
Esta semana incluso he tenido mi propio ‘Flu Game’, no se que virus me ha caido, pero he estado toda la semana indispuesto, obligándome a pasar varios días en cama.
Sin embargo, cuando por mi cabeza pasaba la idea de excusarme con los lectores por no poder escribir el artículo, me imaginaba explicandole a Michael Jordan que no escribí un post porque me dolía un poco el cuerpo. Su reacción sería algo como esto:
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"Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que conquista ese miedo" —Nelson Mandela
"Si alguien le dice que una determinada persona está hablando mal de usted, no se justifique sobre lo que dicen, en su lugar responda: «el no conocía mis otras fallas, de lo contrario no habría mencionado solo esa»" —Epicteto
La humildad precisamente no está pasando por su momento más popular. Aunque la popularidad nunca ha sido su anhelo. El mundo de hoy no es el entorno más propicio para que florezca. Con sus redes sociales y su marca personal, nos lleva en la dirección contraria.
Hoy existe un afán generalizado por figurar, por mostrar, a través de las redes sociales, una vida editada con minuciosidad.
Hacemos algo parecido a lo que hacen los noticieros con los resúmenes de los momentos destacados de los partidos. Mediante un cuidadosa selección hasta el partido más soso parece lleno de vértigo y emoción.
Lo mismo hacemos con nuestras vidas, publicamos los momentos célebres, aquellos donde se entrevé que vivimos una vida llena de aventuras y de experiencias que quitan el aliento.
¿Por qué es tan importante la humildad? Porque es mediante el ejercicio de la humildad como podemos de dejar de justificar nuestras deficiencias, abrazarlas y empezar a recorrer el camino que conduce a la mejoría.
Si de verdad queremos crecer, ser mejores personas, lo primero es reconocer con humildad donde nos quedamos cortos, de qué pata cojeamos. Una vez hacemos esto ya podemos trabajar en las soluciones, de lo contrario viviremos en permanente estado de negación.
Si la humildad es la madre de todas las demás virtudes, el coraje es el padre. “Coraje no es —afirmó C.S. Lewis— simplemente una de las virtudes, sino la forma de cada virtud cuando es puesta a prueba”.
Vivir una vida virtuosa no es fácil, si lo fuera estaríamos llenos de Mandelas, Gandhis y Madres Teresas, pero no lo estamos. Es el coraje el que permite ejercer las demás virtudes.
Se necesita coraje para decir siempre la verdad, incluso cuando una pequeña mentira puede ahorrarnos un gran disgusto.
Se necesita coraje para mantenerse alegre y optimista en medio de los momentos más difíciles.
Se necesita coraje para perdonar cuando aún nos duele la herida.
Se necesita coraje para perseverar después de haber fracasado muchas veces.
Cualquier virtud que quieras cultivar demandará coraje. Sin él no existen las demás.
La práctica de la virtudes nos permite desarrollar nuestro carácter. Nos ayuda a convertirnos en mejores personas y evitar vivir vidas superficiales, de esas que sólo están guiadas por la búsqueda de riqueza y estatus. No una vida ordinaria, sino una extraordinaria.
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"Usted es solo tan perezoso o falto de fuerza de voluntad como cree que es" —Ken Christian
Los participantes de la investigación se dividieron en dos grupos, uno tenía que resistir la tentación de comer rábanos y el otro resistir la tentación de comer chocolates.
Después se le pidió a cada grupo que resolvieran un problema sin solución. El grupo que había realizado el “heroico” esfuerzo de resistirse a los rábanos trabajó en el problema casi el doble de tiempo que el grupo del chocolate.
La conclusión del estudio fue que dado que resistir el impulso de comer chocolate exigía una mayor fuerza de voluntad, esta se les había agotado al grupo que tuvo que resistirse a él y por eso abandonaron el problema más pronto.
Gracias a este y a otros experimentos más es que predomina la opinión de que la fuerza de voluntad es un recurso finito.
Como resultado de dicha conclusión, la recomendación general hoy es no implementar varios cambios de hábitos al mismo tiempo.
Si deseas dejar de fumar, alimentarte sanamente y ser más activo, debes atacar un problema a la vez, pues si se hace todo junto nuestra fuerza de voluntad colapsará y terminaremos derrotados en todos los frentes.
Sin embargo, nuevos experimentos y la revisión cuidadosa de anteriores investigaciones están empezando a cambiar esa idea.
Según los nuevos hallazgos, el factor más importante en nuestra fuerza de voluntad es la opinión que tengamos sobre ella. Si pensamos que es finita o infinita, en ambos casos estaremos en lo cierto.
Al parecer, la creencia que sostenemos sobre la fuerza de voluntad es una profecía autocumplida.
Aquellos que piensan que es finita después de una tarea fatigosa sienten la necesidad de descansar. Mientras que los que creen que es un recurso inagotable conservan el empuje y continúan esforzándose.
Un estudio realizado por la Universidad de California dividió a un grupo de 31 estudiantes en dos grupos. Uno, el grupo de control, continuó con su vida sin cambio alguno. El otro fue sometido a una renovación total.
El segundo grupo debía hacer ejercicio varias veces por semana, seguir una dieta saludable, practicar meditación, asistir a terapias de reducción del estrés. También les fue dada formación sobre nutrición y cómo dormir mejor, además debían registrar en un diario la cantidad de ejercicio, su dieta, los patrones de sueño y estado de ánimo.
Después de seis semanas el grupo de control no mostró cambio alguno. Por el otro lado, el grupo del reacondicionamiento total estaban sustancialmente más fuertes, más en forma y flexibles. Se desempeñaron mejor en pruebas de razonamiento, atención y memoria de trabajo. También reportaron sentirse más felices y más calmados; su autoestima era mucho más alta. Las imágenes tomadas a sus cerebros mostraron signos de un mejoramiento de su capacidad para permanecer concentrados.
Mi experiencia personal es casi exacta a la de los que recibieron la remodelación completa.
Cuando decidía cambiar de hábitos lo hice todo de una. Empecé a hacer ejercicio, seguir una dieta saludable, a meditar todos los días, llevar un diario. También consumía una cantidad extraordinaria de información sobre nutrición, ejercicio y bienestar en general. Y cómo los estudiantes universitarios, se hizo evidente que mi autoestima era mucho más fuerte.
Aún hoy, dado que siempre tenemos muchas cosas que mejorar, acostumbro a trabajar sobre varios aspectos a la vez. Hasta ahora sigue funcionando.
Ahora ya lo sabes, si lo deseas puedes arrancar todos los males de una vez, en lugar de podarlos uno por uno. El primer paso es creer que es posible.
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pablo a. arango
Lector. Escritor. Coach. Emprendedor.
Las Notas del Aprendiz está dedicado a ayudarte a comprender que significa vivir una gran vida y como puedes conseguirlo.
Mi misión: Inspirar y guiar la transformación de las personas. Contribuir para que sean su mejor versión y puedan vivir con mayor felicidad y satisfacción.
Espero disfrutes la conversación
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